El chofer de la línea K, Marcos Daloia, fue despedido este martes, el cortejo fúnebre partió desde la cochería ubicada en Córdoba al 2900 con un concurrido acompañamiento que no dejó de mostrar su angustia, tristeza y bronca por la absurda muerte de este trabajador, lo que se sumó al homicidio de otros dos choferes de taxi y el playero de 25 años asesinado el último sábado.
“Se percibe el miedo constantemente, nos sentimos como perseguidos, mirando para todos lados”, dijo un chofer de la 153 en la previa de que los restos fuesen inhumados.
En cuanto a la vuelta a la actividad dijo “volveremos y estaremos más atentos al movimiento de la calle, no queda otra. Estamos amargados y nerviosos pero lamentablemente tenemos que mirar al frente y seguir. Tratar de tener confianza en lo que se vaya a hacer ahora pero esto se tiene que ver en la calle, no queda otra”, aseguró.
Y concluyó que al momento de salir a trabajar “le doy un abrazo a mis hijos, un beso a mi mujer y tengo que salir a trabajar, no nos queda otra”.