Un embajador árabe canceló su boda cuando descubrió que su futura esposa no era la mujer que la familia de la chica le había prometido y que, en cambio, tenía «barba y era bizca». Hasta entonces, el embajador sólo la había conocido con el niqab puesto, un velo que deben usar las mujeres islámicas y que cubre toda la cara.
El árabe argumentó que la madre de su –ahora ex- futura esposa lo había engañado mostrándole fotos falsas y que recién cuando quiso besarla vio que el rostro de la mujer no coincidía con las fotos que le habían mostrado.
El novio, además de cancelar la boda y denunciar que había sido engañado, exigió a la familia de la prometida que le devolviera las joyas, la ropa y los regalos que había hecho por un valor de 135.000 dólares. Asimismo, pidió que la mujer se sometiera a pruebas médicas para determinar si sufría trastornos hormonales.
El tribunal concedió al hombre este último pedido pero no le permitieron obtener de nuevo los regalos. Y al final, la mujer no padecía ningún trastorno hormonal.