Por Juan Pablo Sarkissian
El mundo fútbol dispone, en términos binarios y a veces reduccionista, de dos facetas bien definidas; el juego y la institucionalidad.
La sintonía entre ambas esferas del fenómeno depende de un conjunto de variables, de un aquí y ahora y de una geografía concreta.
Pero a los efectos prácticos, para el análisis y la opinión, en ocasiones, sirve esta división cuasi arbitraria. La cuestión es reconocerlo.
Es cierto que el juego, el fútbol, tiene sus reglas, lo cual implica conceptos materializados en la práctica concreta. Pero disociarlo del funcionamiento institucional es, para este cronista, erróneo y temerario.
También es cierto que “el juego” manda; en realidad los resultados. Pero, mas temprano que tarde, lo institucional emerge por que incluye el juego.
Nuestros clubes son clubes con (mucho) fútbol y no al revés.
Y claro, Newell’s no es la excepción.
No por repetido menos cierto, en 2004 Newell’s fue campeón con Américo Rubén “Tolo” Gallego como técnico (quien merece un recuerdo) y Eduardo José López presidente quien repudiado durante su gestión y derrotado en las urnas tiempo después. El fútbol no es sólo el juego, lo contiene.
La gestión de Ignacio Astore tiene un amplio abanico de claroscuros. Los resultados, cuando no, le dieron oxígeno a una tarea al menos opaca.
Pero más aún, cuando dichos resultados no acompañaron el mismo Astore, que ahora “sueña” con el desembarco Lionel Andrés Messi, dijo que adelantaría las elecciones (situación que ya ocurrió en pasado reciente). Primero para julio, luego para septiembre y finalmente, como resolvió la Comisión Electoral en votación dividida (3 a 2) para diciembre próximo.
Lejos de mejoran la situación institucional, el club que estuvo tomado varios días por los socios e hinchas, tiene serios problemas económicos y financieros por cual esta en una «virtual cesación de pagos» y recientemente fue involucrado en un escándalo de corrupción y lavado de activos.
La investigación en curso indica que varios clubes argentinos, entre ellos Newell’s, habrían sido instrumentalizados para el lavado de dinero y la triangulación de jugadores. Mencionan los casos de Teodoro Paredes y Alfio Oviedo, y hay referencias a la banda de Los Monos
Como sea, en el fútbol no es conveniente disociar lo institucional de lo estrictamente deportivo, por que las marcas, las huellas afloran.
Y no hay tribuna, ni palcos que tapen una gestión y una conducción de Newell’s olvidable que para el pueblo leproso tendrá consecuencias dolorosas.
Ni siquiera las gambetas de Lionel (ojala decida volver a su casa) podrán tapar una crisis, que cuanto estalle ensuciara a más de uno y el futuro rojinegro quedara seriamente comprometido.