Eduardo Di Pollina es una voz discordante dentro del socialismo desde hace tiempo. Histórico dirigente, con cargos partidarios y legislativos, lidera la línea interna denominada «Bases». Su límite, en esas diferencias internas, es la posible incorporación del partido al llamado frente de frentes, el espacio opositor que podría enfrentar al peronismo en 2023, del que participarían el PRO, la UCR y la Coalición Cívica, además del socialismo. Para el ex diputado provincial, si el PS se incorporara a ese frente sería una traición a la historia y los ideales partidarios. Una virtual alianza con el PRO, partido al que califica como “orgánico de la embajada de Estados Unidos”, también fue el eje del debate en la interna partidaria de renovación de autoridades. Aquella vez, desde los dos sectores se descartó la posibilidad. Pero hoy esto no está tan claro. A la manera de Palo Oliver en la UCR, Di Pollina es la voz interna que llama a cuidar las bases históricas del partido y no comprometerlas en un armado electoral, por más seductor que parezca por sus posibilidades de triunfo. Recientemente convocó a otros partidos de centroizquierda en la provincia para debatir ideas y propuestas, y no descartó un posible ensamble para las elecciones del año próximo.
—Hace pocos días convocó a una actividad de debate a referentes de la centroizquierda provincial. ¿Esos referentes podrían terminar en un espacio electoral común en el 2023?
—Posibilidades hay. Habrá que trabajar y dialogar mucho, esto fue el comienzo de convocarnos a una reunión donde analizáramos la realidad nacional, y también provincial. Y en general con todos estos referentes y organizaciones políticas que pertenecen al campo de las mayorías nacionales, posiciones de izquierda democrática y progresistas, tenemos una mirada muy parecida del país y de la provincia. Y eso es un punto fundamental para comenzar a dialogar, y a construir hacia el futuro. Era una actividad que promovimos desde Bases Socialistas, nos pareció muy interesante la posibilidad de reunirnos. Todos tuvieron una predisposición muy grande y les pareció una muy buena idea, la verdad que quedamos todos muy conformes y quedamos en seguir dialogando, construyendo propuestas progresistas hacia el futuro de la provincia de Santa Fe y del país. Ahora, sí digo que no solamente las siete organizaciones políticas que estábamos presentes, también vamos a convocar a otras organizaciones políticas que pertenecen al mismo espacio y entendemos que pueden estar en este camino de construcción.
—Siempre se mostró muy crítico en relación a la posibilidad de que el socialismo integre el frente de frentes que se prepara para dar batalla electoral en el 2023.
—El socialismo, según lo que han manifestado desde el Socialismo en Movimiento, el otro sector de nuestro partido, todavía no han definido nada. Nosotros siempre tenemos la expectativa de que realmente podamos construir en forma conjunta esto que no es nuevo, es lo que hicimos durante muchísimos años, lo que fue el Frente Progresista, y que nos permitió llegó a los gobiernos de Rosario y de la provincia. O sea, nosotros a lo que apelamos es a seguir profundizando y continuar un proyecto de estas características, donde nosotros estamos convencidos que es donde debe estar el socialismo.
—Esta disyuntiva fue parte del debate en la renovación de autoridades del partido. Y en aquel momento hubo coincidencia sobre el rechazo a la posibilidad de aliarse en un armado con el PRO.
—Sí, fue así. Durante la campaña electoral de renovación de autoridades se dio la coincidencia de que todos compartíamos que el límite era el PRO. Fueron declaraciones públicas de los candidatos de las dos listas. Nosotros seguimos sosteniendo lo mismo.
—¿Y el otro sector?
—No lo sé. El otro sector en algún momento definirá cuál es la política de alianza que quiere construir. Si coincide con lo que nosotros planteamos, bienvenido sea. Y si no estaremos en dos posiciones muy distintas. Hay algo que vos remarcás, y que fue producto del debate y de las diferencias políticas e ideológicas que teníamos durante el debate de las elecciones internas. Eso fue justamente lo que nos llevó a una interna partidaria.
—No es la primera vez que sus criterios no encajan dentro de lo que es la línea gruesa del partido. ¿Usted ve alguna cuestión estructural que haga que esto sea así?
—No, nosotros vemos que esto es una cuestión política e ideológica. No vemos otra cosa. No es estructural, yo creo que cada uno tiene su metodología de trabajo, por supuesto. Nosotros seguimos teniendo una vieja metodología de trabajo histórica, como nos formamos en el viejo Partido Socialista Popular, con determinados conceptos, criterios, una línea ideológica, la defensa de los trabajadores, de los intereses del pueblo, de la Nación argentina, de la defensa del interés nacional, con todo lo que eso abarca. Nosotros lo que intentamos, con un grupo de militantes muy importante, no solamente de Santa Fe sino de otras federaciones, ratificar esa línea histórica partidaria. Porque no tenemos dudas de que es lo correcto. Nosotros no ponemos por delante otras cuestiones que no sean los principios fundamentales del socialismo. Y a quién debemos responder como socialistas, eso para nosotros es lo prioritario y lo fundamental. Después las cuestiones electorales pueden entrar en debate, pero nunca puede haber una confusión sobre cuál es el lugar que debe ocupar el Partido Socialista, o los militantes socialistas, por quién militamos.
