Un trabajador desesperado por ser despedido de Guerrero Motos, se roció este lunes con nafta delante de su familia, frente a la planta de San Lorenzo, e intentó prenderse fuego. Sus compañeros impidieron que el dramático hecho no pase a mayores. El conflicto comenzó en la previa de Navidad, cuando la firma dejó en la calle a 23 empleados.
Desde principios de diciembre, los trabajadores venían sosteniendo una serie de reclamos junto a representantes del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), quienes organizaron diferentes protestas en Rosario y San Lorenzo por descuentos salariales y por incumplimientos en los protocolos de higiene.
En ese contexto, el 19 de diciembre pasado, el dueño de la fábrica incendió de manera intencional el auto de uno de los empleados que habían organizado la protesta. Según explicó Román Moyano, secretario general de Smata, llegó en su camioneta y pateó unas maderas prendidas fuego -que después arrepentido- ayudó a apagarlo.
«Cuando llegamos a la fábrica este lunes, la policía nos quiso sacar a la fuerza. Entre idas y vueltas un compañero intentó prenderse fuego. Afortunadamente no llegó a mayores y lo contuvimos», contó Moyano.
Raúl Paniagua es uno de los empleados despedidos que intentó prenderse fuego a lo bonzo. Trabajaba desde hacía 10 años en el área de producción y tiene seis hijos. «Verse sin un sueldo y tener que enfrentar compromisos económicos afectó su salud mental», explicaron sus compañeros.
Moyano dijo que «los trabajadores están desesperados viendo que la empresa avanza contra sus derechos e inventó una causa para despedirlos».
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El dirigente gremial contó que algunos empleados recibieron el telegrama de despido y a otros la notificación les llegó mediante una escribana que se presentó en sus domicilios particulares.
«El 23 de diciembre tuvimos una audiencia en el Ministerio de Trabajo provincial y la firma presentó un escrito donde decía que no tenía voluntad de conciliación. Esperamos que el Ministerio de Trabajo provincial, o un juez de oficio, dicte la conciliación obligatoria o un recurso de amparo y puedan volver a sus puestos laborales», sostuvo el secretario general de Smata.
En referencia a la situación financiera de la empresa, Moyano aseguró que no hay baja de producción como argumenta la empresa: «Está más que bien. Las motos se venden fáciles, podes acceder a una con un recibo de sueldo».
«En los momentos duros los trabajadores le pusieron el cuerpo y aceptaron cobrar el sueldo en hasta cuatro veces. Ahora que la producción va para arriba, despide a empleados. Pedimos la reincorporación de los trabajadores. Son muchas familias desesperadas», concluyó el sindicalista.
Guerrero Motos tiene dos sucursales: la planta ensambladora de San Lorenzo -que tiene unos 100 empleados-, y la de Rosario, en Alberdi 474, que cuenta con otros 10 trabajadores.