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“Desde el peronismo y el progresismo también debemos plantear reformas laborales”

El militante Pitu Salvatierra estuvo en Rosario y repasó los problemas del oficialismo para convocar a más votantes, por qué Milei arrasa en los barrios y cuáles son los ejes más importantes que piensa que debería abordar la campaña política

A Alejandro David Salvatierra todos lo conocen como “Pitu”, está todos los días al aire como columnista en Futurock y, sobre todo, es un dirigente villero. Así se ha definido en varias oportunidades el militante de Ciudad Oculta en Lugano, Ciudad de Buenos Aires.

Pitu estuvo en Rosario para participar de la presentación de un libro del candidato a concejal por el peronismo Mariano Romero. En ese marco, habló con El Ciudadano sobre los resultados electorales del 13 de agosto, planteó los temas que considera que el peronismo —con su candidato Sergio Massa— debe tomar de manera urgente si quiere mantener la presidencia y trató de desmenuzar por qué tantos jóvenes en los barrios populares eligen a un candidato como Javier Milei, de La Libertad Avanza.

—¿Qué te parecieron los resultados de las Paso? ¿Te sorprendieron o te la veías venir?

—Me sorprendió. Sabía que era una elección muy adversa para el oficialismo, para el peronismo en líneas generales, pero tenía más miedo o tenía una presunción de que le iba a ir mejor a Juntos por el Cambio y peor a Milei. Tenía en mi cabeza un Milei que no superaba los 16 o 17 puntos. Con Juntos por el Cambio mi temor era que se nos alejara mucho del peronismo. Evidentemente hay algunas cuestiones que no supimos leer en las últimas tres o cuatro semanas que creo que fue cuando Milei pegó una subida muy importante. Logró agregar alguna cuestión de rebeldía que él puede plantearle a un sector de la sociedad, también se le agregó una suerte de persecución inclusive porque en las últimas tres o cuatro semanas tuvo todos los medios pegándole, por lo menos en los medios de Buenos Aires. Se notaba muchísimo.

«Por lo menos tuvimos la posibilidad de que la gente canalice su bronca a través del voto»

—¿Cómo creés que Milei llegó a tantos votantes?

—Creo que conecta con las emociones de un pueblo que está enojado. Y ese pueblo está enojado por varias cosas, no solamente porque porque rompimos el contrato electoral que nos llevó a gobernar la patria, sino porque mientras el pueblo cada vez vivía peor había una dirigencia y funcionarios de alto nivel del gobierno peleándose por cosas que no entendíamos. Se quedaron en discusiones palaciegas y eso no ayudó a que la gestión pudiera resolver los problemas de la gente. 

Eso se fue acumulando y si a eso le sumás cuatro años del macrismo que también fue un fracaso, los salarios fueron a la baja, la vida fue dura, naturalmente en algún momento esa desilusión se iba a transformar en bronca. 

Por lo menos tuvimos la posibilidad de que la gente canalice su bronca a través del voto. Eso es importante porque podría haber buscado otras maneras de canalizar su enojo y su bronca. 

Creo que la sociedad que votó a Milei siente que la política no lo contiene, no discute sus problemas, la política no lo mira ni le habla. Ahí aparece Milei irrumpiendo en la escena, parándose por fuera de la casta política, apuntando a la política o a la dirigencia como responsable de todos los males. Es un discurso que pega mucho y que enseguida se contagia.

—¿Y a quién te parece que le está hablando el peronismo hoy?

—A una sociedad que ya casi no existe. Le habla a una sociedad que se modificó en los últimos 10 o 15 años de una manera muy fuerte y rotunda. Con las redes sociales la comunicación fue cambiando la fisonomía de la sociedad. Además hay nuevas maneras del trabajo y no se las contiene. Nuestro discurso suena viejo. Cuando hablamos de aguinaldo, asignaciones familiares, ultra actividad, indemnizaciones de despido, dejamos a una gran porción de los trabajadores argentinos afuera. No se sienten interpelados y ni siquiera sienten que alguna vez vayan a tener nada de eso. Y esto es lo más complicado.

Por primera vez en mucho tiempo no logramos tener esa sintonía fina con el sentir de la gente, del trabajador. De poder ver. Estuvimos muy preocupados en nuestras internas, en nuestras peleas de disputa de poder interno en el gobierno. Vimos un presidente abrazado a un ministro de Economía que no reconocía que el acuerdo con el Fondo era malo, un gobierno que no arrancó clarificándole a la sociedad de qué manera agarrábamos el gobierno y cuáles eran la verdaderas complicaciones del acuerdo con el Fondo. 

