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Dictan una dura condena por fallido robo en una peluquería

Le dieron siete años y cuatro meses de cárcel por entrar al comercio con una tumbera, en diciembre de 2015.

El robo ocurrió el último día de 2015 en una peluquería de Villa Gobernador Gálvez. Los testigos dijeron que entraron dos pibes armados, uno con un cuchillo y otro con un arma de fabricación casera. Pero todo les salió mal. El primero logró escapar al trote y su compañero, al verse reducido por el dueño, largó el miserable botín que le había quitado a las clientas y quiso correr. No pudo. Se ligó una paliza de la que participaron varios vecinos y desde entonces está preso. Luego de pasar dos años en la cárcel con prisión preventiva, Brandon S., quien trabajaba de confitero y no tenía antecedentes penales, recibió una dura pena este mes. El juez Alejandro Negroni lo condenó a siete años y cuatro meses de prisión. Su defensa adelantó que apelará el fallo.

El robo ocurrió el 31 de diciembre de 2015 en el interior de una peluquería, en jurisdicción de la seccional 29ª. Según el parte policial, Brandon, quien entonces tenía 20 años recién cumplidos, fue retenido por Federico, un muchacho de 25 que había sido victima del intento de robo. Agregaron que al sospechoso le secuestraron una tumbera, como se conocen las armas de fabricación casera, que estaba cargada con un cartucho de escopeta.

La acusación estuvo a cargo del fiscal de la Unidad de Investigación y Juicio, Fernando Dalmau, quien presentó pruebas y testimonios que convencieron al juez. Pidió una pena de 9 años y medio de cárcel para el acusado. El juez Negroni avaló su planteo y desestimó el de la defensa, y lo condenó a siete años y cuatro meses tras considerarlo material y penalmente responsable del delito de robo calificado por el uso de arma de fuego en concurso ideal (en carácter de coautor) y portación ilegal de arma de guerra en carácter de autor.

Tumbera, arma de guerra

La defensa del joven declaró durante todo el proceso su inocencia y planteó, en caso de que se lo condene, que se aplique la teoría de la bagatela, por el escaso valor de lo sustraído. Al respecto solicitó, sin éxito, de que en caso de condena se le aplique la pena mínima. Entre sus planteos dijo que le pareció una exageración que se califique como arma de guerra una tumbera, resaltó que el robo no se consumó sino que quedó en grado de tentativa, y agregó sobre la teoría de la bagatela tras resaltar que hay una desproporción entre la pena impuesta y el hecho. Agregó que su cliente trabajaba de confitero y no tenía antecedentes penales.

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