Mirta Sotelo (*)
¿Realizar una entrevista telefónica? ¿O por Whatsapp…? No fueron herramientas pensadas entre las técnicas que aprendimos en la formación de grado. Las herramientas principales que aprendimos a instrumentar fueron “la escucha y la palabra”. Las entrevistas en las instituciones o en el domicilio de las personas siempre fueron de forma presencial, “cara a cara”; no se pensaba que el trabajo social pudiera realizarse también a distancia, de modo remoto, sin presencialidad, sin estar frente a frente con la persona que se acerca pidiendo nuestra intervención, o que una institución nos demandara una intervención. La pandemia hizo que deba repensar mi práctica.
Desde el 1º de agosto me encuentro realizando el seguimiento de pacientes (y sus correspondientes contactos estrechos) con resultado positivo de covid-19. El objetivo de este seguimiento es “lograr disminuir la transmisión del virus”.
Dicho seguimiento se realiza telefónicamente, otras veces por mensajes de Whatsapp porque los teléfonos sólo reciben mensajes (no son números que reciban llamadas). En otras ocasiones se han registrado números de telefonía fija que tienen suspendidos los servicios, por lo cual se debe rastrear en diferentes registros online (municipal o provincial) otra línea telefónica a fin de poder contactarles.
El espacio se inició con un equipo coordinado por un médico y un grupo de profesionales, pero luego nos sumamos otras y otros profesionales con diferentes coordinaciones, según distritos e instituciones, incorporándose también personal municipal no profesional y dependiente de otras secretarias municipales, no sólo de la Secretaría de Salud Pública de la Municipalidad de Rosario. También se sumaron a la tarea estudiantes, en carácter de pasantes, del Instituto Universitario del Gran Rosario. Estos equipos son quienes realizamos los primeros contactos, y los seguimientos hasta el alta a todas las personas que se hisoparon en los efectores municipales (centros de atención primaria, Policlínico San Martín u hospitales municipales) y a sus contactos estrechos (familiares, convivientes o no, laborales, sociales).
En el mes de agosto recibí sólo derivaciones provenientes del Equipo de Coordinación del Distrito Noroeste, independientemente de su lugar de atención (centro de salud, obra social, prepaga). En tanto que en el mes de septiembre se sumaron derivaciones del propio Centro de Salud “Emaús”, que es mi espacio laboral como trabajadora social desde 2006. Desde mediados de octubre recibo los resultados de los hisopados realizados en el Centro de Salud “Emaús” y algunos resultados positivos de personas hisopadas tanto en el Policlínico San Martin o en el Hospital “I. Carrasco” que tienen referencia e historia clínica en el Centro de Salud “Emaús”.
En el primer llamado no sólo suele confirmarse el resultado del hisopado que informa al Centro de Salud el laboratorio del Cemar (el cual no siempre logran informarse vía internet con su DNI y el código que se entrega al momento del hisopado, ya que suele demorarse la carga de la información en el sistema), sino que además es el inicio de la toma de información sobre:
- Sus datos personales, que si bien están volcados en la “ficha de notificación, investigación epidemiológica y solicitud de estudios de laboratorio de casos sospecho de nuevo coronavirus covid-19”, se verifican para la carga en la app creada para este fin por el área de informática de la Secretaría de Salud Pública, quien de manera permanente (vía telefónica, o por mensajes, o por mail) nos asesora ante los inconvenientes que se nos presentan en la carga diaria de la información.
- Datos de sus familiares convivientes, o con quienes han tenido contacto antes de las 48 horas del inicio de sus síntomas, al menos durante 15 minutos a una distancia menor a 2 metros sin elementos de protección (familiares no convivientes, amigos/as, compañeros/as de trabajo o de otras actividades sociales o recreativas), a fin de contactarlos/as para el correspondiente seguimiento y que también se aíslen de modo preventivo.
- De sus síntomas y de la fecha de inicio de los mismos, además de su estado actual.
- Si cuentan con enfermedades preexistentes (comorbilidades) que pongan en riesgo su recuperación, por ejemplo: diabetes, hipertensión, enfermedad cardíaca, renal u oncológica, embarazo, obesidad, asma, entre otras.
- De las posibilidades con las que cuenta para poder realizar un aislamiento adecuado, ya que no siempre las familias cuentan con una habitación que pueda ser usada exclusivamente por la persona covid+ durante el período necesario. El aislamiento para los pacientes que dieron positivo su hisopado es de 10 días, en tanto no presenten complicaciones tales como fiebre, o síntomas respiratorios. En tanto, el aislamiento de los contactos estrechos es de 14 días; si llegaran a aparecer síntomas compatibles con covid-19 se comienza con la cuenta de los días desde el inicio de los síntomas, y sus contactos estrechos deben extender su aislamiento por 14 días desde esa última fecha.
