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Diálogo entre saber académico e indígena en el VII Congreso de Salud Socioambiental

El desafío de hacer visibles a las comunidades como productoras de conocimiento y la necesidad de definirse por una "estética de la naturaleza" para enfrentar la crisis climática fueron los ejes de las exposiciones del epidemiólogo italiano Gianni Tognoni y el referente diaguita Marcos Pastrana
Natalia Concina
El desafío de hacer visibles a las comunidades como productoras de conocimiento y la necesidad de definirse por una «estética de la naturaleza» para enfrentar la crisis climática fueron los ejes de las exposiciones del epidemiólogo italiano Gianni Tognoni y el referente diaguita Marcos Pastrana en el comienzo del VII Congreso Internacional de Salud Socioambiental, que se realizará hasta este viernes en Rosario.

«La crisis climática que enfrentamos representa un doble desafío: a nivel global, el cambio climático nos afecta a todos; se sabe bien que lo que sucede en relación al calentamiento global es independiente de lo que haga yo en mi territorio», indicó Tognoni, uno de los máximos referentes mundiales de la epidemiología comunitaria.

Y continuó: «Ahora bien, hay una escala a nivel de las comunidades, de lo que se puede hacer concretamente donde estoy; entonces estamos inmersos en este desafío de escala global y a la vez local».

En este contexto, el especialista señaló que «tanto la universidad como las comunidades son productoras de conocimiento», y en ambos casos la pregunta sería si «ese conocimiento que se produce es para la globalidad o para los territorios».

Como parte del ámbito académico, Tognoni señaló que «muchas veces el conocimiento que se origina en las universidades respaldan lo oficial; sin embargo, hay pequeños grupos de científicos que batallan para garantizar que los derechos de los conocimientos producidos por las comunidades lleguen a ellas, pero aún en ese caso y con la mejor de las intenciones, igual somos los titulares de ese conocimiento».

Sobre la producción científica en relación a la crisis climática, el epidemiólogo italiano citó un trabajo de la revista The Lancet de noviembre de 2022 en el que se expresaba que la «COP27 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) fue un fracaso colectivo» porque «el verdadero problema no es de conocimiento sino de poder, y en este sentido no se ha hecho absolutamente nada».

Otra de las publicaciones citada por Tognoni es en la revista Nature, en marzo de 2023, en la que se afirmaba que «no hay energía limpia, punto. Y en todo caso el problema sería qué se hace con la producción de energía».

En este contexto, señaló que «el único paso fuera de esta incapacidad de cambiar sería establecer dentro de los Estados una oficina para el desmantelamiento de la construcción de energía; por supuesto que esto no va a suceder, entonces de nuevo… no es un problema de conocimiento».

Los gobiernos priorizan los derechos económicos por sobre los derechos humanos
Tognoni, quien desde 1977 se desempeña como consultor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la selección y elaboración de políticas de medicamentos, agregó que «el problema de la salud no es un problema médico», y que cuando se contraponen «los derechos humanos a los derechos económicos, los Gobiernos terminan priorizando los últimos».

Por su parte, Marcos Pastrana, indígena de Tafí del Valle y referente de la Unión Diaguita del noroeste, señaló que «existe una estética natural que responde a la cosmovisión que todos los pueblos originarios del mundo tienen y que responde a las preguntas de cómo es el mundo, cómo funciona. Es una visión de orden y es diversa, cada pueblo tiene el suyo».

«Y existe una estética artificial, la creada por el ser humano. El punto es hasta dónde toleramos una cosa u otra; hasta dónde van aceptar los pueblos originarios los cambios tecnológicos y hasta dónde el estilo de vida urbano va a resignar su modo e ir a lo que consideramos el buen vivir en las comunidades», se preguntó.

En ese contexto, Pastrana indicó que el territorio «es continuo y contiguo», y que en ese sentido «ningún pueblo puede armar un acuerdo para habilitar a una empresa a explotar los recursos naturales estratégicos porque lo que sucede en ese territorio me repercutirá a mí, por esa relación de continuidad y contigüidad».

Los derechos de la naturaleza amplían los derechos humanos a todos los seres vivos

El referente indígena reivindicó los derechos de la naturaleza que «amplían los derechos humanos» a todos los seres vivos y el entorno, y aseguró que el aporte que han hecho los pueblos originarios a la lucha socioambiental fue compartir la cosmovisión «de la unidad con los territorios y la interculturalidad».

«En definitiva, es importantísimo que definamos a qué estética vamos a adherir para los próximos años: si de respeto a la cosmovisión natural o la sumisión al orden artificial que cada vez se vuelve más inmanejable», concluyó.

En la primera jornada del VII Congreso Internacional de Salud Socioambiental se entregaron por primera vez los premios Carlos Vicente –que debe su nombre al militante fallecido, investigador popular y referente en el estudio del agro– y fueron para el ingeniero agrónomo Antonio Lacutta (impulsor de la agroecología en Rosario) y para la bióloga ecuatoriana Elizabeth Bravo.

Por la tarde, el encuentro continuó con la charla Resistir y Re Existir en Áreas de Sacrificio y con talleres de Alimentación Saludable, Producción de Alimentos Agroecología Urbana, Epidemiología Comunitaria y de Hospitales Verdes.

Los congresos de Salud Socioambiental son organizados por el Instituto Nacional de Salud Socioambiental (InSSA) con el objetivo de generar un espacio de diálogo entre las personas del ámbito científicos y académico, las comunidades y decisores políticos.

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