Por David Ferrara
Ya se dijo en estas líneas que el hincha de Central no necesita ni una chispa para encender la llama de una ilusión desmedida, que alcanza con algunas señales para soñar en grande.
Ni que hablar cuando un equipo la rompe en el debut, gana como visitante sin sufrir, recupera a su goleador que no goleaba, halla a los talentosos con buen ánimo y muestra solidez en el fondo.
Es que aunque el mundo del twitter (o X) los opinadores pidan más refuerzos, sostener a Quintana-Mallo-Malcorra-Campaz es en realidad la verdadera inversión superadora para la temporada, y sin la novela de Unión en el camino, y sin el affaire colombiano en el veranito. No se puede pedir mucho más, porque esto no es Boca ni River, ni el Estudiantes de Foster Gillette. Pero Esto es Central.
Y aunque sea una locura mezclar todo, todo sí se mezcla en la tribuna, porque por fin una camiseta gustó y convenció, a tal punto que el Gigante las tendrá a rolete el martes para recibir al equipo. Esas pequeñas señales que dan alegría incluso cuando al mundo de los cuerdos (no futboleros, claro) le parezca una idiotez. Pero que hermosa idiotez.
El receso fue corto y el regreso a la tensión explosivo en una semana hermosa, vibrante, con folclore también. Y señales.
