El novelista y guionista santafesino Diego Fleischer presenta este sábado en el cine público El Cairo su primer libro de poesía: Esplendor. La pieza artística reúne los primeros 30 años de su vida amorosa con poemas que escribió desde fines de los ’80, durante su adolescencia, cuando ser gay era algo que se mantenía en secreto, hasta 2021. La presentación –que formará parte de la agenda por el 13° aniversario de El Cairo– será a las 20h e incluirá una performance experimental a cargo de artistas locales que interpretarán algunos de sus poemas.
Fleischer ha escrito tres novelas, una obra de teatro y nueve de sus guiones han sido llevados a la pantalla grande y protagonizados por actores tales como Sofía Gala, Juana Viale y Guillermo Pfennig, entre otros. Además, adaptó el cuento El evangelio según Marcos, de Jorge Luis Borges. En televisión ha desarrollado programas para Latinoamérica, Europa y Asia en cadenas como Disney y EBS, de Corea del Sur.
Esplendor es su primer libro de poesía y está dividido en tres momentos que se recorren su vida en sentido antihorario: La corrección del alma, que abarca desde el 2021 hasta el 2001, una etapa opaca, marcada por las drogas y la nocturnidad en Buenos Aires, de búsqueda interior, lucha personal judeocristiana y deconstrucción del otro idealizado; Flores turquesas, que va de 2000 a 1999, un año rebosante de amor platónico, juventud, inocencia, inexperiencia, el descubrimiento de la naturaleza litoraleña con sus ríos, camalotes, texturas y colores variados de su geografía natal; y Poemas de amor y mugre, donde da a conocer el comienzo de su vida erótica entre 1998 y 1989, una década de experimentación con la palabra, el despertar homosexual y la exploración del cuerpo.
Junto al lanzamiento de Esplendor, Fleischer funda también la Editorial Gombos. El libro ya está disponible en las librerías de Rosario.
La presentación será en el marco de los festejos por el 13° aniversario del cine público El Cairo, este sábado 17 de septiembre a las 20h. Estará acompañada de una performance experimental a cargo de los actores Claudia Schujman y Miguel Bosco, que interpretarán varios de sus poemas, con música en vivo ejecutada por Melisa Camiscia en vientos y Fermín Suárez en cuerdas. Los visuales serán proyectados por Hernán Roperto, bajo la dirección artística de Diego A. Fleischer.
—Esplendor es tu primer libro de poesía. ¿Cómo fue el proceso de selección y organización del material escogido?
—El libro está ordenado en función de tres ciclos o partes de mi vida: Poemas de amor y mugre son los primeros poemas que yo escribí en la secundaria e inicio de la facultad, en los que se refleja mi despertar sexual, mi primer acercamiento con el cuerpo, a lo que es la homosexualidad. Estos poemas fueron escritos en Santa Fe y en Rosario y cuentan también la historia de estas relaciones en las cuales yo me tenía que escapar de la ciudad de Santa Fe a Rosario para poder estar con los chicos que quería estar, porque en mi ciudad me movía dentro de un circulo más conservador y lo mantenía en secreto. De ahí el nombre “amor”, que tiene que ver con el vínculo amoroso y “mugre”, que es lo prohibido. Este ciclo es más experimental de la palabra porque así como experimento con el cuerpo también experimento con la escritura. El segundo ciclo es Flores turquesas, que es la liberación, cuando me empecé a sentir más libre sexualmente y vinculo esta libertad con el paisaje litoraleño y con un amor que puedo transitar libremente. Y el tercer ciclo es La corrección del alma, que es el ciclo más largo y va de mi etapa en Buenos Aires, que son 20 años. Es una escritura más oscura quizás, porque ya tiene más cuestionamientos existenciales, hay frustraciones amorosas, superación a las drogas, a la búsqueda de ciertas salidas para satisfacer la frustración no encontrada en este mundo vertiginoso de la multiplicidad de opciones. Y también que tienen que ver con las redes sociales y la anulación del cuerpo. Por eso hay una inquietud muy grande por lo místico, por querer derrumbar el cuerpo. Con la ayuda de Ignacio Zubillaga, el editor literario del libro, hicimos una selección para que la historia tuviese una estructura más llevadera y no fuese tan críptica, en el sentido que leer poesía ya de por sí necesita de un trabajo de conexión con la materia escrita que no es la misma que el de la narrativa, ni el de los cuentos o el de escribir guiones. Entonces hicimos que de estos setenta y pico poemas quedaran cincuenta y en cada ciclo los fuimos ordenando de manera tal que uno pueda seguir una historia de vida.
