En Argentina el fútbol se vive de una manera muy especial y Rosario es por escándalo la ciudad más “pasional” de todas, la forma más poética de decir que acá se encuentra acumulada la mayor concentración de “cabezas de termo” por metro cuadrado. Era obvio que lo que hizo Di María no iba a pasar desapercibido.
La presencia de Fideo en la despedida que Maxi Rodríguez armó en el Coloso fue un verdadero grito de desafío a esa manera tan particular de sentir el fútbol que tienen muchos rosarinos, quienes no duraron en hacérselo saber enseguida a través de las redes sociales. El tema es que Angelito lleva más de una década jugando en Europa, donde las cosas se hacen (y sienten) de otra forma.
Además, con su golazo épico ante Francia en la finalísima del Mundial de Qatar, el jugador que hizo debutar Don Ángel hace tanto tiempo con la camiseta del Canalla pasó a ser un patrimonio nacional, ya no sólo local, por si así lo seguían viendo algunos hinchas auriazules. De ahí la explicación a los aplausos que recibió de parte del público leproso, que hasta incluso se animó a corear su nombre. Por eso…y porque la mayoría sabía que los primos hace rato que están enojados con Di María.
Los hinchas canallas ya lo tienen catalogado como un triste y célebre “vende humo”, ese que dice cualquier cosa con tal de caerle bien a la gente. El propio Fideo se lo buscó, diciendo una y otra vez que su sueño era volver a Central. Lo dijo cuándo se fue del Real Madrid al Manchester, lo repitió apenas llegó al PSG y también apenas se sumó a la Juve. Y varias veces más en el medio. Pero lo cierto es que los años pasan y el tan mencionado retorno se sigue haciendo esperar, incluso ahora, con 35 años ya cumplidos y una Copa del Mundo en la vitrina.
Que alguien se lo explique de una buena vez a la esposa de Di María, quien nuevamente salió a defenderlo públicamente. Argentina no es Europa y Rosario está lejos de ser Madrid, Manchester, París o Turín. Y seguir insistiendo con ese tipo comentarios en las redes no hace más que ratificar el poco entendimiento que tiene del “Mundo Central”, que si le reprocha tanto la visita al Coloso del sábado es porque resaltó aún más su ausencia en el Gigante el domingo o incluso en Arroyo Seco, por donde sí anduvo Lo Celso, por ejemplo.
A esta altura ya sobran las palabras. Es hora de actuar. Como sí lo hizo su amigo Maxi Rodríguez en 2012, cuando volvió a darle una mano a Newell’s y no sólo lo sacó de la zona de descenso, sino que al año siguiente también se coronó campeón. Ahora depende de Fideo: que hable en la cancha con la camiseta de Central y no mediante su esposa por Instagram. Un campeón del mundo como él merece un final similar al de la Fiera.