Un joven de 19 años fue detenido en la mañana de ayer en una precaria casilla del asentamiento conocido como Fuerte Apache, sospechado de ser la persona que mediante engaños convenció a un adolescente a acompañarlo y lo mantuvo cautivo hasta conseguir que su familia pagara dos mil pesos por su liberación. El muchacho, que para la Policía sufre “graves problemas de adicción”, quedó a disposición del Juzgado de Instrucción de la 4ª Nominación.
Con órdenes de allanamientos firmadas por el juez Juan Carlos Vienna, personal de Seguridad Personal de la UR II ingresó en la mañana de ayer a dos pasillos ubicados a la altura de Paraguay al 5100, luego de evaluar los datos aportados hace 48 horas por un adolescente de 13 años, quien dijo haber sido secuestrado y llevado hasta dicha zona.
El menor había llegado hasta allí en la tarde del lunes luego de ser interceptado a metros del ingreso al Club Atlético Newell’s Old Boys por un desconocido, que luego de una larga caminata por el parque Independencia lo llevó en colectivo hasta una precaria vivienda de zona sur y desde el teléfono celular del chico anotició al padre del menor que tenía al adolescente secuestrado y que para liberarlo pedía un rescate de cinco mil pesos. Horas más tarde, y luego de negociar el precio y terminar acordando un pago de dos mil pesos, el muchacho fue liberado.
La entrega del dinero fue monitoreada por la Policía, que había sido alertada por el padre del chico sobre el secuestro, aunque con la advertencia de que no se interpusiera en la negociación ni tampoco en la entrega del dinero. Lo que sí aceptó el padre del menor fue que el personal policial tomara nota de la numeración de los billetes, para poder atrapar a quien los tuviera en su poder.
En un principio, las circunstancias en que sucedió el secuestro extorsivo despertaron dudas en los investigadores, ya que el menor dijo que en ningún momento fue amenazado con armas; que en más de una oportunidad se quedó solo en el lugar donde estaba cautivo y no escapó, y que cuando viajó en colectivo hacia la zona sur no le dijo a ninguno de los pasajeros lo que estaba pasando.
De todas formas, el juez Juan Carlos Vienna ordenó allanamientos en la zona sur, que se realizaron en la mañana de ayer. La medida derivó en el arresto de la persona que presumen cometió el delito, que fue identificada como Gabriel Jesús I., de 19 años.
Voceros del caso indicaron que, si bien no tenían un domicilio fijo, al ingresar por uno de los pasillos de la villa conocida como Fuerte Apache se toparon con un ranchito que cumplía con las características aportadas por el menor. Una vez allí, arrestaron a su morador y llamaron al número del teléfono celular de la víctima que comenzó a sonar en la pequeña casilla. Tras una rápida revisión, los pesquisas hallaron el celular del adolescente debajo del colchón donde dormía el imputado junto a su pareja y su pequeña hija de tres años.
Además de la detención de Gabriel, en el lugar se secuestraron 900 pesos (que por la numeración pertenecían al dinero del rescate), la campera, zapatillas, un bolso tipo botinero y el celular, todos elementos que pertenecen al menor secuestrado, dijo un vocero policial.
Una fuente del caso dijo que si bien el muchacho se abstuvo de declarar en sede policial habría mencionado que con el dinero obtenido por la familia del menor compró una moto Yamaha Cripton por la suma de 400 pesos. El rodado también estaba en la casilla y mediante averiguaciones se logró determinar que tenía un pedido de secuestro, ya que había sido sustraído el 1º de mayo pasado en jurisdicción de la seccional 15ª.
Además se incautaron en la precaria vivienda alrededor de 30 carteras con documentación de distintas personas, por lo que la Policía iba a intentar contactarse con las supuestas dueñas de dichos elementos, para corroborar si los mismos fueron robados.
“Se trata de una persona muy adicta con los propios altibajos de estas enfermedades”, dijo un vocero policial, haciendo referencia al joven detenido. La fuente sostuvo que si bien se trató de un secuestro extorsivo no hubo nada de profesionalismo en el accionar delictivo. “Dejó el celular del pibe encendido, tenía como 30 carteras acumuladas en el ranchito y hasta le mandó un mensaje de texto a la familia del pibe secuestrado para pedir perdón por el hecho”, dijo el vocero.
“Es verdad que en un principio era dudoso, pero se trató del típico hecho que se encuentra una víctima especial y un imputado especial. El pibe estaba aterrorizado y su personalidad no era la de salir corriendo”, indicó.
El joven quedó detenido en la sección Seguridad Personal y será indagado en la mañana de hoy por el juez de Instrucción de la 4ª Nominación, Juan Carlos Vienna.