La irrupción del Covid19 produjo un fuerte impacto en el mercado laboral en Argentina, en particular entre las mujeres y trabajadores informales, aunque en los últimos meses la situación comenzó a recuperarse, según un estudio elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
«La crisis sanitaria del Covid 19 se ha montado sobre una serie de crisis preexistentes tanto en Argentina como a nivel mundial», señaló hoy el representante del PNUD Argentina, Claudio Tomassi, al presentar el informe sobre trabajo y desarrollo sostenible.
Afirmó que «hubo una bajada del índice de desarrollo humano a nivel mundial, algo inaudito que habla de la magnitud del impacto de la crisis que estamos atravesando».
Por su parte, Gabriela Catterberg, responsable del Área de Desarrollo Humano y Políticas de PNUD Argentina, sostuvo que «el Covid impactó muy fuerte en nivel de empleo, fundamentalmente en el segundo trimestre 2020», y aclaró que «a partir del tercer trimestre 2020 hay una tendencia de recuperación».
«Las mujeres argentinas históricamente son las principales responsables de las tareas no remuneradas y el cierre de escuelas intensificó esta sobrecarga y redujo aún más la disponibilidad de horas que tienen las mujeres a cargo de hijos para insertarse en el mercado laboral de forma remunerada», detalló.
En tanto, María Laura Alzua, subdirectora Cedlas y co-autora del documento, observó que la recuperación en el empleo tras el momento más crítico de la pandemia «fue muy despareja en términos de trabajadores formales versus informales: los asalariados formales mantuvieron el poder adquisitivo pero en los informales hay una pérdida de poder adquisitivo».
Alzua consideró que este año «la recuperación (del empleo) parecería desacelerarse respecto del crecimiento fuerte que hubo el año pasado, pero los indicadores son positivos».
«En términos de trabajadores informales, cuando uno mira sectores donde el trabajo informal es mayor son actividades que han mostrado indicadores positivos muy importantes», fundamentó.
El informe indicó que los mayores efectos del Covid en el mercado laboral «se produjeron en el segundo trimestre de 2020, durante el período más amplio y restrictivo de las medidas de distanciamiento social».
«A partir del tercer trimestre del 2020 se observa una recuperación, revirtiéndose la tendencia a valores cercanos a los de la prepandemia», sin embargo «el Covid19 agudizó déficits y desigualdades preexistentes».
El PNUD enfatizó que «las mujeres, los jóvenes y las y los trabajadores informales han sido las poblaciones más afectadas por la pandemia» y que «se requieren políticas innovadoras» para generar empleo, superar la segmentación formalidad-informalidad y fomentar la inclusión digital.
El documento se basó en datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) y a la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) del Ministerio de Trabajo.
Entre las mujeres, la variación entre el tercer trimestre de 2020 y el tercer trimestre de 2019 fue de -8,8% en el nivel de actividad y de -9,1% en las horas semanales trabajadas, mientras que entre los varones fue de -7,1% y de -5,7% respectivamente.
El desempleo entre trabajadores hasta 29 años duplicó en el tercer trimestre de 2020, lo que «se vincula a la alta participación de las y los jóvenes en empleos informales y trabajos que requieren de menor calificación».
El empleo entre trabajadores asalariados en situación de informalidad se contrajo un 43,3% entre segundo trimestre de 2019 y 2020 debido a que «la mayoría del empleo informal en el país requiere de presencialidad física»; mientras que el empleo formal registró una caída significativamente menor (4,3%) en el segundo trimestre del 2020, «en gran parte por las provisiones legales que prohibieron los despidos y a las medidas brindadas mediante asistencia a empresas y sostenimiento de salarios».
Asimismo, en términos de salarios «la evolución fue muy dispar según la condición laboral. El aumento del salario formal (en términos nominales) fue del 55,2%, mientras que el informal 27,4%».
A partir de este análisis, el PNUD planteó la necesidad de políticas con énfasis en cinco ejes.
Por un lado, articular políticas integrales de inclusión socio-productiva a través de acciones orientadas a la inserción de las poblaciones locales dentro de la matriz productiva territorial y cadenas de valor existentes.
Asimismo, impulsar iniciativas que reconozcan y jerarquicen el trabajo no remunerado: «el trabajo doméstico, el trabajo de cuidados y el trabajo de socio-comunitario y de la economía popular debe ser valorado y redireccionado hacia condiciones que aseguren un trabajo decente», entre otras cuestiones.