—¿Es una antología o podemos pensarlo como una autobiografía?
—A Esplendor no lo considero una antología porque no se trata de una recopilación de poemas con un criterio que no los unifique, sino que es un libro que cuenta una historia de vida, por lo tanto es una biografía poética. Es el relato de vida de esta persona, yo ya hablo de un personaje al hablar de mí mismo porque, al trasladarme al papel, ya uno mismo se convierte en cierta ficción. Llegó un momento de mi vida en el cual miro hacia atrás y encuentro que tengo un montón de material publicable a través de la poesía y yo mismo descubro, reviso y vuelvo a ver mi propia vida en todos estos poemas que escribí sin intención de publicar, sino solamente para poder expresarme y drenar un montón de sensaciones. Siempre, obviamente, trabajando en la búsqueda de la belleza de la palabra. No son poemas costumbristas, tampoco son poemas cotidianos, sino que son poemas que tienen un trabajo muy minucioso con lo sonoro y con la palabra. Esto de lo biográfico se hace muy evidente en el epílogo, donde yo me desplazo un poco de lo poético de esta novela quizás lírica y hablo en primera persona despidiéndome del lector y haciendo yo mismo una especie de reflexión de quien soy y por qué escribí todo lo que he escrito.
—¿Cómo conviven en ti el poeta, el guionista y novelista?
—El poeta, el novelista y el guionista conviven día a día. El poeta es mi yo más íntimo, el que no tiene pretensiones, es el escritor más descarnado desde el corazón, es el que siente sin estar pendiente de los intereses ajenos. El novelista ya tiene otra faceta que más allá de querer plasmar lo que a mí me inquiete, como en Corfirias o La codicia celeste que son novelas en un punto también innovadoras porque no tienen un género muy definido en el sentido de que integran lo fantástico, el thriller, lo distópico y lo clásico. Incluso en ese tipo de escritura quizás yo estoy un poco más centrado en también en cómo va a ser la recepción del lector para que pueda seguir la trama. El guionista ya es otro tipo de trabajo, que si bien tiene mi estilo, si uno ve mis películas puede ver y darse cuenta de que fueron escritas por mí, porque tienen un estilo, una línea estética a seguir vinculada con lo fantástico, con el drama, con ciertos tintes de terror y también con estos universos distópicos y oníricos, creando nuevos universos. Ya en los guiones de cine hay otro compromiso que tiene que ver con la producción, con las productoras, incluso con las corporaciones que me pueden encargar guiones. Entonces uno ya está más vinculado con lo que ocurre en el mercado y en el circuito del entretenimiento. Por otro lado, creo que se logran fusionar. Por ejemplo, en Esplendor se le dio un orden a los poemas para que el lector y las lectoras puedan seguir una historia de vida en tres partes: hay inicio, desarrollo y final. En este sentido hay un trabajo de guionista en la selección y en el orden que se le dio a los poemas para que uno pueda seguir esta biografía.
—¿Qué te inspira?
