Ubicado deliberadamente al margen de los cánones literarios, Di Benedetto escribió cuentos y novelas que se consideran entre lo mejor de la literatura hispanoamericana del siglo XX, y además ejerció con coraje y valentía el periodismo en épocas turbulentas.
El escritor y periodista argentino Antonio Di Benedetto nació en la ciudad capital de la provincia de Mendoza el 2 de noviembre de 1922.
En la obra literaria de este magno narrador se destaca la trilogía que conforman Zama, publicada en 1956, El silenciero de 1964 y Los suicidas de 1969.
La narrativa de Di Benedetto comprende además cuentos reunidos en diversos libros. En 1953 ve la luz Mundo animal, en 1957 Grot, reeditado en el año 1969 con el título de Cuentos claros, en 1975 se publicó una antología titulada El juicio de Dios, en el año 1978 estando ya en el destierro se publicó Absurdos y en 1983, Cuentos del exilio.
Corresponde añadir a este inventario bibliográfico las novelas El pentágono de 1955 y Sombras nada más, de 1985.
Como señala una de sus biógrafas, Natalia Gelós, algunas de las narraciones de Antonio Di Benedetto fueron traducidas a idiomas tan diversos como el alemán, el francés, el italiano, el inglés y hasta el polaco.
Nuestro autor fue guionista de cine, adaptando novelas como la de Abelardo Arias, Alamos talados, labor que realizó de modo conjunto con su autor. La película fue filmada en Mendoza en 1959, la dirección estuvo a cargo de Catrano Catrani y corresponde destacar que es la primera cinta color rodada en la provincia cuyana. El estreno se produjo en el año 1960.
La labor periodística de Antonio Di Benedetto se desarrolló en los diarios de Mendoza Los Andes y El Andino, en ambos periódicos fue subdirector. Sus crónicas abarcan una multiplicidad de temas: política y sociedad, crítica de arte y literaria.
Recibió por sus libros de cuentos y novelas más de veinte galardones: pueden señalarse entre otros el Gran Premio de Novela de la Subsecretaría de Cultura de la Nación por su libro El silenciero, de 1964, además le otorgaron en el año 1967 la primera mención del premio de la Revista Primera Plana y Editorial Sudamericana. El prestigioso jurado estaba integrado por Gabriel García Márquez, Leopoldo Marechal y Augusto Roa Bastos.
Dice Natalia Gelós que en el prólogo a la novela El silenciero, reeditada en 1999, “Juan José Saer sostiene que todos los premios que Di Benedetto había recibido en su vida arrojaban sobre él y sobre su obra una luz errónea porque su obra es universal. Saer la describió como la más original del siglo XX”. Y continúa Gelós en el prefacio de su libro Antonio Di Benedetto Periodista (Una historia que pone en tela de juicio el rol de la profesión), que el crítico Julio Premat calificó a la literatura de Di Benedetto “como silenciosa, inacabada, en cambio constante, una obra que no cabe en el molde de la canonización”.
Al ser interrogado en una entrevista acerca de qué le gustaría que se dijese de él en una enciclopedia del futuro, Di Benedetto respondió: “Me gustaría que me señalaran como un infructuoso aventurero de la literatura que pretendió escribir literatura fantástica y nunca tuvo la imaginación suficiente para dar una pieza acabada de ese género”. Puede sonarnos como una afirmación que exhibe falsa modestia, si pensamos en la calidad extraordinaria de los cuentos y novelas de este autor: en realidad él esperaba siempre más de sí mismo.
Vindicación del coraje
La sola mención en el ámbito periodístico de Antonio Di Benedetto es una reivindicación del coraje de este escritor que padeció la prisión, la tortura y luego el exilio pagó muy cara su osadía de desafiar a los censores de la prensa que imperaban en el país a mediados de los años 70, en el pasado siglo XX.
En efecto, Di Benedetto no admitió las imposiciones y mordazas a la prensa, entonces los inquisidores de la siniestra triple A (Alianza Anticomunista Argentina) y los verdugos para-militares le arrebataron la libertad sobre el ocaso del gobierno de María Estela Martínez de Perón.
Esto resulta paradójico, el absurdo que puebla como ingrediente de la realidad cotidiana muchos de los cuentos y novelas de este autor pasó repentinamente a formar parte de su vida y el autoritarismo reinante en los años de la dictadura cívico-militar de 1976 lo obligó partir al exilio.
Este destierro forzado se transparenta también en sus cuentos y el pesimismo exhibido en la mayor parte de su obra lleva añadida la nostalgia por la lejanía del propio terruño.
La película Aballay, que toma como referencia un relato de Antonio Di Benedetto contenido en el libro de cuentos Absurdos fue postulada para competir por el premio Oscar de la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood (Estados Unidos). Esto es un reconocimiento póstumo para un autor cuya obra puede contarse entre una de las más singulares y notorias de la lengua hispanoamericana.
El relato Aballay narra una historia que interpela desde la mitología popular y lleva a reflexionar sobre el coraje, la existencia contradictoria de los seres humanos y el mantenimiento de la firmeza en las propias convicciones a pesar de toda persecución.
Antonio di Benedetto murió en la ciudad de Buenos Aires el 10 de octubre de 1986.