El balance de muertos aumentó a 42 con el fallecimiento de uno de los 269 heridos después de la matanza provocada el martes en el aeropuerto internacional Ataturk por tres terroristas suicidas, muy probablemente relacionados según Ankara con el grupo yihadista Estado Islámico (EI), que provocaron un tiroteo antes de hacerse estallar uno detrás de otro.
La policía turca detuvo este jueves a 13 personas, entre ellas tres extranjeros, después de realizar redadas simultáneas en 16 domicilios de Estambul, informó la agencia de prensa progubernamental Anadolu, sin precisar la nacionalidad de los extranjeros.
La explicación del ataque en la terminal de vuelos internacionales de Ataturk, el tercer aeropuerto de Europa, comenzaba a esclarecerse.
El primer ministro Binali Yildirim explicó el miércoles que «los terroristas, después de primero intentar pasar los (primeros) controles de seguridad» justo en la entrada de la terminal, cambiaron de opinión y «volvieron con fusiles ametralladoras que sacaron de sus maletas antes de pasar los controles disparando sin discriminación contra la gente».
«Uno de ellos se hizo explotar en el exterior» y «los otros dos aprovecharon el pánico, entraron al aeropuerto y se hicieron explotar», dijo.
Un alto responsable turco cercano a la presidencia, que no quiso revelar su nombre, proporcionó a la AFP otra versión. Primero una explosión tuvo lugar cuando un suicida entró en el vestíbulo de llegadas y se hizo explotar. Después, un segundo, aprovechando el pánico, entró y subió a salidas, donde accionó su carga. Finalmente, el tercero que esperaba fuera se estalló el último.
Este jueves, el atentado aún no fue reivindicado y las autoridades turcas todavía no identificaron a los atacantes.
El diario Hurriyet informó que uno de los atacantes era un combatiente checheno de nombre Osman Vadinov, que habría venido a Turquía desde Raqa, feudo del EI en Siria.
El primer ministro Binali Yildirim consideró que «los indicios apuntan a Dáesh», acrónimo en árabe del EI, contra el que Turquía, inicialmente acusada de connivencia, tuvo que adoptar una posición más dura.
El jefe de los servicios de inteligencia estadounidense (CIA), John Brenna, indicó el miércoles que el atentado llevaba «la marca de la depravación del EI».
Este nuevo atentado en Estambul, el cuarto y el más mortífero en un año en la primera ciudad del país, conmocionó a Turquía y fue condenado por numerosas capitales.
El primer ministro precisó que «la presencia de personal entrenado» sería «acrecentada» en los aeropuertos del país.
Las fuerzas turcas mataron el sábado en la frontera siria a dos presuntos miembros del EI, uno de los cuales planeaba un atentado suicida en Turquía, informó Anadolu.
El diario de oposición Cumhuriyet criticaba este jueves al gobierno y preguntaba «¿Alguien va a dimitir?» y recordaba que después de los atentados en el aeropuerto y el metro de Bruselas en marzo, dos ministros presentaron su dimisión.
El ‘modus operandi’ de los atentados en Ataturk recuerda a los ataques yihadistas de noviembre en París (130 muertos) y de Bruselas (32 muertos).
Varias fotos y videos estremecedores compartidos en las redes sociales mostraban una enorme bola de fuego a la entrada de la terminal de vuelos internacionales y a pasajeros tendidos en el suelo del hall.
Estambul y Ankara han sido golpeadas desde el año pasado por una serie de atentados que dejaron 260 muertos y han creado un clima de fuerte inseguridad.
El objetivo de los atentados en Turquía han sido las fuerzas de seguridad y los lugares turísticos, lo que ha provocado una caída inmediata del turismo, y se atribuyeron al EI o a los rebeldes kurdos, especialmente a los TAK, cercano al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).