«Si en algo logró Milei sacarle ventaja al resto de los candidatos es en la comunicación a través de las redes. TikTok es donde mejor le sale»

Ahora a último momento, un año antes de terminar el mandato, Sergio Massa agarra la gestión económica para tratar de enderezar el barco y evidentemente era mucho más difícil de lo que se pensaba. 

Más allá del resultado en octubre, el peronismo necesita ir a un proceso de renovación, no solamente de las caras de la dirigencia, sino de la doctrina peronista para aggionarla a los nuevos tiempos y estrategias de comunicación. El peronismo necesita una renovación desde lo más profundo de su estructura que incluya una actualización de la doctrina peronista, que nos pare en el tiempo y forma que estamos viviendo hoy y dejemos de quedar tan desfasados.

Eso se nota mucho más en la comunicación. Si en algo logró Milei sacarle ventaja al resto de los candidatos es en la comunicación a través de las redes. TikTok es donde mejor le sale. Es una comunicación que inclusive ya dejó de ser diseñada por los jefes de campaña de Milei, ya es orgánica porque hay mucha gente que hace recortes. Pero también Milei es un personaje que coincide con ese modo de hacer las cosas. Es mucho más fácil cortar 30 segundos de un discurso de Milei y que eso sea entendible que, por ejemplo, hacerlo de Axel Kicillof y que sea entendible.

Foto: Franco Trovato Fuoco.

—Decís que se necesita una actualización de la doctrina peronista, ¿qué es lo que sí te parece que tiene de vigente hoy?

La doctrina peronista va a seguir, el espíritu va a seguir siendo el mismo pero hay muchas cosas que hay que cambiar e incorporar para que después se exprese en un discurso que nos contenga a todos. La realidad es que nosotros estamos teniendo un discurso que solamente apunta a un 30% de la sociedad. Que inclusive no nos vota toda esa franja.

El peronismo representa un proyecto nacional, una visión de país. Nunca va a ser, como decía Cristina, imparcial. Siempre somos parciales y representamos un sector de la sociedad. Lo que pasa es que ese sector fue cambiando. Nos obliga a cambiar la doctrina. Hoy casi el 50% de los trabajadores está por fuera del convenio de trabajo, tiene otros problemas que los aquejan. 

Es un error estratégico escapar de la discusión de la reforma laboral porque damos la sensación de que queremos que nada cambie. Y evidentemente el pueblo argentino quiere cambios. Y yo estoy de acuerdo, Argentina necesita cambios profundos.

—¿Qué cosas debería incorporar la doctrina peronista?

Necesitamos discutir una nueva ley laboral que incluya a los que no están incluidos, que les dé derechos a los que no los tienen, que pueda mirar esa manera de trabajo nueva. Si no hacemos eso lo que logra la derecha es convencer a aquellos que no tienen derechos que para estar mejor hay que quitarles los derechos a los que los tienen. Eso es lo que queda en la mesa de discusión.

Desde el peronismo y el progresismo también debemos plantear reformas laborales. Progresivas, por supuesto, que den más derechos no que los quiten.

A la discusión de la seguridad también le huimos muy rápidamente. Estoy convencido de que las sociedades más seguras son las sociedades más igualitarias. Los países con menores índices de desigualdad tienen menores índices de delito, es una realidad que nadie puede negar. Pero en Argentina esa es una propuesta a mediano y largo plazo.

Necesitamos una propuesta para el hoy, para el ahora, no huirle a la discusión. Necesitamos fuerzas de seguridad preparadas y no tenerles miedo desde el progresismo. Tienen que estar bien capacitadas, preparadas, concientizadas y bien pagas también para poder cumplir su tarea sin que nada los tiente a andar metidos en cualquier cosa. Tenemos que animarnos a una discusión en materia de seguridad.

Está bien nuestra teoría de construir una sociedad más igualitaria para resolver el problema de la seguridad al final de la carrera, pero hoy hay que hacer algo porque nuestra gente también sufre la delincuencia. Acá no hablamos de delincuencia que va hacia sectores más pudientes y de riquezas concentradas. ¿Cuánto hace que en Argentina no escuchamos una noticia de que se robaron un banco o un camión de caudales? La delincuencia está apuntada a la clase media y a la clase baja de este país, inclusive me animo a decir que los que más lo sufren son los sectores más populares. ¿Alguien puede creer que una mujer en un barrio no quiere a la policía ahí? Sí, la quiere ahí, en la puerta de la casa si es posible, no tiene un problema con eso. También quiere otras presencias del Estado y cuando uno reclama la presencia del Estado en los barrios populares también incluye a la policía.

