Un grupo de paleontólogos que integran el Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) confirmó hoy el hallazgo de restos de una nueva especie de ave, de alrededor de 70 millones de años de antigüedad, que convivió con los últimos dinosaurios en lo que hoy forma parte de la Patagonia.
“Se trata de un ave pequeña, del tamaño de un gorrión, perteneciente al extinto grupo de los enantiornites. La nueva especie fue bautizada ‘Yatenavis ieujensis'”, indicó la información oficial.
El fósil fue encontrado en rocas que tienen 70 millones de años de antigüedad en la Estancia La Anita, ubicada al sur de la ciudad de El Calafate, en la provincia de Santa Cruz.
“Los enantiornites son un grupo de aves antiguas que, a diferencia de las aves modernas y al igual que los dinosaurios, no logró sobrevivir al meteorito que cayó en la Tierra hace unos 66 millones de años y que produjo lo que conoce como la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno”, explicó el Conicet.
Gerardo Álvarez Herrera, becario doctoral del Conicet en el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia de la Ciudad de Buenos Aires, uno de los responsables del hallazgo, explicó que “sólo se encontró la mitad distal de un húmero derecho”.
“Pero podemos saber que Yatenavis combina una serie de características que lo hacen único dentro de los enantiornites y que nos permiten asignar los restos encontrados no solo a una nueva especie sino también a un nuevo género”, resaltó.
Más detalles del hallazgo en la Patagonia
De acuerdo con los investigadores, hay marcas de músculos en el húmero que son indicadoras de que Yatenavis tenía una alta capacidad de vuelo y maniobrabilidad, rasgo que lo asemeja a los pájaros modernos que habitan bosques y selvas, y que son excelentes acróbatas a la hora de esquivar árboles y arbustos mientras vuelan a gran velocidad.
“Es importante tener en cuenta que hace 70 millones de años el ambiente patagónico era muy distinto al de la actualidad. La cordillera de los Andes no existía y donde hoy predominan mesetas y desiertos, había bosques y cuerpos de agua que albergaban peces, ranas, tortugas, serpientes y cocodrilos enormes”, afirmó Álvarez Herrera.
En las rocas cretácicas que afloran en la Formación Chorrillo ya se habían descubierto dinosaurios como Maip macrothorax, el megaraptor más grande conocido hasta el momento, el herbívoro gigante Nullotitan glaciaris e Isasicursor santacrucensis, un ornitópodo bípedo del tamaño de un caballo, además de restos de otras aves, mamíferos, tortugas, serpientes, anuros y caracoles terrestres y de agua dulce. Todos estos hallazgos tuvieron lugar a partir del 2019, año en que se descubrió el yacimiento.
“El objetivo principal de nuestro equipo, a cargo de Fernando Novas, es conseguir la mayor información posible sobre cómo fueron los últimos cinco millones de años de la historia de los dinosaurios en el hemisferio Sur, dado que lo poco que sabemos de aquella época proviene de localidades fosilíferas de Estados Unidos relativamente cercanas al cráter de Chixulub (México), donde cayó el meteorito hace 66 millones de años. En este sentido, los hallazgos en la Formación Chorrillo constituyen un tesoro que por primera vez nos permite indagar qué ocurrió con los dinosaurios y otras especies extintas en el extremo sur de nuestro continente, y contrastarlo con lo que se conoce del norte”, concluye Álvarez Herrera.
Del hallazgo también participaron científicos de la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara” y del Museo Nacional de Naturaleza y Ciencia de Tokio (Japón). Los restos de Yatenavis, al igual que otros fósiles hallados en la Estancia La Anita, se encuentran en el Museo Padre Jesús Molina, en Río Gallegos (provincia de Santa Cruz).
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