En 1993 la Unesco declaró al 3 de mayo como el Día Mundial de la Libertad de Prensa y, de ahí en más, cada año lleva adelante acciones, encuentros y actividades como lo hace en estos días en la hermana República del Uruguay. Desde el Sindicato de Prensa Rosario consideramos que el concepto invocado, el de la Libertad de Prensa, es insuficiente para contener la necesidad social de que los Estados democraticen las comunicaciones y garanticen la libertad de expresión y el derecho a la información con perspectiva de derechos humanos.
El contexto internacional, continental y nacional en que se desarrollan la comunicación y el periodismo, ofrece pocas expectativas al respecto. La concentración de medios en pocas manos sigue escalando a niveles inimaginables y entretejiéndose con los poderes económicos y financieros. Una prueba reciente de ello es la compra de la red social Twitter por parte del hombre más rico del mundo, Elon Musk, quien habla de libertad de expresión y democracia como quien aportará a asegurar esos valores. Sin embargo estamos convencidos de que no es por ese camino, el de mayor concentración, que se asegurarán derechos colectivos ni profundos debates sociales que favorezcan el pensamiento crítico.
La indispensable pluralidad de voces que deberían construir los Estados por vía de las distribuciones federales, democráticas y equitativas de los recursos de las publicidades oficiales está ausente del pensamiento de los poderosos y de las acciones de la propia UNESCO que no pudo avanzar en ese sentido. Vale recordar el informe MacBride de 1980 titulado “Un sólo mundo, voces múltiples” que fue dejado de lado mientras la comunicación siguió el crecimiento exponencial de la concentración.
En la realidad que describimos, les periodistas desarrollamos nuestras tareas. Precarizados, multiocupados en dos o tres empleos, trabajamos para que la sociedad esté informada y tenemos la responsabilidad de construir los mensajes en base al chequeo de las fuentes. La libertad de expresión y el derecho a la información por las que a diario trabajamos requieren de salarios y condiciones laborales dignas para favorecer y asegurar su vigencia.
Por lo tanto, la calidad informativa que se busca es componente y resultado de las condiciones laborales que no siempre permiten las mejores producciones con la instantaneidad que exigen, para el caso, las redes sociales. En este 3 de Mayo el compromiso debe ser el de abordar las discusiones profundas que la comunicación mundial y nacional requieren en busca de que los derechos que se pretenden resguardar no se vean limitados por estructuras y posibilidades informativas tan desiguales.