Cuatro jóvenes aceptaron su responsabilidad, mediante un juicio abreviado, en la muerte de Jonatan Gerez, un hombre que tenía 28 años cuando fue baleado a fines de 2018 en barrio Ludueña, en un contexto de rivalidades territoriales. Las penas van de los 7 a los 13 años como coautores y partícipes. El caso es uno de los tantos hitos violentos que sacudieron a ese sector del noroeste, que en las últimas semanas no dejó de alimentar la crónica policial a base de homicidios y tiroteos, e incluso con el atentado a balazos contra la siempre cuestionada comisaría 12ª.
Las solicitudes de condena, que contaron con el visto bueno de los jueces Carlos Leiva, Gustavo Perez Urrechu y Mariano Aliau, recayeron sobre Rodrigo Alejandro “Pica” Maciel, de 21 años; Brian Facundo Muñoz, de 22; Daniel Fabián “Cuerito” Godoy, de 25, y su hermano Alejandro Nicolás Godoy, de 31.
Los primeros recibieron 13 años como coautores de homicidio agravado y portación de arma. Los restantes, 7 años como partícipes secundarios. Alejandro Nicolás, en tanto, aceptó además haber amenazado a una mujer, Erica V., desde su perfil de Facebook el 11 de enero de 2019 con fines de intimidación.
El crimen fue cometido la tarde del 25 de diciembre cuando Gerez, de 28 años y padre de dos chicos, cruzó caminando la canchita de Tupac Amaru y Teniente Agneta con un envase de cerveza en la mano y fue atacado con varios disparos. Fue internado en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez y falleció el 7 de enero de 2019 a causa de graves lesiones. Su muerte desató una suerte de pueblada por parte de vecinos que denunciaron complicidad policial con los asesinos, incendiaron una casa y demolieron dos búnkers.
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Según contaron vecinos de Ludueña a El Ciudadano por aquellos días Gerez se desempeñaba como profesor de fútbol de la categoría 2005 en el club Montaldo, un predio en Casilda y Teniente Agneta bautizado en honor al fallecido padre Edgardo Montaldo, quien dejó el legado de su militancia social en los barrios más postergados. Uno de los comentarios que disparó el caso decía que Jonatan “pagó por culpa de su hermano Mauro”.
En tanto una testigo incorporada al legajo fiscal contó que Jonatan «fue a comprar una cerveza y cuando volvió a pasar por la canchita había tres que lo estaban esperando. De un lado Cuerito y Pica, del otro Brian Facundo Muñoz y arriba de una casa Nicolás Godoy. En ese momento Brian le dispara a Jonatan y luego tiraron los demás. Después se empiezan a disparar entre ellos», contó.
La acusación agrega que “los sujetos portaban armas de fuego e increparon a Gerez para que se retirara del lugar donde se encontraba y ante la negativa le efectuaron disparos impactando múltiples detonaciones en miembro inferior izquierdo y abdomen”.
Según esos relatos, tras balear a Gerez los tiradores hirieron a dos de su propio bando para simular un enfrentamiento. Y esa versión brindó entonces la policía, por lo que no se dispuso la detención de los dos heridos, dados de alta al día siguiente del Heca aunque dieron positivo en los dermotest. Brian Muñoz y Pica Maciel fueron los primeros en ser imputados por la fiscal Marisol Fabbro en los primeros meses de 2019.
“Los que mataron a Jonatan fueron soldaditos que vinieron hace unos tres años, intimidaban todos los días a la gente. No dejaban pasar para la canchita que los rodea a ellos. Ahí empezó todo. Se la pasaban tirando tiros, no dejaban pasar a la gente por el potrero”, sostuvo una vecina de Ludueña presente en la manifestación frente a la casa de los acusados mientras otros habitantes señalaban ante las cámaras de Canal 5 los restos de dos búnker que fueron demolidos.
“El que maneja todo –agregó– es un tal Cuerito, que es parte de la mafia del Gordo Brian. Ellos ya vienen escapando de barrios Las Flores y Tablada”, había puntualizado una allegada a Gerez en referencia a uno de los condenados.
Como si fuera una historia circular, algunos de esos nombres resuenan por estos días detrás del incremento de violencia que vive barrio Ludueña, cuya comisaría, la 12ª no está exenta de cuestionamientos por posible connivencia en favor de una de las parcialidades en pugna. La sede fue baleada el 19 de febrero pasado.
Los investigadores señalan a un hombre de apellido Gerez y a la rivalidad de este con el llamado Pablo Escobar de Empalme, Fran Riquelme, como animadores de las disputas armadas. La especulación es que estos nombres no serían más que embajadores de bandas de mayor envergadura, como Los Monos y la gente de Esteban Alvarado.
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