El Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010, que este miércoles hará una fotografía de cómo está el país dos siglos después de la Revolución de Mayo, será el décimo desde que en 1869 y bajo la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento se realizó el primer relevamiento.
Aquel “Primer Censo Nacional de Población en la Argentina”, limitado a un peculiar relevamiento demográfico, permitió saber que la población “civilizada” del país era entonces de 1.830.214 habitantes.
El censo de 1869 alcanzó a sólo una parte del territorio actual porque excluyó regiones dominadas entonces por grupos de indígenas considerados “ilegales”, que no tenían apellido porque no eran “civiles” dentro de la ley: no eran bautizados, ni hablaban español.
En otras regiones, en cambio, incluyó a los llamados indígenas “civilizados”, como los guaraníes en el Litoral y los collas en el Noroeste.
El segundo, realizado en 1895, sumó a los datos demográficos los referidos al crecimiento agropecuario e industrial, y mostró que en el lapso transcurrido desde el anterior la población del país había crecido más del 200 por ciento y alcanzaba a 4.044.911 personas.
Este relevamiento censal había incluido por última vez la identificación de afrodescendientes en el país, una pregunta que en el operativo del miércoles se vuelve a incluir y que arrojará los resultados reales de un grupo que quedó invisibilizado, y que las organizaciones que los nuclean calculan en 2 millones de personas.
En 1914 se realizó el primero de los siete censos del siglo pasado, que reveló una población de 7.903.662 personas.
El de 1947, considerado por los especialistas uno de los mejores censos realizados en el país, elevó el registro poblacional anterior a poco más del doble, contabilizando 15.893.811 personas.
Hasta entonces, el número de habitantes del territorio nacional prácticamente se duplicaba entre un censo y otro, aunque con períodos intercensales desiguales, pues transcurrieron 26 años entre los de 1869 y 1895, otros 19 hasta el de 1914 y 33 hasta que se realizó el de 1947.
El censo de 1960 mostró que la población del país había superado los veinte millones de habitantes –se contabilizaron 20.013.793 personas– y comenzó a evidenciar un crecimiento más lento.
Para entonces, el aporte de la migración internacional al aumento de la población en el país, que hasta la década del 50 fue significativo, decreció y el aumento poblacional dependió casi exclusivamente del crecimiento natural o vegetativo, que resulta del balance entre la natalidad y la mortalidad.
El de 1970, quizás el más impreciso de los realizados en el país, arrojó una estimación de la población de 23.364.431.
La “estimación” tiene que ver con que las cédulas censales fueron provistas por una empresa y las máquinas lectoras por otra compañía, que resultaron incompatibles y los resultados terminaron calculándose años después en base a la proyección del 10 por ciento de las planillas confeccionadas.
El de 1980 indicó que la cantidad de habitantes era entonces de 27.949.480. Y once años después, en 1991, los argentinos habían crecido a 32.615.528 habitantes, lo que reafirmó la tendencia de que la población ya crecía a un ritmo más lento: volvió a duplicarse sólo después de algo más de 40 años.
El último censo, realizado en 2001, mostró que la población era de 36.260.000 personas –51 por ciento mujeres y 49 por ciento hombres–, cuatro millones menos que los estimados para 2010, de acuerdo con las proyecciones del Indec, que prevén que el operativo del miércoles arrojará un resultado de 40,5 millones de personas, según estimó a Télam la dirección del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.