Los habitantes de los departamentos del pasillo de Ovidio Lagos 532 vivieron momentos dramáticos alrededor de las 23 del domingo cuando se desplomó buena parte de una alta medianera que los separa del lote vecino, donde tiempo atrás demolieron una antigua vivienda y habían iniciado una nueva construcción, que se presume era un edificio. Afortunadamente no hubo heridos, pero los departamentos quedaron inhabitables. Las dudas ayer estaban puestas sobre el permiso de demolición y el de construcción. Este diario no pudo confirmar si la obra estaba autorizada por el municipio.
“Estábamos en casa y de repente escuchamos una explosión, era la medianera que se vino abajo, nos asustamos mucho, no sabíamos de dónde venía el ruido y comenzó a temblar todo, fue horrible”, relató María Eugenia Cardinale, una de las inquilinas.
Tanto ella, su pareja y los demás vecinos trataron de salir del lugar pero la polvareda, los escombros y la incertidumbre en la oscuridad de la noche dificultaron el escape por el pasillo angosto de Ovidio Lagos 532. Si bien la construcción de Ovidio Lagos 522 había sido una amenaza desde la demolición de la vivienda que había en dicho terreno, los vecinos nunca esperaron este desenlace.
Graciela Dedomenici es propietaria del departamento que alquilan María Eugenia y su novio y advirtió sobre la “falta de permiso de obra y la falta de controles”.
“Hace unos meses una empresa compró el terreno y en tan sólo dos horas demolieron la casa antigua que había. Parecía que la habían dinamitado, fue todo tan rápido y estruendoso que nos dio mucho miedo. Después, parece que nunca lograron el permiso de construcción, así que vendieron el terreno a otra empresa, quien había empezado a construir, y en los últimos días estaban picando la medianera”, relató.
Por su parte, Jeremías Zeballos, su esposa y su beba de 15 días aún no salen del asombro.
“Estábamos en casa, y la habitación de la beba es la lindera con la obra. Pensábamos que se venía todo abajo, estábamos los tres, nos abrazamos hasta que pasó el estallido. La habitación se agrietó toda, no sabemos si se podrá recuperar algo”.
Tanto ellos como María Eugenia y su novio están instalados en el hotel de la vereda de enfrente, una estadía que, hasta el momento, ni ellos ni desde el hotel saben quién pagará.
En tanto, los habitantes de los otros dos inmuebles pudieron quedarse junto a sus familiares, en otra zona de la ciudad.
Además de la sorpresa por el derrumbe, los damnificados coincidieron en que esa misma noche, tanto bomberos como personal de Defensa Civil les pidieron que se queden en sus hogares, desestimando el peligro de derrumbe de estas viviendas. Sin embargo, en la mañana de ayer, cuando se presentó personal de la Guardia Urbana, los vecinos recibieron la orden de abandonar su casa. “Los guardias de la GUM nos dijeron que estábamos en peligro, que no nos podíamos quedar ahí así que nos ayudaron a salir y nos derivaron al hotel, si no fuera por ellos, aún estaríamos en casa y quién sabe qué hubiera pasado”, mencionó Zeballos.
Desde Defensa Civil, Gonzalo Ratner informó que una vez llegados al lugar, apuntalaron las paredes para minimizar el riesgo de derrumbe. “Suponemos que, de tener la habilitación correspondiente, reiniciarán la construcción de cero, mientras tanto estamos ayudando a las familias linderas como podemos”, sostuvo.
Los vecinos denunciaron que los responsables de la obra no se presentaron en el lugar y escucharon que pasado el mediodía de ayer no los podían ubicar desde el municipio.
Es más, el cartel que describe la obra en construcción habla de un fideicomiso, cuyo responsable coordinación de Higiene y Seguridad es el ingeniero Jorge Gallo y el arquitecto responsable Fernando Forchino. Asimismo, los vecinos afirmaron que los datos de permiso de demolición y de construcción eran los mismos, lo cual despertaba sospechas y que en un momento hubo inconvenientes con el cartel de obra por tener datos falsos.