Por Gustavo Sarmiento/Tiempo Argentino
“Control chocamos acá. Había un tren”. Las seis palabras del maquinista segundos después del choque entre las dos formaciones de la línea San Martín en Palermo quedaron como testimonio de un nuevo siniestro ferroviario que por avatares del destino y el azar no terminó en tragedia, más allá de los 97 heridos. El hecho le sirvió de plafón al gobierno –el mismo que se ufana de frenar la obra pública y de despedir empleados públicos incluso en el ámbito del ferrocarril–, para responsabilizar a gestiones anteriores y volver sobre la idea de privatizar el servicio, el cual ya viene sufriendo en estos meses la política oficial de desmantelamiento
El primero en hablar del Ejecutivo fue el ministro del Interior, Guillermo Francos: «La necesidad de participación de capital y control privado es importante. Está a las claras que la situación de los ferrocarriles en general es mala. Por el servicio que se presta, por cuestiones de seguridad. Los argentinos tenemos que rever el estado de las vías y la señalización. Uno lo viene escuchando hace años, no es un tema nuevo», explicó a un canal de streaming.
El ex ministro de Transporte de la Nación y actual diputado provincial, Alexis Guerrera, apuntó a la falta de compra de insumos y de inversión en mantenimiento: “Si el ajuste incluye no reponer algo básico como son los cables de señalización esto se va a repetir”.
Sin señales
Menos de un mes antes del choque de Palermo hubo 150 despidos de trabajadores ferroviarios. Natalia, una de las damnificadas, había advertido sobre los riesgos que podía llevar a los pasajeros las cesantías «en una empresa donde se maneja toda la infraestructura de trenes en el país; desde una lamparita hasta las construcciones de las estaciones. Esto es un vaciamiento al tren».
Y continuó: «El 90% (de los despedidos) son profesionales: ingenieros, arquitectos, licenciados. Toda gente que hace funcionar el tren. Quiero que la gente entienda que es gravísimo. Lo importante es que la gente entienda que es un vaciamiento al funcionamiento del tren».
Omar Maturano, jefe del gremio de maquinistas, denunció que hace 10 días están trabajando sin señales porque se robaron los cables y cuando lo advertían desde el Gobierno les respondían que no hay plata para reponerlos: «Hace diez días que estamos trabajando sin señalamiento porque se roban los cables de señalamiento y hace 10 días estamos reclamando que los reparen pero no hay repuestos».
Maturano habló de «una degradación total de la empresa, no solamente en repuestos para el señalamiento sino tampoco para los trenes ni los coches. Hay una degradación total porque no hay presupuesto según los que conducen la empresa. No hay presupuesto para los coches eléctricos, tenemos 60 locomotoras chinas paradas que se compraron nuevas; tenemos 150 coches eléctricos que no llevan locomotora que están degradados y desmantelados porque se sacan repuestos para que otros coches sigan funcionando y se los va dejando de lado y quedan pelados».
¿Se desmantela para privatizar? «Nos están llevando a eso para que la empresa la compre un capital privado y venderla a menos valor», respondió.
El ex titular de Trenes Argentinos y dirigente del Frente Renovador, Martín Marinucci, directamente habló de ferrocidio: “Acá hay que entender eso que se plantea como punto de inflexión, que es el ferrocidio de los ’90. El sistema ferroviario es una máquina que hay que mantener todos los días. Lo único que están analizando (en el Gobierno) es el listado de los despidos y pidiendo la plata para poder echar 3000 trabajadores, donde el 60 por ciento tiene más de 10 años de experiencia. Están destruyendo la empresa para, de alguna manera, les salga más barato con una privatización. Están tratando de aplicar el mismo preámbulo que en los ’90”.
Efecto Femesa
Más allá del siniestro (investigado por la Justicia, tanto en el accionar humano como en la falta de señalamiento y las malas comunicaciones), ya desde enero Trenes Argentinos Operaciones (Sofse) comenzó a implementar recortes, con el argumento de una racionalización estacional, que continúan acumulándose en las cinco líneas (Sarmiento, Mitre, San Martín, Belgrano y el Roca, que tendrá un recorte del 30% en el servicio eléctrico).
El marcado deterioro se concreta en el aumento de los tiempos de viaje, el recorte de frecuencias, la reducción del horario de servicio nocturno y repetidas demoras y cancelaciones, lo que levanta sospechas acerca de una posible degradación deliberada del servicio, que actúe como excusa para justificar una posterior privatización o concesión. No se trata de una práctica novedosa, sino de una reedición del ya conocido “efecto Femesa” que se experimentó en los ’90.
La paralización de las obras y de la inversión contrasta con importantes aumentos tarifarios. Fuentes gremiales sintetizaron: «Lo que antes se solucionaba como se podía, con parches o gestiones de último momento, ahora queda abandonado porque dicen que no hay presupuesto».
La JST analiza «discrepancias» en la comunicación
Mientras la justicia investiga las posibles causas del choque de los dos trenes en Palermo, quien dio un primer informe es la Junta de Seguridad en el Transporte (JST). Este organismo descentralizado que funciona en la órbita del Ministerio de Economía informó que analiza las similitudes entre el suceso del viernes y otro ocurrido en 2021, que involucró también dos trenes de la Línea San Martín.
En este caso investigan como principal causa las «discrepancias» en las comunicaciones. «El tren que tenía que brindar auxilio al tren detenido recibió la ubicación por tres vías diferentes, y en cada una de ellas la información era distinta», acotaron. Y denunciaron: «A raíz de la investigación, se pudo detectar que el personal no recibe capacitaciones en el uso de la radio». Además, según informaron, en el relevamiento de campo se constató el faltante de postes kilométricos, que sirven para señalar la posición de un vehículo.