Conocido de sus víctimas, el financista rosarino Daniel Casanova se ganó una indeseada exposición masiva a principios de mayo por un video en el que se ve cómo un hombre lo expulsa a las trompadas y patadas de un restorán de la ciudad salteña Las Lajitas a la vez que lo acusa de «garca», entre otros calificativos menos contenidos. Este jueves, quedó detenido preventivamente en la ciudad de Salta en el marco de una causa por «retención indebida, libramiento de cheques sin provisión de fondos y desbaratamiento de derechos acordados». La misma suerte corrió su esposa, Samanta Bravo. Ambos forman parte de la empresa Cereales del Sur, eje de numerosas denuncias por estafas a productores cerealeros, cuya caída en desgracia arrancó antes de la pandemia, en 2019.
La detención del rosarino y su pareja, que residen en Salta, también base de operaciones de las dos empresas que cargan con deudas millonarias y causas judiciales, fue solicitada por la fiscal penal María Celeste García Pisacic
La investigación salteña se inició ante la denuncia de productores agropecuarios contra los representantes legales de la empresa Cereales del Sur, con sede en la localidad salteña de Piquete Cabado, por delitos relacionados con la comercialización de granos: retención de cereal depositado, emisión de cheques sin fondos y otras maniobras defraudatorias que ocasionaron daños patrimoniales.
El grupo empresarial diversificado que comandaba Casanovas, de capitales rosarinos pero con base en Salta, fue el segundo en caer durante 2019. El daño de ese derrumbe se estima en alrededor de mil millones de pesos de entonces.
La bola de nieve se inició con el incumplimiento de pagos de Cereales del Sur, con negocios centrados en el norte argentino. Sumado a eso, el grupo agrofinanciero no devolvió fondos que terceros habían aportado a su fideicomiso Ganadero Norte, un armado financiero cuyo destino declamado era el engorde de ganado.
Agrofinancista rosarino imputado por estafas fue expulsado a golpes de un restorán salteño
Como coletazo de ese proceso, en agosto de 2019, unas 70 familias salteñas se habían trasladado hasta Funes para reclamarle a Casanovas una deuda millonaria. Fue frente al exclusivo country Mirasoles, donde entonces vivía el rosarino. Lo acusaban de haberlos contratado para transportar la cosecha y no pagarles.
Cereales del Sur entró en convocatoria de acreedores a fines de 2019. La empresa exhibió un default por 450 millones de pesos y presentó un plan de pagos para devolver a los acreedores, con una importante quita, a través de una comercializadora de ganado, pero los plazos nunca se cumplieron. Sus trabajadores se quedaron en la calle, con cuatro meses de salarios adeudados. Algunos, además, habían trabajado en la cosecha con la promesa de que luego de la campaña electoral de ese año cobrarían, algo que no pasó.
Además de la causa salteña, Casanovas y su esposa fueron imputados por estafas junto a directivos de sus firmas Cereales del Sur y la financiera Rosario E. Trade. Fue a raíz de denunciadas de más de veinte personas que les habían confiado bienes para inversiones que no recuperaron. La investigación del fiscal Miguel Moreno calculó en su momento un perjuicio global de cuatro millones de dólares.