Ya bajó un poco la emoción, se calmó la vorágine del festejo y la cabeza se metió en un nuevo objetivo, pero para Quimsa de Santiago del Estero quedará para siempre la alegría del título continental de la Basket Champions League logrado en Montevideo ante el temible Flamengo. Y para el rosarino Diego Lo Grippo la satisfacción de que su trabajo silencioso tiene premio, esa labor que muchas veces se nota cuando sale algo sale mal, pero que pocas veces es reconocida cuando finaliza en un éxito.
El ex ala pivot se preparó durante años para trabajar en la dirigencia deportiva, para hacerse cargo de un rol que aparece mencionado como mánager, secretario técnico, director deportivo y mil maneras más, pero que en definitiva se trata de tomar decisiones con el riesgo que ello conlleva. Y Logri acertó, como cuando sacaba ese tiro letal de media distancia.
“Es una satisfacción enorme. Lo pudo resumir en felicidad, emoción. Todos esos sentimientos me genera ser campeón de América. Y yo creo que es merecido porque se conformó un gran grupo, que quiso ganar, que sorteó obstáculos resultantes de la pandemia y la falta de básquet”, explicó Diego, quien resalta el trabajo de todos: “Los jugadores y el cuerpo técnico nunca dejaron de lado el objetivo. Siempre apostaron por el bien común y tiraron para adelante. Estoy muy orgulloso por el equipo y también de los que están detrás de escena, como Gerardo Montenegro con su ímpetu, empujando para que luchemos por el objetivo. Se lo merecía toda la organización”.
En medio del parate, Quimsa debió reconstruir el equipo con una gran cuota de incertidumbre sobre lo que vendría: “La reconstrucción del equipo fue complicada, generó nervios y ansiedad. Al no haber básquet local algunos jugadores tomaron lógicamente otras opciones porque otras ligas empezaron antes que la nuestra y a eso le tenemos que sumar las regulaciones de práctica e ingreso de extranjeros que teníamos en Argentina. Pero hicimos un trabajo largo y desgastante que tuvo su fruto con el campeonato logrado”.
Así como su carrera en el básquet tuvo vértigo desde el inicio, su primera experiencia en este nuevo cargo también le deparó emociones fuertes. “Por ser nuevo me tocó vivir esto con ansiedad, pero con esfuerzo lo sacamos adelante. Desde que se suspendió todo el 18 de marzo siempre fuimos optimistas y positivos. Tuvimos la ilusión de que se reanude, de mantener un buen plantel y de llevar a Quimsa lo más alto posible”, analizó el rosarino, quien resaltó el trabajo de los entrenadores y profesionales que rodean al plantel: “Seba González y todo su cuerpo técnico y médico estuvieron a la altura no sólo en la táctica sino en lo físico y en la parte de psicología, que fue clave en este tiempo. Tuvimos la ilusión intacta y eso sirvió para que en poco tiempo el equipo se ensamble rápido y logre este hecho histórico”.
Lo Grippo reconoce que vio que el equipo podía dar el gran golpe en una competencia que hasta en la Copa tenía escrita la palabra Campeón en portugués, como si ya tuviera destino asegurado. “Yo creo que nuestros jugadores sabían que podían. Desde afuera lo veíamos, lo palpaba y creía que podíamos lograrlo. Es verdad que el candidato era Flamengo pr la gran diferencia de presupuesto, pero eso no garantiza nada. Hubo ganas de ganar, un gran grupo humano y a veces eso suple la parte económica. No éramos candidatos pero interiormente teníamos todo para lograrlo”.
Camina, grita, se desespera. Su trabajo está hecho con antelación y poco puede cambiar cuando la pelota va al aire. Ahora fuera del rectángulo, Diego lo vive con más nervios: “Lo llevo peor que cuando era jugador. Antes uno podía descargarse en el campo, ahora sólo puede ponerse afónico, alentar, y tratar de ayudar al equipo. Me pone mucho más nervioso. Pero es mi pasión, son años de dedicarle todo el tiempo al básquet. Y los disfruto igual”.
“En el lugar que me toca estar, me pone orgulloso ser parte de este logro y de esta organización. Es un hecho histórico para Santiago del Estero y para Argentina, que sigue entre las potencias por volver a ser campeón de América”, resume Diego, que ahora se mete de lleno en la Liga Nacional que se abrió el miércoles: “Al equipo lo veo bien para la Liga porque se mantuvo el plantel y nuestro deseo es intentar estar en los lugares de privilegio porque creemos que tenemos todo para competir en lo más alto. Es atípico con el formato burbuja y partidos en días seguidos. Habrá rotación mayor imagino por el desgaste y buscar la forma para que todas las noches el equipo esté competitivo”.
Otro rosarino que triunfa, que logra su premio al trabajo bien hecho y al sacrificio. Lo Grippo manejó su destino, construyó su futuro desde el retiro, reconvirtió su destino en el básquet y logró ser exitoso en el corto plazo. No es algo que pase todos los días.