- De las condiciones habitacionales para el aislamiento de sus familiares, ya que suelen convivir dos o tres generaciones compartiendo la vivienda, o un patio en el mismo terreno; o si se debe coordinar con el Centro de Aislamiento su ingreso, o se debe ubicar un lugar donde pueda quedarse durante el período necesario.
- De las posibilidades de contar con ayuda de familiares, vecinos/as o amigos/as para acercarles alimentos, medicamentos o elementos de limpieza necesarias durante el aislamiento.
- De su lugar de trabajo, si existiera; las condiciones del mismo ya que varía si se encuentra en relación de dependencia o no para poder realizar el aislamiento; en ocasiones las/os empleadores descreen de que sean covid+, no les permiten los días que deben ausentarse del trabajo, e incluso amenazan con despedirlas/os del mismo; en otras ocasiones profesionales de la ART realizan un seguimiento simultaneo. Ante estas situaciones conflictivas que surgen, suelo pedir la intervención de otros niveles de la Secretaría de Salud Pública (coordinación, por ejemplo) a fin de que medie entre el/la empleador/a y la persona afectada por el virus, de modo de no dejar sola a esa persona entre dos lógicas diferentes: la laboral, y la de Salud Pública. En el barrio Emaús muchas familias se sostienen económicamente con trabajos informarles: las mujeres realizando tareas en casas de familia, cuidando niños, adultos/as mayores, enfermos/as, y los hombres en changas de albañilería o jardinería.
- Si cuentan con obra social (o prepaga), médico o médica de referencia o de cabecera a fin de contactarles ante necesarias consultas durante su proceso de recuperación; si no cuenta con obra social, cuál es el lugar de atención de sus problemas de salud; si cuentan con servicio de emergencia a domicilio a fin de poder convocarlo ante una necesaria evaluación por síntomas reiterados o porque se complejiza su estado y deba trasladarse a una guardia.
- Darles recomendaciones sobre las condiciones del aislamiento: uso de barbijo, distancia física con convivientes e higiene frecuente de superficies y utensilios de cocina, ventilación de ambientes, limpieza de superficies y objetos de uso frecuente.
- Si concurren a centros comunitarios: comedores, clubes, parroquias, iglesias, etcétera, para poder informar preventivamente de los cuidados a tener ante la asistencia de las personas y/o familias, y cómo actuar ante la aparición de síntomas.
En los primeros llamados, el ser una integrante del Equipo de Salud del centro de salud donde se atienden facilita la comunicación, les genera confianza en las preguntas que les surgen, y en poder expresar los sentimientos de miedo, o angustia que les surgen al escuchar que su hisopado llegó informado por el laboratorio como “detectable”, o sea positivo. A veces ya lo conocen porque lo encontraron en internet, pero el impacto de escucharlo les resulta duro, cuesta asimilarlo, surgen interrogantes sobre “Cómo, si yo me cuidaba”; “No sé dónde o cómo pude contagiarme”, o ya suponen que puede llegarles positivo porque en su trabajo su empleador/a o compañero/a de trabajo también fue positivo.
Pasado el primer momento de la comunicación, se comienza a organizar cómo será el aislamiento, con qué recursos (materiales, afectivos, simbólicos) cuenta para poder cumplirlo. En caso de que no se encuentre con dichos recursos se busca articular con otras áreas de la Municipalidad a fin de que puedan contar con alimentos, o elementos de higiene, en el caso de que no cuenten con recursos económicos para adquirirlos, o familiares que puedan alcanzárselos hasta la puerta del domicilio. Esta articulación se realiza con la Secretaría de Desarrollo Humano, a través de los Centros de Convivencia Barrial, o en el Distrito Noroeste, con referentes del área.
Otro aspecto a considerar en las entrevistas telefónicas es sobre la continuidad de sus tratamientos crónicos, en casos de que requieran medicación y no puedan buscarlos a la farmacia del centro de salud. Si no cuentan con quien pueda acercárselos, integrantes del Equipo de Salud, e integrantes del Centro de Convivencia Barrial semanalmente se los acercan con un móvil asignado para tal fin. Este acercamiento a la familia también es una contención afectiva en el proceso por el cual se encuentran atravesando.
Ante la posibilidad de aparición de nuevos síntomas, o continuidad de los mismos, me contacto con su médica/o de referencia del centro de salud a fin evaluar la conducta a seguir: revisión del paciente, modificación del tratamiento indicado, atención en domicilio por su médica/o de referencia o del servicio de urgencia a domicilio, derivación a una guardia o a internación.
