Se suceden las decisiones judiciales y los más renombrados expertos en materia de deudas soberanas aún tienen más preguntas que respuestas en el caso de la deuda argentina que siguen los tribunales de Nueva York.
La última sorpresa para propios y extraños fue el hecho de que la Cámara de Apelaciones que lleva adelante la causa otorgó plazo hasta el 22 de abril para que los denominados fondos buitre contesten la propuesta de pago realizada por la Argentina respecto de los bonos que no entraron a los canjes de 2005 y 2010.
La medida desacomodó a distintos analistas, que no descartaban algún tipo de decisión “relámpago” de la Justicia norteamericana.
“¿Por qué la corte pide por una respuesta? ¿Necesita ayuda para evaluar la oferta bastante retorcida (realizada por la Argentina? ¿El tribunal quiere denegarla en palabras de (el fondo buitre) NML para minimizar la discrecionalidad?”, se preguntó en una nota de opinión Anna Gelpern, profesora de la Washington University.
Otra pregunta que se hace la experta es si alguno de los tres jueces que integran la Cámara –Rosemary Pooler, Reena Raggi y Barrington Parker– está “repensando” su posible decisión.
De hecho, el diario Ámbito Financiero publicó en varias oportunidades a partir de fuentes del Ministerio de Economía que una de las estrategias de los abogados que representan a la Argentina en Nueva York es apuntar a seducir al juez Parker, quien sería el más proclive a no emitir un fallo que ratifique por completo la decisión del magistrado Thomas Griesa para que la Argentina pague el cien por cien de lo que indican los bonos en poder de los fondos buitre.
Las distintas alternativas que se abren en el caso ratifican una vez más que lo que tienen entre manos los tribunales de Nueva York es un caso sin precedentes en cuanto a litigios sobre deudas soberanas.
Por volumen de dinero en juego, peso de los actores involucrados, posibles implicancias para el sistema financiero internacional y nivel de atención por parte de expertos y prensa especializada este es un caso sin precedentes.
En tanto, Gelpern no descartó en su análisis que, luego de que los jueces que tratan el caso argentino rechazaran un pedido de la Argentina para que todos los magistrados de las distintas salas que componen la Cámara revean una decisión de Griesa, una instancia similar vuelva a abrirse en el futuro.
Es que la posibilidad de una audiencia “en banc” podría tener lugar para reevaluar la decisión que tomen los propios Pooler, Raggi y Parker.
Esa situación, señaló Gelpern, podría darle “un mes o dos” más de tiempo en el litigio a la Argentina.
La propuesta del gobierno a los fondos buitre presentada la semana pasada fue criticada por algunos de los analistas que siguen el caso.
Vladimir Werning, de JP Morgan, la tildó de “copia con carbónico” de los canjes de 2005 y 2010 y vaticinó un fallo contrario a la Argentina.
El periodista Felix Salmon, de Reuters, calificó de “desesperada” la propuesta.
“He expresado largamente simpatía por la posición argentina en lo que va de este caso pero, a la luz de varias decisiones judiciales que se han sucedido, Argentina no tiene ya una base legal real sobre la que sostenerse”, subrayó Salmon, marcando una vez más lo inédito del proceso judicial en marcha.
En tanto, el gobierno vivió como un triunfo la decisión de la Justicia francesa de rechazar todos los pedidos del magnate Paul Singer para embargar bienes argentinos en ese país.
Como se notó en la presentación argentina en Nueva York, en la que los abogados del país marcaron que los fondos buitre tendrían una ganancia neta de más del mil por ciento en caso de que se ratifique un fallo contra el país, los planteos del gobierno nacional no se dan sólo en el plano judicial sino también en el político.
Hay que tener en cuenta también que este caso es uno de los elementos que los inversores –no sólo los especulativos, sino también aquellos que se manejan en el sector “real”, el que impacta en la producción y en el empleo– miran para evaluar si este año la economía experimentará una recuperación sólida o más débil.