Un hombre que se encontraba prófugo de la Justicia, acusado de liderar una asociación ilícita con epicentro en barrio Plata fue detenido este sábado por la mañana en Las Flores al 3600. La Policía de Investigaciones y el fiscal Gustavo Ponce Asahad lo tenían en la mira por una serie de hechos que van desde las amenazas a la usurpación. Ya el jueves, durante un allanamiento en Constitución y Lamadrid, el Ministerio Público de la Acusación ordenó secuestrar cuatro camiones, maquinarias de construcción y mercadería atribuidas al detenido, Oscar G. El lugar es un un predio de 10 hectáreas donde funciona un depósito custodiado por un centro de monitoreo con ocho cámaras, confiaron fuentes de la causa, una característica de su emporio: en 2017 dijo en declaraciones públicas que tenía 32 lentes vigilando su galpón. Fue en el marco de declaraciones cruzadas con el hijo de un albañil que lo acusó de tirotear a su padre.
A Oscar G. le dicen Manco o Gitano, tiene 46 años y es considerado un hombre de influencia en barrio Plata. Es dueño de una distribuidora de bebidas y no es la primera vez que su nombre aparece en la crónica policial. El 28 de noviembre pasado, un galpón de Constitución al 5200 fue allanado en el marco de la causa por el resonante homicidio de Cristian Enrique, joven de Cabín 9 desaparecido durante 20 días y luego hallado calcinado a la vera de una ruta cerca de Soldini. En ese operativo, llevado a cabo por fuerzas federales, hubo varios demorados –entre los cuales había cuatro colombianos y el Manco– que quedaron desvinculados del crimen que motivó el operativo. Pero se les formó causa por tenencia de arma, contrabando de cigarrillos y dinero falso.
Poco más de un mes después, cinco personas de su entorno fueron imputadas por integrar una asociación ilícita cuyo liderazgo está atribuido al propio Manco. Se trata de los hermanos Maximiliano y Ariel Q.; Carla R. (esposa de Manco); Eric R. y el colombiano Mauricio A. G.
Manco estaba prófugo en esa causa. Los delitos que le atribuyen, según las calificaciones ventiladas en sede judicial, van de la defraudación hasta amenazas, pasando por tentativa de homicidio.
Una de las causas que tuvo cobertura mediática en la investigación fue la balacera del 16 de diciembre a un chalet usurpado donde funcionaba un lavadero, en Oroño y Savio.
La dueña de la propiedad, Gabriela, contó a El Ciudadano que había heredado ese inmueble de su abuela y, terminado un contrato de alquiler, quedó vacío un tiempo. La situación la aprovechó en junio de 2018 un grupo de personas –según la Justicia, Manco y su banda– que violentó el ingreso y se quedó en la vivienda, explicó una fuente fiscal. La cosa no terminó allí. Los usurpadores decidieron hacer su negocio y la vendieron, sin ningún tipo de documentación, a otra gente por 70 mil pesos. Disconformes con la ganancia por ese negocio –según la teoría fiscal–, tirotearon el frente de la casa la noche del 16 de diciembre para intimidar a los “compradores” y obtener un rédito económico mayor. Esa noche, desde un Chevrolet Corsa rociaron de balas la vivienda y fueron heridos Alexis G., de 18 años, quien sufrió un plomo en el glúteo derecho; Joana F, de 23, a quien una bala le fracturó un tobillo; y Brian F., de un año y medio e hijo de Joana, quien recibió dos escoriaciones de bala en ambos tobillos.
Fuentes de la causa confiaron que el Manco G., a quien investigadores definen como un “capanga barrial”, logró escurrirse de un allanamiento a su distribuidora de Constitución y Lamadrid el jueves pasado. Las fuerzas de irrupción llegaron a un predio –celosamente custodiado por ocho cámaras de seguridad– del que se secuestraron cuatro camiones, maquinarias de construcción y mercadería. Esos elementos fueron incorporados a pedido de la Fiscalía al legajo de la causa, ya que la mujer que recibió al pelotón de PDI no pudo acreditar la titularidad. Pero no hallaron al Gitano.
Este sábado por la mañana sí encontraron al Manco: lo detuvieron en el marco de dos allanamientos en la zona de calles San Nicolás y Las Flores. El fiscal Ponce Asahad prepara una audiencia imputativa cuya fecha aún no fue confirmada.
Manco vs. el albañil y una obsesión por las cámaras de vigilancia
Para ubicar a Oscar César G. en los archivos policiales hay remontarse poco más de un año atrás a, otra vez, barrio Plata. La mañana del 4 de octubre un albañil, Domingo Godoy, fue baleado por dos motociclistas cuando iba en su auto por Lamadrid al 3300. El vehículo de la víctima quedó con al menos tres impactos estacionado frente a la comisaría 18ª y en ese mismo lugar Walter, hijo del baleado, dio una entrevista televisiva donde sindicó como autor intelectual del ataque al dueño de la distribuidora: el Manco, al que relacionó con la venta de estupefacientes. “Claro que tengo miedo pero qué voy a hacer. Voy a esperar a que me lo maten (por su padre) para salir a denunciar”, se preguntó el joven.
Al dueño de la distribuidora el hijo del albañil lo sindicó como un hombre que tiene propiedades en barrio Tío Rolo, El Mangrullito y barrio Plata. “A la madrugada entran camiones que vienen del norte a los galpones y sabemos qué descargan. Tienen casi diez cámaras y no creo que en ninguna se vea eso. Mandan a los soldados a tirotear casas y después las compran a bajo precio”, dijo el muchacho y dio a entender que esas propiedades se transformaban en boca de expendio de estupefacientes. Y fue por más: “Su cuñado es lugarteniente de Los Monos”, dijo.
A su vez, la esposa del Manco contraatacó acusando a la familia del albañil por los golpes que recibió el oscuro empresario tiempo atrás y dijo que cargan culpas sobre su marido de todo lo que le pasa al albañil. Incluso el propio Oscar salió en Radio 2 a ofrecer su descargo: Negó todas las acusaciones y aseguró que a domingo “lo balearon los colombianos”, a los que describió como “un grupo de prestamistas que les prestan plata a los kioscos del barrio”.
“Es todo mentira, él está enceguecido conmigo, la envidia lo está matando”, retrucó Manco los dichos del albañil.
García contó en esa ocasión que tenía “32 cámaras de vigilancia” en el frente y en diferentes sectores de su casa. “Tengo un montón de filmaciones de Godoy queriendo usurpar el terreno que tengo enfrente de mi casa, que él dice que es mio pero yo tengo pruebas de que solamente lo estoy cuidando”.
Tras las declaraciones del hijo del albañil, los investigadores confirmaron el parentesco del Manco con Jorge Alberto Laferrara. El hombre de 57 años es un conocido de las crónicas policiales por su vinculación con los Monos.
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