Lo llevaron a juicio por el crimen de Sebastián Oviedo. Llegó al debate gozando de un arresto domiciliario pero el día de la sentencia se esfumó de su casa luego de romper la pulsera electrónica que lo controlaba. La condena era un hecho y Lucas Alejandro Ponce eligió desaparecer, algo que la fiscal Georgina Pairola había adelantado. Igualmente el tribunal actuante lo condenó en rebeldía a 18 años de cárcel. En medio de la pandemia del coronavirus, personal policial lo detuvo en la cuadra de su casa.
La tarde del 3 de marzo de 2017 Sebastián Oviedo, de 20 años, fue al hospital Roque Saénz Peña con su cuñado Ariel. Esperaban en la guardia cuando apareció Lucas Ponce junto con su pareja. Ponce vio a Ariel, con quien tenía problemas desde hacía tiempo, le gritó y le pegó. Los cuñados eligieron irse pero el agresor los siguió.
Cuando estaban en la zona de Regimiento 11 al 1500 un auto se les acercó y el conductor sacó un brazo por la ventanilla. Tenía un arma y gatilló. A Oviedo le pegó un balazo en el tórax y otro en el lateral derecho del cuerpo. El joven hizo un esfuerzo por seguir pero cayó al llegar al pasaje Diamante mientras su cuñado logró escapar.
El auto usado en el hecho perfiló la investigación hacia Ponce que no tardó en cambiar la titularidad del coche. El cuñado de Oviedo, testigo ocular del ataque, debió declarar previo al juicio para resguardar su testimonio a pedido de la fiscal Pairola y cinco meses después del crimen Ponce fue detenido cuando salió de su casa, en Caña de Ámbar y España, en un auto. Intento fugarse pero no logró recorrer muchos metros.
Pairola lo imputó por el hecho y quedó detenido preventivamente en una unidad penitenciaria aunque un tiempo después logró una morigeración al apelar la medida cautelar. Un tribunal de segunda instancia lo benefició con un arresto domiciliario en febrero de 2018 a pesar de la oposición la fiscal. Así llegó y transitó el juicio oral y público que se desarrolló en diciembre a cargo de los jueces Gustavo Pérez de Urrechu, María Trinidad Chiabrera y Facundo Becerra.
La fiscal había pedido una pena de 20 años de prisión para el acusado por homicidio agravado por el uso de arma y portación aunque el último día de debate, cuando debía ser trasladado para escuchar la lectura de la parte resolutiva de la sentencia, se fugó tras romper el dispositivo electrónico que controlaba su estadía en la casa.
La fiscal ya había dejando en claro durante el debate que el acusado podía escapar y así fue. El tribunal igualmente lo condenó a 18 años de cárcel en rebeldía y desde entonces estaba prófugo.
Esta situación irregular encendió una alerta en la Corte Suprema de Justicia de la provincia, al igual que el caso de la domiciliaria otorgada a Emanuel “Ema Pimpi” Sandoval, asesinado junto con otras dos personas en una casona de La Florida el último 25 de octubre, donde cumplía un arresto domiciliario por una triple tentativa de homicidio, circunstancia que derivó en una investigación administrativa que está en curso.
Cerca de las 18.30 de este miércoles, Lucas Ponce, de 28 años, fue detenido por personal del Comando Radioeléctrico. El hombre conducía un Peugeot 308 y fue visto por los uniformados en calle Batlle y Ordóñez y Balcarce, explicaron fuentes policiales.
Se dio a la fuga y en inmediaciones de Caña de Ámbar y Melián, a poco de llegar a su casa, detuvo el auto y corrió. Hubo una situación de tensión cuando algunas mujeres intervinieron e increparon a los uniformados; incluso lograron sacar del auto a una niña y algunas cosas del asiento trasero.
Cuando los policías controlaron la situación, contaron que encontraron en el coche una pistola calibre 9 milímetros mientras el sospechoso fue ubicado y detenido en Khantuta y España.