Varios indicadores de la actividad económica mostraron un leve repunte en la etapa previa a las elecciones legislativas en comparación con el primer año de la gestión Cambiemos, en el que se habían desplomado. Estas mejoras recientes, sin embargo, no alcanzan en la mayoría de los casos para recuperar los niveles medidos sobre el final de la administración nacional anterior. Lo que enciende la alarma es el resultado fiscal: en los ocho primeros meses de este año, el déficit creció un 10,7% contra igual período de 2016 si no se computan los pagos de intereses de la deuda. Con esto último, el panorama se complica más: el rojo sube 30,8% respecto al mismo lapso enero-agosto del año previo. Estos datos, compilados por la fundación Pueblos del Sur sobre información oficial, ponen en contexto los recientes anuncios del Ejecutivo sobre reformas que, en el fondo, apuntan a recortar erogaciones estatales por varias vías: previsional, empleo público y reformas tributarias.
Las cifras exponen que la deuda contraída para tapar los agujeros que dejan las propias políticas públicas del Ejecutivo no cumplió esa función y, en cambio, hipoteca lo que viene. Peor: el perfil exportador que impulsa Cambiemos no aparece y las divisas se escapan. El déficit comercial –diferencia entre exportaciones e importaciones– ascendió a 4.498 millones entre enero y agosto últimos, en contraposición al superávit de 1.728 millones obtenidos en igual periodo de 2016. Las cuentas públicas cuyo saneamiento el oficialismo utilizó como argumento para medidas duras como los tarifazos vía eliminación de subsidios siguen enfermas.
Más salidas que entradas
En el acumulado enero-agosto 2017, los ingresos totales del sector público no financiero fueron 1.299.451 pesos, un 31,3% más que en igual periodo de 2016. Los gastos totales sumaron 1.490.477 pesos, 28,2 puntos por encima en el mismo contraste. El resultado fue para atrás: un déficit fiscal 10,7% mayor que el de los mismos ocho meses del año anterior. En términos absolutos, un rojo de 191.026 millones de pesos.
La deuda y la duda
Lo anterior es sin contar el drenaje de servicios de la deuda contraída por el actual gobierno. En parte, para el arreglo con los tenedores de bonos llamados holdouts. Pero, en gran medida, para compensar el reflejo en las cuentas públicas de la baja de la actividad económica fruto de las propias políticas oficiales. Si se incorpora al cálculo el flujo saliente por los intereses, el rojo asusta: Entre enero y agosto pasados, el resultado financiero para el Estado es un déficit de 319.813 millones de pesos. En términos comparativos, 30,8% superior al medido en el mismo lapso de 2016.
Esta explosión del rojo es por el aumento del peso y la cantidad de los intereses de deuda pagados. En los primeros ocho meses de este año se cancelaron intereses por un total de 128.787 millones de pesos, 80% más que en igual período del año pasado.
Sin red fronteriza
Esta dinámica de pérdida de divisas no tiene contrapeso. El gobierno insistió en que las duras políticas ejecutadas hasta el momento –que todo indica se profundizarán con las reformas propuestas tras los comicios– apuntaban a controlar la inflación y “reingresar al mundo” mediante el fortalecimiento de un modelo exportador que genere dólares. Los datos oficiales, de nuevo, contrastan. En los ocho primeros meses de 2017, las exportaciones totales se redujeron 0,1% interanual (-53 millones de dólares). Y las importaciones escalaron 16,8%. Lo que da un resultado negativo de 4.498 millones de dólares en contraposición al superávit de 1.728 millones de la misma moneda medidos el año anterior.