Ante casos de embarazos o enfermedades crónicas que requieran controles y seguimientos particulares, también la consulta con su médica/o de referencia es continua ya que se debe contemplar si la aparición de algún síntoma tiene relación con covid-19 o es propia de su patología. También temas de salud sexual y reproductiva, o vacunación según el calendario, son aspectos que se trabajan para favorecer el acceso al Centro de Salud, en horarios específicos según el cronograma diario de la atención de febriles (sospechas de covid-19) y crónicos.
Si bien el covid-19 se trata de un cuadro clínico que presenta diversos signos y síntomas, también devela aspectos estructurales, sociales, culturales y familiares de condiciones de vida de las personas con las que nos vinculamos en nuestro trabajo, y que han contraído el virus. Estas condiciones de vida permiten o impiden la posibilidad de realizar un aislamiento adecuado, de contar con los alimentos necesarios para sí y para su grupo familiar, de continuar con la atención médica necesaria ante problemas crónicos de su salud, o tratamientos en caso de otras enfermedades.
La población con la que mayoritariamente trabajamos se encuentra vulnerada estructuralmente en sus derechos, y requieren de nuestra mayor atención y de la presencia y respuesta del Estado, y creo que ésta es una forma de presencia y respuesta, quizás coyuntural, pero es oportuna y necesaria. Los derechos vulnerados que se visibilizan inicialmente son los derechos a una vivienda digna y a un empleo estable. Si ejercieran estos derechos estarían en otras condiciones para dedicarse a los cuidados necesarios para su recuperación. Si bien el Estado responde con diversos recursos ante esta pandemia, sería esperable que pasada la pandemia se puedan pensar en políticas de los tres niveles del Estado que contemplen vulneraciones de larga data, como la falta o precariedad de las viviendas en varias generaciones de familias, y además la inestabilidad y precariedad de los trabajos a los que acceden para proveerse de los recursos económicos para su propio sustento y el de su familia, muchas veces atendiendo escasamente a las necesidades básicas.
Al 31 de diciembre del 2020 llevo realizados 61 seguimientos de pacientes positivos de covid-19 derivados del Equipo de Coordinación del Distrito Noroeste, y 193 pacientes del Centro de Salud “Emaús”, con sus correspondientes contactos estrechos (convivientes o no, familiares, amigos/as, compañeros/as de trabajo). No registro en esta experiencia malestares que hayan surgido por esta comunicación con ellas y ellos; al contrario, expresan agradecimiento por la atención cotidiana, frecuente, ya que según la situación de cada caso algunos requieren más de un llamado en el día, y manifiestan que “esperan el llamado”. Esa dedicación la agradecen expresándola de diferente modo. El agradecimiento no es personal sino extensivo al Equipo que integro, y a la Secretaría que adhirió a este diseño de acompañamiento y seguimiento de estos pacientes y sus contactos estrechos. Saber que este acompañamiento y seguimiento en este proceso mejora su situación subjetiva por sentirse atendidos, reconocidos, tenidos en cuenta., que “se los registra” y cuidados, le da sentido al trabajo, aun creyendo que quizás no sea específico de la disciplina a la cual me dedico, ya que es una tarea que realizamos diferentes personas con distintos saberes, herramientas y disciplinas.
Durante el período de agosto a diciembre, sólo una señora aceptó realizar el aislamiento en el Centro de Aislamiento del Hipódromo, ya que difícilmente aceptan retirarse de su domicilio, aunque las condiciones no sean las apropiadas. En este período debí acompañar también tres decesos de pacientes contagiados y de familiares que posteriormente contrajeron el virus. Sólo dos señoras fueron internadas por bajo nivel de oxígeno en sangre; con ellas la comunicación fue por videollamada porque al dificultárseles hablar, las señas eran las respuestas a las preguntas sobre su estado, y esos momentos eran esperados “como si fuera una visita” que recibían en la internación, era el momento que se comunicaban “con alguien más” que se ocupaba de ellas. Durante la internación no reciben visitas, ni ven a sus familiares, y la única manera de comunicación es por Whatsapp o videollamada en horarios acordados con el personal que los/as atiende.
Esta experiencia se replica con la de dos compañeras enfermeras del Centro de Salud que también se encuentran realizando estos seguimientos con derivaciones del Equipo de Coordinación del Distrito Noroeste, y con la de otras colegas que integran otros equipos distritales o institucionales.
(*) Licenciada en trabajo social. Colegio de Profesionales de Trabajo Social de la 2ª Circunscripción