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Deuda: juicio inédito con movidas inauditas

La novedosa decisión del Fondo, que trascendió esta semana, da cuenta del hecho de que la situación que protagoniza la Argentina no tiene precedentes.

La decisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) de considerar por primera vez en su historia respaldar, aunque sea en forma indirecta, a un país ante la Corte Suprema de los Estados Unidos por un litigio de deuda pública revela lo inédito de la disputa que la Argentina protagoniza en tribunales norteamericanos, acusada por fondos buitre.

La novedosa decisión del Fondo, que trascendió esta semana, da cuenta del hecho de que la situación que protagoniza la Argentina no tiene precedentes: el país logró un récord de quita en la renegociación de su deuda, protagonizó canjes exitosos de bonos en 2005 y 2010 por montos inéditos y ahora es llevada –también por una suma nunca antes vista– ante los tribunales por un par de magnates de Wall Street.

La situación –lo advirtieron la ex número dos del Fondo Anne Krueger y la Casa Blanca en escritos judiciales– puede derivar en potenciales riesgos para otras reestructuraciones de deuda en el futuro, por más que se modifiquen cláusulas legales en los endeudamientos, como vino ocurriendo desde que se dio el default argentino.

Lo inédito de la movida del organismo que protagoniza Christine Lagarde pudo verse en dos reacciones furiosas registradas en las últimas horas en el debate público.

La primera fue la de la llamada American Task Force Argentina (Atfa), una ONG vinculada con los fondos buitre.

La entidad, que habitualmente busca demonizar a la Argentina con campañas en las que, entre otras cosas, vincula al gobierno con el pensamiento de dirigentes fundamentalistas iraníes, la emprendió con dureza contra la titular del Fondo, Christine Lagarde.

“El apoyo del FMI en este tema parecería violar los principios del organismo de resolución de deudas y haría menos probable que la Argentina alguna vez encare una negociación con sus acreedores”, señaló la organización.

El director ejecutivo de Atfa, Robert Raben, envió una carta a quienes “apoyan” a su entidad para instarlos a que llamen por teléfono al Departamento del Tesoro norteamericano “requiriendo rechazo a la intención de la señora Lagarde de intervenir en este proceso judicial”.

Raben destaca el “movimiento sin precedentes del FMI”, al tiempo que se quejó de que la Argentina “no es un actor que requiera una defensa de organizaciones internacionales”.

En ese contexto, un diario británico, el Daily Express, salió a quejarse de que “29 mil millones de libras” de los “contribuyentes” de aquel país –el monto que el gobierno de David Cameron aporta al FMI–  serán “utilizados para ayudar a la Argentina”.

Desde el Fondo salieron a aclarar que la presentación del organismo ante la Corte Suprema no sería tanto “a favor” de la Argentina, sino que alertaría sobre las consecuencias que podría tener una decisión definitiva desfavorable el país para la economía global.

Los mercados lo interpretaron de todos modos de una manera directa: el jueves pasado los bonos de deuda de la Argentina aumentaron fuerte su cotización tras conocerse la novedad por parte del organismo que encabeza Lagarde.

En tanto, trascendió que Paul Singer, el titular del fondo Elliott Management, que litiga contra la Argentina, sigue adelante con sus planes de hacer cada vez más dinero, sobre todo en momentos en que se registran situaciones críticas en la economía.

El diario The New York Post reveló que Singer busca hacerse de unos dos mil millones de dólares –que se suman a los 22 mil millones que ya maneja– para anticiparse a un posible “cambio abrupto” en los mercados, como el que se registró con la crisis de 2008.

“Creemos que el próximo gran paquete de oportunidades podría desarrollarse pronto y en un tamaño significativo y que los puntos de entrada para establecer posiciones pueden desaparecer con rapidez”, comentó la compañía en un correo electrónico dirigido a inversores el martes pasado.

El diario especuló con que Singer aguarda problemas en el mercado que deriven en alguna gran quiebra como fue la de Lehman Brothers en 2008.

Parece claro que en esos momentos, cuando las economías crujen, se destruyen empleos y se generaliza el “pánico” en los mercados, es cuando los fondos buitre como los que lidera Singer hacen sus mejores negocios.

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