Una ciudad que de ser musa del rock y del funk ahora puede verse en clave de tango. La quiebra declarada anteayer por la ciudad estadounidense de Detroit, símbolo del auge de la industria del automóvil en el siglo XX, es una oportunidad para remontar, dijo ayer el gobernador de Michigan, en un momento en el cual muchos jubilados temen ver recortadas sus pensiones. Es el último capítulo de una lenta agonía de más de medio siglo y de pésimas gestiones financieras, que la convirtieron de la ciudad más grande de Estados Unidos a una que declararse en quiebra.
“Si arrastré por este mundo la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser”, cantaba Carlos Gardel en “Cuesta Abajo”, . un tango compuesto por Alfredo Lepera. Y esa es la pendiente que siguió la otrora “Motor City”, la ciudad de los motores ubicada en el noroeste de los Estado Unidos, cuna del rock y del funk e ícono industrial durante buena parte del siglo XX. Ahora tiene una deuda récord de 18.500 millones de dólares y las autoridades municipales ya habían advertido el mes pasado que no podrían pagar parte de este monto.
En una conferencia de prensa, el gobernador Rick Snyder defendió la decisión de declarar la ciudad en quiebra e intentó calmar a los ciudadanos.
“Queremos tranquilizar a los ciudadanos: todo va a seguir funcionando con normalidad”, expresó. “Llegó el momento de encaminar a Detroit”. “Ahora es la oportunidad de frenar 60 años de decadencia”, dijo Snyder, quien insistió que la ciudad va a salir fortalecida.
La población de Detroit ha disminuido a menos de la mitad desde 1950, pasando de 1,8 millones de personas a 685.000 habitantes actualmente.
“Llegamos al punto donde no podemos seguir aplazando eternamente el problema”, declaró por su parte Kevyn Orr, experto encargado de gestionar la crisis.
Cuesta abajo
El lento declive económico y financiero de Detroit ha ido en paralelo al éxodo de sus habitantes, por lo que la ciudad ha perdido la mitad de su población en los últimos 60 años.
La ciudad ofrece un aspecto desolador, con 78.000 edificios abandonados y problemas graves en los servicios públicos. Por falta de presupuesto sólo está en actividad un tercio de las ambulancias y el 40 por ciento del alumbrado público no funciona, lo que deja a muchos barrios sin luz.
Los índices de criminalidad son los más altos de los últimos 40 años y la Policía tarda 58 minutos en llegar al lugar de un crimen, frente a 11 minutos de promedio en Estados Unidos.
Se espera que esta quiebra dificulte el acceso al crédito para los ayuntamientos de Michigan y de otras ciudades, mermando la confianza sobre bonos que hasta ahora eran considerados como los más fiables.
Este proceso es seguido con atención por los trabajadores de todo el país, que temen que sus pensiones se vean disminuidas.
Los fondos de pensiones, a los que Detroit debe 9.000 millones de dólares, han lanzado un proceso judicial para evitar el recorte de las pensiones de sus suscriptores, aunque la quiebra detendrá temporalmente el proceso.
Según el encargado de gestionar el proceso de quiebra, la ciudad tiene cerca de 2.000 millones de dólares para pagar el total de 12.000 millones de la deuda que no está asegurada, lo que incluye a los fondos de pensión.
“El mayor desafío que tenemos es que no ha habido muchas quiebras de ciudades a lo largo de la historia […], por eso tenemos poca experiencia en este campo”, dijo a la AFP Douglas Bernstein, un abogado especializado en quiebras.
Fierros y música
Más allá de los aspectos jurídicos y financieros, la quiebra de Detroit es el reflejo de la caída de la industria del automóvil en Estados Unidos, que vivió su edad de oro a principios del siglo XX.
Detroit vio nacer a los pesos pesados de la industria, los “Big Three” (Ford, Chrysler, General Motors). La ciudad estuvo marcada durante décadas por la cultura del automóvil, con grupos de rock como MC5 (“Motor City 5”) o la legendaria discográfica de soul Motown (abreviación de “Motor Town”). Otros géneros que acunó: el funk, con Grand Funk, el funk psicodélico de Parliament y Funkadelic; el techno de los ochenta; Kid Rock, Eminem y White Stripes, entre tantos artistas.
Ahora un juez tendrá que dictaminar si Detroit puede acogerse a la ley de quiebras, lo que le permitiría renegociar su deuda.