—Dirigentes políticos de diversos partidos dicen “hay que ir al territorio”, “hay que bajar”, etcétera. Sin embargo, nunca están ahí. Vos sos un militante y efectivamente estás en el territorio, ¿cuáles son las inquietudes que más ves?

—En los barrios, primero las adicciones. Es una parte de la explicación de la delincuencia y la violencia que vivimos. La irrupción del paco, por lo menos en la ciudad de Buenos Aires, marcó un antes y un después muy rotundo. Las condiciones en la que quedan los pibes que fuman paco no son las mismas que el resto de la sociedad y muchas veces estos pibes en esas condiciones no pueden salir del barrio a robar y terminan mudando el delito para dentro, terminan robando a un nene que va a la escuela sacándole la mochila y las zapatillas para vender en el propio barrio a otro vecino que, encima, está en la compra. 

Hay mucho debate dentro de los barrios de si la estrategia de combate al narcotráfico y esta problemática es verdaderamente eficaz y da algún resultado. Nosotros planteamos que el Estado debería invertir la misma cantidad de recursos en la lucha contra el narcotráfico que en la lucha contra las adicciones. En darle recursos al sistema médico para que atiendan a estos pibes y que después tengan un lugar donde recuperarse y que esa recuperación sea integral porque no se resuelve sólo desde la salud: estamos hablando de pibes a los que hay que reconstruirles la vida.

Además, hay algo que arrastramos históricamente y que se profundizó: el acceso a una vivienda digna. El sistema inmobiliario argentino ha producido un sistema inmobiliario informal dentro de los barrios populares que somete a personas a vivir en una habitación 4×4 con baño y cocina compartida y pagar casi 50 mil pesos por mes por ese lugar. 

«Son los ciclos históricos de la Argentina: los empresarios liberales y los grandes grupos concentrados en Argentina necesitan un gobierno peronista para acumular riquezas y después necesitan un gobierno liberal como el de Macri o como el de Bullrich o el de Milei para fugar esa riqueza»

La dirigencia tiene otros problemas. Yo tengo otras cosas en la cabeza también aparte de eso, la integración urbana, la construcción de una sociedad mejor, quién gobierna, quién es presidente. El que va a pie lo que quiere es comer, llegar a fin de mes, le preocupa que cada vez la guita le alcanza para menos. El 80 por ciento de la familias de mi barrio necesitan de un comedor para cumplir con las dos comidas diarias, hay trabajadores registrados que están por debajo de la línea de pobreza. Todo esto es algo diario que abruma y complica la vida. 

En un barrio todos luchamos por vivir mejor, por tener un lugar mejor donde vivir, donde criar a nuestros hijos, urbanizarlo e integrarlo y sino irnos, pero esa es una lucha continua de cualquier familia en un barrio popular. En estos últimos años, lo que ha visto el sector al que pertenezco, es que esos objetivos están cada vez muchísimo más lejos.

—En Rosario Milei arrasó en los barrios

—Milei expresa el antisistema hoy. ¿Por qué un pibe de un barrio popular de Rosario que vivió siempre afuera del sistema, que el sistema nunca lo contuvo ni lo consideró, no debería serle seductor alguien que dice “rompamos todo”? ¿Por qué no? ¿Por qué cuidaría un sistema que lo tiene afuera? Ahí Milei tiene un caldo de cultivo para expresar el enojo de esos jóvenes. Me hubiera gustado que la izquierda los seduzca, pero bueno evidentemente  Milei conecta. Y lo hace de muchas maneras. 

Es un fenómeno muy particular. He hablado con pibes que lo miran como un adolescente, que se identifican desde ahí, «es como nosotros, ¿no viste que se enoja y grita? manda todo a la mierda». Otros se conectan desde las emociones, “él se enoja como me enojo yo, apunta a lo que yo creo que son los responsables de lo que me pasa”.

Además cargamos con fracasos de dos gobiernos, tanto el de Mauricio Macri como el de Alberto Fernández. Te dejan sin opciones.

Se está haciendo muy difícil militar en los barrios, tratar de dar el debate y convencer, porque aparte el votante de Milei es muy particular. Es un votante que lo seduce la dolarización, es muy difícil sacarle la cabeza que no va a cobrar 100.000 dólares por 100.000 pesos. La mayoría dice «la van a dolarizar al precio del mercado, entonces va a estar a 800 o a mil pesos el dólar» y cuando le decís que va a estar a 10 mil pesos el dólar no te creen. Es un votante al que el voucher de educación y de salud no lo seduce, en líneas generales esos votantes están en desacuerdo con casi todo el discurso de Milei. Les entra la bala de la dolarización y el voucher de educación y salud lo hace dudar acerca de si es o no la solución porque lo compara con el servicio que es malo. Lo que no sabe es que podría hacer mucho peor. 