—Palo Oliver en la UCR y usted en el socialismo hablan de mantener vivos los principios de los dos partidos, aunque la pelea parece ser en desventaja. ¿El marketing y las necesidades electorales son más fuertes que las doctrinas partidarias?
—Yo creo que hay una gran influencia de las corporaciones mediáticas, donde juegan políticamente, lo vemos todos los días en los programas televisivos, radiales, en las redes. Hay un juego muy fuerte, y yo creo que sí, que las diferentes organizaciones políticas, o muchas de ellas, se han derechizado. Y en otras están los militantes históricos, que creen profundamente en su doctrina, en su ideología, en su posicionamiento político, en la historia de su partido, que defienden eso. A contramano de todo lo que impone el sistema. El marketing se ha impuesto muchísimo en política, porque nosotros vemos el vaciamiento de contenido político que hay en la realidad. Hay muy poco debate político y no es casualidad, tiene una intencionalidad total. La derecha siempre vació de contenido político absolutamente todo. Lo viene haciendo hace décadas. Creo que no es casualidad que aparezcan personajes nefastos de la ultraderecha en la Argentina, copiando políticas norteamericanas, diciendo barbaridades de todo tipo. Ahora la discusión es por los armamentos, si se tiene que armar o no la población, cuando es una responsabilidad del Estado mantener la pacificación de la sociedad, y la responsabilidad total de la seguridad por parte del Estado. Los peores ejemplos los toman los Bullrich, los Milei, lo toman y los llevan adelante. Yo escucho cada vez más desembozadamente esa derecha, que es un escándalo. Hace pocos días la propia Bullrich dijo que había que cerrar el Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación. La Argentina se destacó por tener una educación pública en sus tres niveles, en toda lationamérica. Estos son derechos adquiridos, incomparables, de un valor enorme, que llevan a un plano del mercantilismo puro. Y no es casualidad que se vacíe de debate político. Porque si se vacía de debate político, la sociedad escucha un discurso permanente en función de lo que le conviene al mercado. Lo que le están diciendo a la gente es que van a avanzar sobre derechos básicos fundamentales, como la educación y la salud, porque eso es un gasto. ¿Para qué? Para que los vivos de siempre, los sectores concentrados, los sectores financieros, hagan un negocio cada vez más grande, y la inmensa mayoría de la gente se empobrezca cada día más, gane cada vez menos y tenga un poder adquisitivo más de hambre. ¿Cómo nosotros podemos tener la confusión como socialistas que con esta gente nosotros no podemos construir absolutamente nada? Siempre, históricamente, el socialismo nace a fines del siglo XIX justamente para defender los derechos de los trabajadores, el salario, una vida digna para los trabajadores. Y estos quieren avanzar sobre todo eso, como lo han hecho cada vez que gobernaron la Argentina, la oligarquía conservadora nativa asociada a todos estos grupos financieros. Esa confusión no puede existir nunca dentro de un militante socialista, y esto es lo que nosotros planteamos permanentemente.
—Usted se refiere al PRO como el partido de la Embajada.
—No me cabe duda de que el PRO funciona con la embajada de los Estados Unidos. El accionar de Macri en sus 4 años de gobierno, el accionar de Bullrich, la actitud que tuvieron con los países latinoamericanos, lo primero que hicieron fue asociarse al Grupo de Lima, como un grupo armado absolutamente por los Estados Unidos; el golpe de Estado en Bolivia, enviando armas de contrabando a las fuerzas de seguridad bolivianas, y sistemáticamente ha seguido lineamientos que ha bajado la Embajada de los Estados Unidos. Yo no tengo la más mínima duda de que es un partido que funciona orgánicamente con la Embajada. Cada actitud del macrismo, de varios referentes, así lo dice sistemáticamente. En política internacional, en política interior, en todo sentido, en los proyectos económicos… No vayamos muy lejos: Macri para poder retener el gobierno y lograr la reelección le fue a pedir un crédito al Fondo Monetario Internacional, que rompió todos los reglamentos internos, promovido por el propio Donald Trump. ¿Hay alguna duda de que es el partido orgánico de la Embajada de los Estados Unidos?
—Si el socialismo tomara la decisión de integrar ese armado del frente de frentes, cómo podría calificarse en términos históricos.
—Yo prefiero por ahora esperar y no analizar la política sobre supuestos. No quiero cometer esa imprudencia. Si llega a ocurrir, por supuesto nosotros vamos a analizar detenidamente la situación y vamos a tomar una posición política.