—La inspiración tiene que ver con todo lo que uno vivió desde niño y que fue aprendiendo del entorno, todas las películas que yo vi de niño, mucho Steven Spielberg y mucho Stephen King me fueron nutriendo desde muy pequeño. Todo eso se vuelca en mi creación, por eso creo que mi fuerte en la escritura, que también se puede ver en este libro donde hay rasgos de terror, de miedo, del dolor y de lo desconocido, también de lo sobrenatural. Por otro lado, algo que me inspira mucho es el amor, las relaciones amorosas. Soy una persona que siente mucho, muy sensible a los vínculos sentimentales y eso me impulsa. Los griegos decían que el amor era el motor del universo y yo creo que también el amor es el motor de mi escritura como base. También la naturaleza está muy atravesada en mi escritura, lo místico, la cábala, se puede ver en este libro así como en varios de mis guiones lo mágico, porque la magia me genera mucha inquietud, aquello de lo que no se habla, lo poco tangible también me inspira muchísimo. Es una fusión de lo sobrenatural que quizás está un poco atado a la leyenda judeocristiana y a lo cotidiano.
—¿Cómo nace Gombos y cuáles son tus expectativas con este nuevo proyecto editorial?
—La editorial Gombos Nace con Esplendor. Cuando tomo la decisión de publicar este libro lo primero que hago es conectarme con Mónica Hanesman, quien es una coordinadora editorial y productora del Grupo Planeta, en donde yo trabajé cuando llegué a Buenos Aires. Conversando con ella también me doy cuenta de que tengo el interés de publicar a otros autores, a otras voces y que el libro no sea solamente un libro único sino que también abra la puerta para que otros autores que escriben poesía o algunos géneros no tan explorados y que no circulan tanto en el mercado tengan la posibilidad de salir a la luz. El nombre viene de Tiberio Gombos, que fue mi abuelo, un inmigrante húngaro que falleció en 1984 y que cuando llegó a Argentina se asentó en la ciudad de Rosario en donde trabajó durante mucho tiempo en el puerto de Rosario como ingeniero hidráulico. Él escribió poemas en la trinchera durante la primera guerra mundial, en el frente de batalla. Publicó en la ciudad de Santa Fe un libro de poemas que se llama Balance geo histórico final que también es una biografía poética, tuvo una sola publicación muy independiente y chiquitita y que yo atesoro. Mi deseo es publicar nuevamente ese libro por medio de la editorial que acabo de fundar. Las expectativas que tengo con la editorial es sacar otros libros tanto el de mi abuelo materno, así como el de Nicolás Pinkus, un poeta porteño que ya tiene ocho libros publicados y mi idea es unirlos en un solo volumen. También quiero publicar a Fernando Callero, poeta santafesino que falleció hace un par de años y que era amigo mío y que tiene una gran cantidad de obra poética publicada, dispersa en diferentes formatos. Mi idea es publicar un libro con toda su poesía completa. También quisiera trabajar con obras de algunos fotógrafos que yo considero que marcan mucho lo que es el arte argentino y que todavía no han salido a la luz, como Joe Bonomo, quien fue el que hizo la foto de tapa de este libro, Esplendor .
—Por último, ¿cómo se siente estar de nuevo en Santa Fe, tu provincia de origen, presentando ésta selección ligada a una época tan particular de tu vida?
—Lo que yo siento ahora al volver a Rosario, donde empecé a escribir poemas y luego posteriormente a la ciudad de Santa Fe donde también comencé a escribir Esplendor, es el cierre de este ciclo. Siento que también fue un viaje, como un boomerang en el cual yo me desperté tanto como escritor o como homosexual en Santa Fe y en Rosario. Repito, muchos de los poemas de la primera parte fueron escritos en Rosario durante esas escapadas que yo tenía para encontrarme con chicos, estamos hablando de que fue a fines de los ‘80, inicio de los ‘90, era otra época. Si no fuera presentado en la ciudad de Santa Fe y en la ciudad de Rosario, Esplendor no sería Esplendor. Para mí es mucho más valiosa la presentación del libro en la provincia de Santa Fe que en Buenos Aires, porque ahí nació. Es un libro santafesino. También es importante porque se trata de un artista de la región, criado en Santa Fe, y se podría decir que es un reflejo social, un reflejo latinoamericano. Este puede ser un libro considerado literatura latinoamericana, pero en primera instancia es literatura santafesina.