Otra cosa que dicen mucho los que votan a Milei en el barrio es que quieren un cambio de verdad. Después no conectan con ninguna otra cosa de Milei, cuando los acorralás y les decís «pero si hace esto va a ser un desastre» te dicen «no, eso no lo hacer» entonces ¿cómo seguís discutiendo? Se vuelve muy difícil. 

—¿Cómo ves el desarrollo de la campaña?

—Sergio Massa tiene una tarea muy compleja porque aparte comparte el rol de ministro de Economía, tiene que salir del país, volver acá y de nuevo irse. Me hubiera gustado que renuncie al cargo del ministro de Economía y que se dedique a la campaña al cien por cien porque parece que nos estamos jugando mucho. 

Es una elección de etapas. Ahora la tarea es entrar al balotaje. Creo que muy posiblemente el balotaje sea entre Sergio Massa y Javier Milei. Patricia Bullrich la tiene muy difícil porque tiene que convencer al 17% que ya la votó, después al 11% que votó a Larreta y después hasta el jefe de su espacio político y luego tiene que convencer al otro electorado.

Tenemos que lograr convencer al pueblo argentino de que entendemos que se necesitan cambios profundos pero el tema es quién hace esos cambios. Porque quien lo haga va a beneficiar a uno u a otro sector. Los años que vienen en Argentina no son malos. Los economistas, no hablo de Maslatón, de distintas vertientes desde ortodoxos hasta heterodoxos dicen que a partir del año que viene Argentina va a cambiar su su ecuación económica.

«Carlos Mugica dijo una vez que no encontraba otra ecuación para que haya menos pobres: que haya menos ricos»

—¿Cuáles serían esos cambios en la economía?

—Este año estamos importando 7.000 millones de dólares en energía y el año que viene pasaríamos a exportar 12.000 millones, la minería será cinco veces más que este año, unas super cosecha a raíz de la sequía del año pasado y un proceso químico que me explicaron que hace la tierra… El panorama hacia el año que viene es favorable, los años subsiguientes también. los dólares nos alcanzarían no solamente para pagarle al Fondo sino para mejorar las condiciones de vida, la infraestructura, la industria nacional. Sería una pena que quede en manos de tipos como Milei o Bullrich que seguramente van a volver a hacer lo que hicieron en el gobierno pasado: facilitar la fuga de capital a los grandes empresarios que vienen a chuparnos la sangre siempre.

Son los ciclos históricos de la Argentina: los empresarios liberales y los grandes grupos concentrados en Argentina necesitan un gobierno peronista para acumular riquezas y después necesitan un gobierno liberal como el de Macri o como el de Bullrich o el de Milei para fugar esa riqueza. Ese fue el ciclo de Argentina, Cristina lo explicó muy bien en uno de sus actos donde mostró cuánta riqueza acumularon estas empresas durante su gobierno, por la cuestión de impedir la compra de divisas para fugar las riquezas que se gana en Argentina y en el macrismo se fugó toda. Esa y la que pedimos prestada.

Hay que convencer al pueblo argentino de que nosotros podemos generar esos cambios profundos pero, a diferencia de otros, lo podemos hacer sin dejar a nadie afuera.

—Recién nombraste a Maslatón, en redes hubo todo un debate sobre si se le había dado mucho protagonismo a tipos como él que en definitiva votan a Milei, ¿qué pensás?

—Maslatón me parece un tipo muy encantador, peligrosamente encantador. En definitiva no deja de ser un tipo promercado, que cree en las leyes del mercado, en las leyes del capitalismo. Todos tienen que tener voz y ese protagonismo él se lo gana solo porque logra ser un tipo liberal de derecha no odiante a diferencia de muchos de los que profesan su ideología. Es un tipo bastante tolerante en muchas cuestiones, si yo tuviera que decir diría: ojalá todos los libertarios fueran como Maslatón. Pero no deja de ser libertario y eso hay que entenderlo. En el momento en que tienen que tomar las definiciones, definen en función del mercado y los grandes capitales y no conozco otra ecuación: cuando ellos ganan los que pierden son los trabajadores y los sectores populares. Carlos Mugica dijo una vez que no encontraba otra ecuación para que haya menos pobres: que haya menos ricos.

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