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Desde 2016, la Canasta Básica Total duplicó el salario mínimo vital y móvil

En ese período, el índice que mide el nivel de pobreza sufrió un aumento del 216%, mientras que la evolución del ingreso mínimo fue de 106%. En tanto, la Canasta básica alimentaria subió un 194% y el conjunto de salarios un 158,7% 

De acuerdo a un informe elaborado por Proyecto Económico (consultora dirigida por la diputada Fernanda Vallejos) desde enero de 2016, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) se incrementó 194,6% y la Canasta Básica Total (CBT) lo hizo en 216%. En ese mismo período, el Salario Mínimo creció sólo 106%, mientras el conjunto de los salarios aumentó 158,7%, ambos por debajo del valor de las canastas.

Estos datos se completan con el anuncio que realizó el Indec sobre Canasta Básica Alimentaria y Canasta Básica Total de junio. De allí surgió que una familia de cuatro integrantes necesitó 12.410 pesos para no ser indigente y 31.149 para no ser pobre.

El informe señala como punto de inflexión los seis meses en que se concentró la devaluación de 2018 (entre abril y octubre), donde el costo de la canasta básica alimentaria se incrementó un 36%. Este incremento redundó en la expansión de la indigencia, que entre los cuartos trimestres de 2017 y 2018 trepó de 4,5% a 7,4%.

Esto significó que en Argentina 3.300.000 personas cuentan con ingresos que se ubican por debajo de lo que necesitan para cubrir la canasta alimentaria. Al mismo tiempo, se puede deducir que con el 10% de los que se destinará al pago de intereses de deuda en 2019, se podría evitar que estas personas pasen hambre en Argentina.

El trabajo del equipo liderado por la diputada nacional Fernanda Vallejos, señala dos cuestiones claves que provocaron esa situación. En primer lugar apuntan a la quita de retenciones que “dolarizó el precio de los alimentos”. Luego, las sucesivas devaluaciones que “encarecieron el precio de los alimentos, haciéndolos inalcanzables para las personas cuyos ingresos crecían en proporciones sensiblemente menores”.

De acuerdo al informe, Argentina se caracteriza por un alto peso de los alimentos en sus exportaciones. De este modo, como los productores pretenden obtener los mismos beneficios vendiendo al mercado interno o al exterior, los derechos de exportación (popularmente conocidos como retenciones) tienen la capacidad de desacoplar los precios internos de los alimentos del precio internacional. Sin retenciones, el precio pasa a estar automáticamente dolarizado y sufre fuertes alzas ante una devaluación.

Por otra parte, señalaron que ese proceso devaluatorio fue el que generó otra dosis de efecto dañino, provocando una constante suba de precios, impulsados por los aumentos tarifarios.

Alarma por seguridad alimentaria

Por último, Proyecto Económico cita los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (más conocida como FAO) en su informe llamado «El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo». Ese informe identifica a quienes sufren inseguridad alimentaria moderada, e inseguridad alimentaria grave.

El primer caso responde a personas que suelen quedarse sin alimentos, o pasan más de un día sin comer, el segundo, habla de quienes se enfrentan a incertidumbre en cuanto a su posibilidad de acceder a alimentos y se han visto obligados a reducir calidad de alimentos.

FAO tomó dos períodos temporales para hacer la comparación, 2014-2016 y 2016-2018. Entre ambos períodos se sumaron 2,4 millones de personas al grupo de 5 millones de argentinas y argentinas que sufren desigualdad alimentaria grave. Mientras que la cantidad de personas víctimas de inseguridad alimentaria moderada, desde los poco más de 8 millones de personas, se expandió en 6 millones de personas. Es decir que, para 2018, ya eran 14 millones de argentinas y argentinos que no podían asegurar su alimentación

 

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