Intensa y emotiva fue la despedida que familiares, amigos y cientos de militantes de organizaciones políticas y sociales le dieron este martes en la casa velatoria de Brown y Callao a Chiche Massa, la histórica y reconocida integrante de Madres de Plaza 25 de Mayo que murió en la noche de este miércoles a los 93 años.
Elsa Pozzi de Massa, a quien todos llamaban Chiche, era madre de Ricardo Massa, médico y militante de la Juventud Peronista que fue secuestrado a los 30 años el 26 de agosto de 1977. Nunca recuperó el cuerpo de su hijo. Chiche iba a declarar en la causa de la desaparición forzada de su hijo en el marco de la causa Guerrieri IV, que aún no tiene fecha en los Tribunales Federales.
“No sé si vamos a encontrar a otra persona que diga las cosas como las decía Chiche, que tenga esa ternura y dulzura para decir cosas durísimas o reclamos muy firmes que transmitía con paz. Fui con ella a escuelas a dar charlas y ver cómo interpelaba a los pibes era realmente impresionante. Todos querían que fuera su abuela, y eso era inevitable. Son cosas que nos van a quedar muy adentro”, dijo a El Ciudadano Juane Basso, referente de Hijos Rosario.
“Nosotros, compañeros y compañeras de Hijos, nacimos en el lucha de alguna manera paridos por las Madres. También por otros organismos de derechos humanos, en esas rondas que comenzaron ellas. En todos estos años, nos enseñaron muchas cosas y nos plantearon una especie de mandato en término de organizaciones”, agregó.
Basso puso énfasis en que las Madres les enseñaron que “la pelea no es sólo por la Memoria, la Verdad y la Justicia de los seres queridos sino también porque ellos fueron desaparecidos por algo, por encarnar un proyecto de una sociedad con justicia social, algo que también a las Madres les llevó mucho tiempo procesar”.
“El mandato que sentimos que nos dejó es el de justicia, pero además esa justicia integral por la que pelearon los compañeros y compañeras que es, en definitiva, de los pueblos. Todo eso que entendemos simboliza las rondas, ese camino permanente de un pueblo de ir construyendo Memoria, Verdad y Justicia e ir levantando las banderas de los otros que pasaron antes y que quedaron en el camino por esa lucha por construir su futuro. Yo pienso en eso, que la lucha sigue y que ese pañuelo que levantamos como bandera encierra las luchas anteriores, la de ellas, las de los 30 mil compañeros, la de las anteriores y de las que vendrán”, agregó.
El referente de Hijos recordó que Chiche había decidido ser querellante en la causa Guerrieri IV: “Que no tiene fecha aún y eso también duele. Estas cosas que hacen que un juicio dure años. Muchas veces le reclamamos a los jueces celeridad porque no miden las cosas que hay en el medio, como por ejemplo cuarenta y pico de años de espera de justicia y una madre que todavía está esperando, que no pudo declarar y que se muere sin declarar, como Chiche”.
Basso recordó que “lo mismo pasó con Norma (Vermeulen), que ella había decidido finalmente declarar después de haber sentido una resistencia a hacerlo, siempre había estado en el pedido de Justicia pero el hecho de sentarse a declarar es otra cosa y tampoco lo pudo hacer”.
La muerte de Norma Vermeulen hace poco más de un mes fue un golpe muy duro para Chiche, ya que se acompañaron mutuamente hasta los últimos días. Estuvieron unidas durante más de cuatro décadas por un reclamo que solamente ellas podían sentir, como madres, pero aún desde el dolor supieron transmitir a las generaciones siguientes la conciencia de lucha y de continuar el camino por la Memoria, Verdad y Justicia.
«Lo que entendían «como justicia social”, señaló Basso.
Pablo Álvarez, del grupo de Apoyo a las Madres, dijo a El Ciudadano que “Chiche nos dejó el mensaje de seguir y generar un espacio de resistencia, sobre todo en estos dos últimos años”.
Recordó también a Norma Vermeulen: “De cada cosa que pasaba, quería sacar un comunicado, quería que se supiera lo que pasaba, que las Madres tenían que dar su opinión a conocer a la sociedad y convocaba a todos a la Plaza”.
“Ustedes tienen que seguir con la ronda de cada jueves y que siga siendo lo que fue hasta ahora: un espacio de encuentro y de resistencia para seguir pidiendo Memoria, Verdad y Justicia, seguir rondando porque esto no se tiene que parar, porque todavía hay muchas cosas por cambiar. La preocupación de ellas era que esto continúe”, concluyó Álvarez.
