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Día de los Inocentes: ¿por qué se hacen bromas?

La celebración tiene más de mil años de historia. Se conmemora a la matanza de todos los niños menores de dos años ordenada por Herodes al enterarse que había nacido el Mesías. Los chistes en este día es una tradición propia de los países hispanos

La celebración del «Día de los Inocentes» se recuerda cada 28 de diciembre en conmemoración a la matanza de todos los niños menores de dos años ordenada por Herodes al enterarse que había nacido el Mesías.

Cuando nació Jesús hacía 30 años que reinaba en Judea Herodes Ascalonita, a quien la historia llama el Grande, para diferenciarlo de Herodes Antipas, el que mandó matar a Juan el Bautista. Era un extranjero aborrecido por los judíos que por haber usurpado el trono desconfiaba de todos hasta la ridiculez.

Según la versión católica, al enterarse por los Magos del nacimiento del Mesías en Belén de Judea, y por temor a perder el trono, comenzó a tramar un plan para matar al recién nacido. Cuando se vio burlado por los Magos, se enfureció y ordenó la matanza de todos los niños de dos años para abajo, en Belén. Pero un ángel avisó a José que huyese con María y el Niño a Egipto, poniéndose de esta manera a salvo. Desde los primeros siglos la Iglesia celebra en esta fecha la fiesta de los Santos Inocentes, los primeros mártires que dieron su vida por Cristo.

Hoy, fiesta de los Santos Inocentes, se lee una carta de San Juan (1 Juan 1,5 – 2,2) donde el apóstol dice: «Jesucristo es la víctima propiciatoria por nuestros pecados»; y el evangelio de San Mateo (2,13-18) en el pasaje donde dice que «Herodes mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años».

Con el paso del tiempo, la tradición pagana fue quitándole el aspecto trágico a la fecha  hasta convertirse en el «Día de los Santos Inocentes»: una oportunidad para jugarle bromas a los ingenuos y luego repetir la frase «que la inocencia te valga».

En la Edad Media la conmemoración de la crueldad del Rey Herodes coincidió con una tradición pagana conocida como la Fiesta de los locos, una jornada llena de fiestas y desenfreno, celebrada principalmente en Francia.

Las fiestas de las Saturnales —que duraban unas dos semanas, del 17 de diciembre al 2 de enero—, se tenía la costumbre de comer un pan en el que se escondía un haba la cual daba a quien la encontraba la calidad de rey.

Esta alteración del orden establecido, en el que un plebeyo se convertía en gobernante, tuvo gran influencia en fiestas y carnavales medievales. «El rey de gallos o rey de los inocentes en el ámbito castellano, o La festa dels folls —de los locos—, […] o el joc del rei Pàssero (rey pájaro) en la Corona de Aragón son sólo algunos ejemplos en los que podríamos indicar que se jugaba a crear un mundo al revés», señala Calvé.

Así pues, estos ‘reyes’ lideraban séquitos de jóvenes desenfrenados que estimulaban al ‘monarca’ temporal a cometer bromas y, en ocasiones, abusos a otros conciudadanos. Por esa razón, siglos después esta costumbre fue prohibida en España y otros países europeos.

Lo único que quedó de esta loca costumbre fueron las bromas que se gastaban en los pueblos y cuidades. Más tarde, con la aparición de los periódicos, los periodistas hicieron suya la fiesta de los Santos Inocentes publicando noticias falsas que remataban con una frase burlona.

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