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Destino cruel: el enorme torneo de los pibes de Gimnasia no pudo cerrarse con título

Fue Almagro con una increíble ráfaga en los minutos finales encabezada por Lucas Andersson en modo superhéroe y un grupo de compañeros que apareció justo a tiempo para evitar el triunfo de un Gimnasia que llegó a estar al frente por 16 y que supo dominar desde sus variantes de juego
Fotos de Juanjo Cavalcante

A veces la diferencia entre ser campeón o subcampeón es un detalle, un momento, una situación. A veces la diferencia entre la alegría y la tristeza son un par de puntos, un tiro que entra o no. A veces el destino simplemente no puede ser justo con dos rivales al mismo tiempo y debe tomar una decisión cruel e inesperada.

Almagro de Esperanza y Gimnasia de Rosario son dos equipos enormes, con joyas que tienen futuro en la Liga, y que pugnaron durante una temporada de viajes y desafíos superados llegar hasta la mismísima final de la Liga Federal Formativa U17, que los encontró invictos en el cuadrangular final en Rosario (el domingo por la mañana Gimnasia le ganó a Regatas Resistencia 62 a 58 y Almagro a Olimpo 96 a 79), en la sede del centro explotada como casi nunca para que entre los dos decidan quién se llevaba la Copa.

Y fue Almagro con una increíble ráfaga en los minutos finales encabezada por Lucas Andersson en modo superhéroe y un grupo de compañeros que apareció justo a tiempo para evitar el triunfo de un Gimnasia que llegó a estar al frente por 16 y que supo dominar desde sus variantes de juego.

Neri y Antonelli fueron los dueños de la primera ventaja, aunque Andersson lo emparejó, algo similar a lo vivido en la segunda parte, cuando Micheri y compañía se las arreglaron para ganar el duelo ante un Spies siempre picante.

Pero Gimnasia fue más claro en la segunda parte, generó que Almagro cayera en la trampa del individualismo y supo disfrutar de una buen buena distancia de la mano de Micheri y de los triples de Maknis. Ni siquiera la defensa zonal fue un factor que pudiera cambiar en ese entonces el rumbo del juego.

Con ese marco se llegó al momento de la definición, en el que parecía que el dominio local podría extenderse. Al menos hasta que en medio de la remontada visitante Maknis (clave en ese lapso) se lesionó y debió salir, sumado a una respuesta impactante de Andersson que cambió el trámite de partido para siempre. Gimnasia sufrió el golpe y la arremetida visitante fue letal, definitoria.

En un rato Almagro se llevó el juego. No es que le falten argumentos, pero sí pudo resolver en un puñado de minutos lo que le costó todo un partido resolver. Gimnasia fue presa de los nervios y vio cómo la final se le escapó de las manos, con el dolor que ello conlleva.

Como los chicos tardarán en darse cuenta lo que lograron y demorará en irse la bronca, deber de los grandes felicitarlos, valorarlos y elogiarlos. Tremendo grupo y equipo, gran cuerpo técnico, club, subcomisión, familias y padres que apostaron fuerte desde el afecto. La diferencia entre ser campeón o no fue un suspiro, pero el notable camino recorrido fue impresionante. En tiempos de canchas sin público en Rosario, ellos explotaron un estadio y regalaron noches de alegría.

GOLEO

GIMNASIA 75: Maknis 15, Bellía 0, Chaya 6, Neri 3, Antonelli 7 (fi), Carasatorre 7, Micheri 25, Bechis 0, Etchizuri 5, Milich 0, Sauro 7, Moreira 0. DT: Adrián Bueres

ALMAGRO 81: Andersson 25, Mierke 9, Kern 2, Lisowyj 2, Ordoñez 5 (fi), Spies 22, Arnaudo 2, Fogar 0, Gioria 0, Lozicki 12, Vergara 0, Mathieu 2. DT: Bruno Rista

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