La presentación de Ángel Di María en la Copa del Mundo estuvo en sintonía con lo que mostró el equipo. Apenas cumplió. Mal con la pelota, impreciso. Muy incómodo en el primer tiempo, jugando como volante interno recostado sobre la izquierda, Angelito estuvo lejos de destacarse en su debut.
En la previa, daba la sensación de que Di María llegaba a Brasil 2014 con viento a favor. Pero el jugador desequilibrante, determinante, que lideró hace unos días al campeón Real Madrid en la final de la Champions europea, ayer estuvo ausente.
En el primer tiempo, Di María la pasó mal. Y el concepto abarca las dos fases del juego, la defensiva, y la ofensiva.
Cuando Argentina cedió la pelota, Bosnia eligió el sector de Angelito para atacar. Y el zurdo del Real tuvo problemas para colaborar con Marcos Rojo en la marca. Es más, lo poco que hizo el equipo europeo en ofensiva, lo consiguió sobre la banda izquierda del once argentino.
Cuando los de Alejandro Sabella trataron de armar juego, Di María fracasó. No fue el único responsable de la falta de volumen de juego que mostró el equipo. Pero no apareció nunca.
En el complemento, al menos desde lo posicional, estuvo un poco más cómodo. Pero tampoco apareció en la dimensión que el equipo lo necesita. Ni siquiera a partir del crecimiento que exhibió el equipo.
Un pase en cortada a Lio Messi a los 13 minutos, que la Pulga no pudo dominar, y poco más para señalar de lo hecho por Fideo.
El Di María figura y campeón europeo con Real Madrid, faltó a la primera cita mundialista. Argentina lo extrañó. Y espera que se tome revancha el sábado que viene, ante Irán.