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Desaparición de la familia Gill: suben a $12 millones la recompensa para quien aporte datos

La familia Gill, integrada por una pareja y sus cuatro hijos, desapareció en 2002 en un campo de la ciudad de Nogoyá. "Seguimos en busca de testimonios y de otras pistas o hipótesis. Se realizaron excavaciones con resultado negativo, pero la investigación sigue", confirmó el juez de Garantías

El Estado nacional aumentó a $12 millones la recompensa para quienes aporten datos sobre el paradero de la familia Gill, integrada por una pareja y sus cuatro hijos, que desaparecieron en 2002 en un campo de la ciudad entrerriana de Nogoyá.

Se busca dar con el paradero de José Rubén «Mencho» Gill, un peón rural que tenía 56 años; su esposa Margarita Norma Gallegos, tenía 26; y sus hijos María Ofelia (12 años); Osvaldo José (9); Sofía Margarita (6); y Carlos Daniel (2).

La medida fue dispuesta a través del Programa Nacional de Recompensas y quienes quieran aportar información pueden comunicarse de forma anónima a la Línea 134 o en https://argentina.gob.ar/seguridad/formulario-persona-buscada?nombre=Familia+Gill+-+Gallegos&programas=Buscar.

A fines de 2022, la Justicia de Entre Ríos ordenó nuevas excavaciones en una estancia de Entre Ríos, pero dieron resultados negativos.

La estancia «La Candelaria», de alrededor de 500 hectáreas, se ubica en el pueblo de Crucecita Séptima, a 50 kilómetros de Paraná, y pertenecía a Alfonso Goette -quien murió en 2016 en un accidente automovilístico- y era donde vivía y trabajaba la familia desaparecida.

En 2017, luego de la muerte de Goette, un testigo contó que el 14 de enero de 2002 había visto a Gill quejándose por los pozos que le había ordenado cavar el dueño del campo donde trabajaba.

«Él dice que ese día vio a «Mencho» Gill cavando pozos en el campo y que estaba enojado por ese trabajo», dijo a Télam el fiscal a cargo de la investigación, Federico Uriburu.

Con ese testimonio, el juez de Garantías de Nogoyá, Gustavo Acosta, encabezó un allanamiento en la estancia, puntualmente sobre la zona que marcó el testigo.

Esta vez los trabajos se desarrollaron en «Campo del Abasto», más al sector norte y cercano a un camino vecinal, con el apoyo de maquinarias de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) y personal policial.

El juez Acosta explicó a la prensa que la excavación se realizó para «agotar el último dato que dio un testigo», aunque acotó que «si la semana o el mes que viene aparece otro testigo con un dato y conduce a otra excavación, se realizará».

«Seguimos en busca de testimonios y de otras pistas o hipótesis. Se agotó este sector, pero la investigación sigue», confirmó el magistrado.

En tanto, el fiscal Uriburu afirmó a Télam que «la investigación siempre se siguió», y remarcó que el dueño del campo «era una persona de temperamento muy fuerte y muy temido», y que con su muerte aparecieron nuevos testigos que «perdieron el miedo» para aportar datos.

María Adelia Gallegos, la madre de Margarita, esposa de Gill, aseguró años atrás que «el error es buscarlos vivos, porque ellos ya están muertos y enterrados», al tiempo que pidió «que busquen donde vivían hace 14 años, que es el campo de Alfonso Goette».

La desaparición de la familia Gill fue dada a conocer, en primer lugar, por el empleador, quien visitó a una de las hermanas de «Mencho» para preguntar por ellos, y seis meses después, en agosto de 2002, por un familiar que hizo la denuncia.

Para el fiscal Uriburu, el tiempo en que demoró la familia «tiene que ver con las particularidades de la zona. En el campo, la gente quizás se ve una vez al mes».

En 2018, se registraron imágenes de video y fotografías para determinar la ubicación y las coordenadas del campo donde trabajaba Gill, en el marco de la causa caratulada como «averiguación de paradero».

Además, desde 2019 se realizan excavaciones en toda la zona con el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y el Gobierno de Entre Ríos, con resultados negativos.

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