La Fiscalía investiga la muerte de un niño de seis años durante un incendio ocurrido en su casa de barrio El Mangrullo como un homicidio, aunque no culposo, como en su momento se caratuló al disponerse la detención del padre del chico, con quien convivía y quien no estaba presente al momento del siniestro, sino doloso: se confirmó que el fuego se inició en forma intencional y con el cambio de fiscal también el progenitor fue liberado, informó el Ministerio Público de la Acusación.
El siniestro se produjo a las 2 y media de la madrugada de este jueves en una casilla de Ensenada al 500, casi Lituania, en la zona sur, donde Lionel, el niño de seis años, vivía con su padre, A.R., de 31 años: como consecuencia, el chico murió en momentos en que el hombre lo había dejado solo, según comenzó la reconstrucción la fiscal Valeria Piazza Iglesias, de la Unidad de Homicidios Culposos. Por eso se dispuso su detención.
Cuando este viernes se conoció el resultado preliminar del peritaje de Bomberos, quedó claro que el fuego se inició súbitamente, con algún tipo de acelerante, tal vez combustible. Así, la pesquisa fue derivada a la fiscal de Homicidios Dolosos Gisela Paolicelli, quien libró otras medidas investigativas a Agencia de Investigación Criminal (AIC).
Al descartarse en principio que el padre del chico hubiese iniciado el fuego y luego de testimonios de vecinos que hacen presumir que no hubo abandono de persona, el hombre quedó en libertad mientras la pesquisa evalúa posibles motivaciones para el accionar criminal.
Drama tras el drama
La tragedia tiene el contexto de la marginalidad. Vecinos del barrio relataron a medios de comunicación que el pequeño y su padre, que sobrevivía de changas, ocupaban la precaria construcción cercana al arroyo Ludueña y frecuentemente acudían por asistencia alimentaria. Algunos ni siquiera sabían que allí vivía un nene.
Gastón, trabajador de un comedor del barrio que sostiene la ONG Casa Pueblo, coincidió en que Lionel y su padre vivían solos y concurrían por alimentos: “Ellos venían a retirar la comida todos los días”.
El vecino agregó que el hombre vivía de changas, trabajos de albañilería y como cuidacoches. Lionel también asistía allí al espacio denominado Escuelita.