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Desarrollo by Mauricio Macri

¿Qué idea tiene el ingeniero acerca de hacia dónde debe ir la Argentina para lograr crecimiento y realización? Sus declaraciones no sólo importan porque es el presidente sino porque es (hasta ahora) el candidato de la alianza oficialista para continuar siéndolo

Esteban Guida

Fundación Pueblos del Sur (*)

Especial para El Ciudadano

 

Las declaraciones del ingeniero Mauricio Macri no sólo importan porque es el responsable del Poder Ejecutivo Nacional hasta el 10 de diciembre de este año, sino porque también es (hasta el momento) el candidato a presidente por el partido oficialista, aspirante a ocupar el mismo cargo por otros cuatro años más.

En este sentido es importante conocer su idea respecto al crecimiento y el desarrollo económico, sea por los medios que propone para alcanzarlos como, fundamentalmente, por lo que conceptualmente significan para él. Esto último viene al caso, ya que podría ocurrir que Macri tenga una idea de desarrollo económico alejada de la que sintetiza los deseos y aspiraciones de la mayoría de los argentinos. Por lo tanto, es fundamental clarificar lo que entiende por estos conceptos, puesto que el hecho de utilizarlos con frecuencia, no implica que haya unidad de criterio acerca de lo que significan.

Al hablar de economía abundan opiniones respecto a lo que hay que hacer (medios), pero poco se habla y discute el para qué (fines). En otras palabras, se pone énfasis en las medidas económicas (tema de tipo técnico si se quiere, afín al saber de los especialistas) pero se dedica poco esfuerzo a explicar qué efectos tienen sobre las personas, a qué intereses responden y qué país configuran, aspectos que todo argentino, sea o no economista, puede y debería conocer.

Al participar de un acto en el que se inauguraba un tramo de la ruta 46, que conecta dos localidades de la provincia de Catamarca, Mauricio Macri afirmó que «gobernar es ayudar a crecer”. Eh aquí una nueva definición sobre el propósito del gobierno, que suena bien, pero que se distancia sustancialmente del más conocido “Gobernar es crear trabajo”. Sucede que un país puede registrar un crecimiento del PBI al mismo tiempo que evidencia incrementos en la desigualdad, la concentración de la riqueza o el deterioro del nivel de vida de los sectores más vulnerables. Por eso preocupa tanto la superficialidad con la que Macri se refiere a esos conceptos.

Pero el presidente completó la frase diciendo: “Lo que queremos (su gobierno) es que cada uno pueda elegir dónde trabajar, dónde estudiar y donde vivir, para lo hay que conectar el país». Yendo un poco más al detalle, Macri vincula extraordinariamente la capacidad de las personas de trabajar, de estudiar y de elegir dónde vivir, con la existencia de rutas asfaltadas. Sí, tal cual. Y vale esta afirmación (sin caer en el riesgo de no considerar que el presidente pudo haberse equivocado) porque no es la primera vez que nuestro primer mandatario pone el pavimento de una calle por sobre otros bienes y servicios esenciales para la vida. Hace algunos días, cuando un periodista le preguntó sobre qué sentía al ver tantas personas sin poder comer, en especial chicos, lo que el presidente respondió es que le angustiaba pero agregó: “Ese chico por suerte, en algunos casos, con ya más de 5.000 cuadras construidas, puede salir al colegio porque ahora tiene pavimento”.

La nota puede parecer risueña, aunque también un tanto cínica. Pero de caras a una elección presidencial que puede definir en gran medida la suerte de la Argentina, el hecho merece una debida atención. El presidente Mauricio Macri ha ratificado en reiteradas oportunidades el rumbo de su gobierno, sosteniendo que esta concepción, y las medidas de política económica implementadas, son el camino para «sacar a los argentinos de la pobreza”. El único cambio propuesto por Macri en caso de acceder a un segundo mandato, sería, según sus palabras, aumentar la intensidad de las medidas que aplicó hasta aquí para avanzar con mayor velocidad en la misma dirección.

Yendo al punto conceptual (a qué refiere Macri por crecimiento y desarrollo) cabe notar que el presidente vertió estas declaraciones en una provincia en la que en sólo un año han cerrado cerca de 40 empresas constructoras; de hecho, según el informe del Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (Ieric), Catamarca es la provincia que en 2018 perdió la mayor cantidad de empresas de la construcción del país. Este triste final también lo vieron industrias textiles tales como Alpargatas, Calzados Catamarca, Yersiplast y Eyelit en 2018, y 12 de Octubre a principios de 2019, entre otras. Por es que algunos sostienen que “Catamarca es una de las provincias más afectadas por el cierre de empresas y que su parque industrial, El Pantanillo, se va apagando de a poco”.

Esta situación no sólo alcanza a las empresas. En el cuarto trimestre del 2018 la tasa de desocupación en el Gran Catamarca fue del 8,7%, contra 6,2% en 2016 y 7,4% en 2017, pero hay que tener en cuenta que el 35,4% de los asalariados no tienen descuento jubilatorio, cosa que se suele usar como indicador de trabajo en negro.

Mientras Macri afirma que “éste es el camino correcto” para erradicar la pobreza, los indicadores muestran que a finales de 2018 la región de Gran Catamarca tenía un 10% más de pobres que el año anterior. En el segundo semestre del 2019, este flagelo alcanzó al 26,9% de los hogares y al 35,5% de los individuos en Gran Catamarca. A su vez, la indigencia alcanzó al 5,2% de los hogares y al 6,6% de los individuos. Es decir, que alrededor de 77.628 personas se encuentran bajo la línea de la pobreza y 14.327 por debajo de la línea de indigencia, lo cual evidencia un salto significativo respecto al año 2017, cuando el 19,9% de los hogares y el 27,6% de las personas estaban por debajo de la línea de pobreza, y el 4,8% de los hogares y el 5,9% de las personas en la indigencia.

Esto indica que pavimentar rutas no implica necesariamente más bienestar para el conjunto de los argentinos, mucho menos para los catamarqueños. También que, luego de tres años de aplicar esta lógica, el empleo no crece, la pobreza no baja y las empresas cierran, a la par que un puñado de empresas hacen excelentes negocios con el Estado. La idea de que la obra pública es suficiente para terminar sólo puede ser sostenida por el pequeño grupo de empresas vinculadas al poder político, como un ardid para seguir acumulando ganancias y mantener las condiciones necesarias para continuar entregando el trabajo de los argentinos y la riqueza nacional a manos de intereses extraños.

Entonces, cuando Macri habla de crecimiento económico, la pregunta que cabe hacerse es “de quién”; y aunque parezca algo obvio, una pertinente y justa respuesta puede ayudar a comprender cómo es que Macri sigue sosteniendo el rumbo de una economía que ha perjudicado a muchos y beneficiado a unos pocos.

De cara a una campaña electoral que ya muestra a los precandidatos saltando de un partido a otro, será menester de todos los argentinos exigir una posición clara y contundente respecto a qué entiende cada uno por crecimiento y desarrollo. Si el problema sigue siendo bajar el gasto público, refinanciar la deuda, bajar impuestos y reformar la legislación laboral y previsional, entonces estaremos nuevamente cercanos al engaño de hablar de medios para eludir el propósito último y las intenciones finales de quienes aspiran a conducir el gobierno de un país que se dice Nación libre, pero resulta una colonia.

(*) fundacion@pueblosdelsur.org