A finales de 2020, mientras el gobierno nacional llevaba adelante las pruebas y las negociaciones para aprobar la vacuna de AstraZeneca, una campaña de influencia -originada en el Exterior- a través de redes sociales tuvo entre su blanco a la Argentina, en un intento por denigrar la inmunización desarrollada por la Universidad de Oxford.
Fue la primera oleada de una operación internacional originada por una empresa de marketing registrada en el Reino Unido pero que era manejada desde otro país, que operó en más de diez plataformas online y que tuvo cinco meses más tarde una segunda fase que apuntó contra la vacuna de Pfizer.
Los usuarios argentinos de Facebook e Instagram estuvieron entre los objetivos de esta operación de desinformación, que también estuvo dirigida contra habitantes de la India, otros países de Latinoamérica y, en menor medida, de los Estados Unidos, según una investigación revelada este martes por la propia empresa Facebook durante una rueda de prensa.
Los investigadores de la red social encontraron vínculos entre esta operación y Fazze, una empresa de marketing registrada en Reino Unido «cuyas operaciones estaban principalmente manejadas desde Rusia», según detalla el informe elaborado por la red social.
«No tenemos el alcance (de la campaña) detallado país por país. Sin embargo, a través de las fronteras el alcance fue bajo», respondió a Télam Nathaniel Gleicher, Jefe de Políticas de Seguridad de Facebook.
Tampoco se encontraron anuncios pagos dirigidos a usuarios argentinos como parte de la campaña, según señaló ante una consulta de esta agencia David Agranovich, director de Interrupción de Amenazas de la red social.
En otras palabras, la operación no logró desarrollar una audiencia de importancia, aunque evidenció la forma de operar de algunas campañas que distribuyen fake news y desinforman deliberadamente a través de Internet.
En sus distintas fases, la operación combinó la publicación de memes con hashtags como #AstraZenecamiente y frases que afirmaban, por ejemplo, que «la vacuna se basó en un gen de chimpancé de la compañía AstraZeneca».
«Esta campaña fungió como una máquina de desinformación», destaca la investigación, y detalla que sus impulsores «creaban artículos engañosos y peticiones en varios foros como Reddit, Medium, Change.org y Medapply.co.uk.»
Luego usaban cuentas falsas en redes sociales como Facebook e Instagram para sembrar y amplificar este contenido originado fuera de la plataforma, usando tácticas crudas de spam», continúa.
Este tipo de campañas -que se desarrollan simultáneamente en varias plataformas- hace, según Gleicher, que para cada empresa o red social sea un verdadero reto ver el panorama completo y tomar acciones de forma conjunta, aunque sus autores «dejan huellas a través de Internet y se exponen a sí mismos».
De todas maneras, el centro de esta operación pasó por contactar influencers «con audiencias ya desarrolladas en Instagram, YouTube y TikTok para que publicaran contenido y usen hashtags específicos sin revelar el origen de las publicaciones», describe el trabajo.
De hecho, fueron algunos influencers quienes dieron a conocer esta actividad en Francia y en Alemania, y tuvieron un rol clave para exponer la primera pista y permitir así descubrir el alcance total de la red de desinformación.
La empresa fundada por Mark Zuckerberg eliminó tras esta investigación un total de 65 cuentas de Facebook y 243 cuentas de Instagram, que tenían alrededor de 24.000 seguidores.
La campaña tuvo dos momentos diferenciados:
El primero, entre noviembre y diciembre de 2020, consistió en la publicación de memes y comentarios que advertían sobre el supuesto peligro de la vacuna de AstraZeneca bajo la afirmación falsa de que derivaba de un adenovirus de chimpancé.
Se inició con la creación de dos grupos de cuentas falsas de Facebook a fines de 2020, «posiblemente de granjas de cuentas en Bangladesh y Pakistán», señala el reporte, aunque destaca que «publicaban pretendiendo estar en India».
Al comienzo subían pocos contenidos, sin relación al coronavirus y centrados en la comida india y en actores de Hollywood.
Pero a finales de noviembre «la operación usó algunas de esas cuentas para publicar contenido en plataformas de blogging y sitios web de peticiones, incluyendo Medium y Change.org», en los que hicieron foco en un argumento: que AstraZeneca había manipulado los datos de sus pruebas y que había utilizado tecnología sin testar para crearla.
Estas peticiones fueron luego llevadas a Facebook a través de cuentas falsas, que usaban memes basados en caricaturas de «El Planeta de los simios».
En Instagram, en cambio, la actividad fue «cruda» y con spam. En torno a hashtags contra AstraZeneca, entre el 14 y el 21 de diciembre se crearon alrededor de 10 mil publicaciones, muchas de ellas con links hacia fuera de la plataforma.
Los investigadores de la red social consideran que esta etapa tuvo algo de automatización y falta de cuidado, como revela el hecho de que los mismos memes se hayan empleado primero en hindi y luego en español.
Estas publicaciones cesaron el 6 de enero, luego de que Argentina, India y Brasil avalaran el uso de la vacuna de AstraZeneca.
En mayo último, mientras las autoridades de Brasil y de la Unión Europea discutían sobre la aprobación de la vacuna de Pfizer en adolescentes, comenzó la andanada de posteos contra el laboratorio estadounidense, basada en el falso argumento de que este medicamento había generado un «índice de víctimas» superior al de las demás.
Esta segunda fase se basó en un supuesto documento de 12 páginas elaborado por AstraZeneca que comparaba la eficacia de las distintas vacunas, según la investigación.
El texto en cuestión, según las fake news publicadas en Medium, Reddit y Eticalhacker, habría sido filtrado durante un hackeo al laboratorio mexicano.
Días después, una cuenta falsa se sumó a un foro médico en Facebook para estudiantes del Reino Unido y publicó el documento supuestamente hackeado.
«Al día siguiente, una segunda ola de artículos aparecieron en sitios web de terceros para posicionar la narrativa del ‘índice de víctimas de Pfizer'», detalla el reporte.
Esta segunda etapa fue principalmente a través de posteos en inglés y estuvo apuntada a los Estados Unidos.
Si bien tuvo un volumen bajo de publicaciones, parte de la operación consistió en mandar información detallada a influencers en TikTok, YouTube e Instagram con los argumentos de la campaña.
«Este intento de alcanzar a influenciadores probó ser el fin de la operación. En lugar de tomar el dinero de Fazze (según reportes, unos 2.000 euros), un influenciador francés y otro alemán expusieron la campaña», precisa la investigación.
Entre los aspectos sin resolver, permanece el de la identidad de la persona que encargó a la empresa de marketing llevar a cabo la operación.