Saber que la clasificación a la Copa Sudamericana estaba casi asegurada no liberó a Newell’s. Jugar en el Coloso pasó a ser un problema, en especial para algunos pibes. Otra vez no pudo hacerse fuerte en casa y Tigre lo aprovechó. Y queda uno más en el Bielsa, el domingo con Boca, para intentar pagar la única deuda que tiene la Lepra en este torneo: imponer la localía.
El pase entrelíneas fue un martirio para la defensa leprosa. Y costó dos goles. El primero tras una salida de una pelota parada. Willer Ditta quedó enganchado y cuando Blas Armoa se acomodaba en el área, Jacob cometió un penal que el VAR detectó tras una primera mirada fallida de Andrés Merlos. Mateo Retegui ejecutó con fuerza y Lautaro Morales adivinó esquina pero no alcanzó. El segundo otro estiletazo de Lucas Menossi entre Juan Sforza y Gustavo Velázquez para dejar a Retegui galopando mano a mano. Tampoco falló.
A Newell’s los cambios por “descanso” lo deterioraron. El esquema con tres atrás le había permitido ser un equipo sólido y punzante. Sin Pablo Pérez no tuvo conductor y a los pibes les sigue pesando jugar en un Coloso colmado. Apenas unos intentos de Guillermo Balzi se diluyeron en las cercanías del área por falta de ideas o apuro.
El partido pintaba feo para la Lepra. Tenía demasiadas situaciones desfavorables para imaginar una remontada. Pero Tigre abrió una puerta. Ezequiel Fernández pegó más de la cuenta y Merlos lo expulsó. Un jugador demás y todo un tiempo era un buen impulso para intentar la hazaña.
Tigre retrocedió mentalmente y se paró de contra, muy atrás. Y Newell’s no tuvo que hacer mucho para jugar cerca del arco de Gonzalo Marinelli. Con Cristian Ferreira adentro, la pilcha de conductor tenía dueño. Y si bien no sobró precisión, enseguida pudo poner a Balzi y Martín Luciano de cara a Marinelli, pero fallaron.
El monopolio de terreno y pelota de Newell’s no fue proporcional a opciones de gol. Pero las tuvo. Un remate de Ramiro Sordo atajado por Marinelli; una mala salida del arquero que no pudo capitalizar; y un cabezazo imperfecto de Juanchón García algo incómodo.
Hasta que llegó un pelotazo largo y una mano que Merlos cobró como penal tras revisar en el VAR. Pero Juanchón le pegó con displicencia y Marinelli atajó. No era la noche de Newell’s. Y si bien la clasificación a la Sudamericana está casi abrochada, la sensación de bronca por la derrota no dio lugar a festejar estar a un paso de conseguir el objetivo de volver a jugar un torneo internacional.