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Diego Rojas, el periodista que emuló a Rodolfo Walsh en la investigación de un crimen

El periodista porteño fue autor de la profusa investigación que terminó en el libro "¿Quién mató a Mariano Ferreyra?", un texto en la línea de "¿Quién mató a Rosendo?". Muerto prematuramente por enfermedad, ejerció su oficio con destacable compromiso y colegas y amigos expresaron su dolor en redes

En octubre de 2010, militantes del Partido Obrero cortaron las vías de la línea del ferrocarril Roca a la altura de Barracas en protesta por la promesa incumplida del pase a planta de trabajadores tercerizados. En esa situación fue cuando se produjo un ataque a los militantes por parte de otros trabajadores ferroviarios de los talleres de Remedios de Escalada para intentar frenar el piquete.

Los militantes fueron desalojados a piedrazos y luego una patota comandada por cuadros sindicales pertenecientes a la Unión Ferroviaria persiguió a los manifestantes y abrió fuego sobre ellos. Uno de ellos resultó herido, su nombre era Mariano Ferreyra y tenía 23 años y la fatalidad quiso que llegara muerto al hospital.

El sonado caso de Mariano Ferreyra fue un antes y un después en la vida gremial y política argentina por tratarse de la primera víctima fatal en una movilización social desde 2003, año en que asumió Néstor Kirchner, quien luego del asesinato se comprometió a encontrar a los responsables.

Luego de la muerte del mandatario, ocurrida en 2010, no pocas versiones hablaban de una fuerte discusión mantenida con Hugo Moyano, en ese entonces secretario general de la CGT, a raíz de los fuertes indicios que señalaban a José Pedraza como quien impartió la orden de disparar contra los militantes. En 2012 Pedraza sería condenado a 15 años de prisión, junto a otros imputados, como responsable intelectual en el homicidio de Mariano Ferreyra.

Tras la muerte del joven militante, al periodista Diego Rojas, cronista de la Revista 23, le pidieron desde la redacción de la publicación hacer un perfil de la víctima. Durante meses de un trabajo arduo de investigación, Rojas comenzó a plantearse nuevos interrogantes acerca de por qué lo habían matado, qué se escondía tras ese crimen y el resultado fue una profunda investigación que terminaría revelando la corrupción de ciertas organizaciones sindicales que arman fuerzas de choque y utilizan métodos violentos para defender sus intereses, incluso a veces con sus mismos afiliados.

Así, Rojas escribió el libro conocido como ¿Quién mató a Mariano Ferreyra?, y cuando le preguntaron por sus motivaciones para la factura de ese libro, el periodista expresó: ¿Quién mató a Mariano Ferreyra? remite claramente a ¿Quién mató a Rosendo?, de Rodolfo Walsh, en función de la continuidad del accionar de ciertas organizaciones sindicales que cuidan sus privilegios. Quise investigar qué privilegios y qué negocios defendía Pedraza, quién había sido Mariano Ferreyra, y qué había pasado el día en que lo asesinaron”.

La investigación hecha por Rojas fue ardua y dolorosa en varios sentidos. Él lo contaría del siguiente modo: “Las entrevistas que realicé con familiares, amigos, con la primera novia de Mariano Ferreyra, fueron experiencias muy duras porque estaban conmovidos por el amor hacia Mariano. Es muy difícil cuando la persona que estás entrevistando se pone a llorar. No podés plegarte a esa emotividad porque el objetivo de la entrevista es avanzar sobre eso, pero es muy difícil. En el verano entrevisté a Beatriz, la mamá de Mariano Ferreyra, en la casita que tienen en Santa Clara. Alquilé un auto y cuando estaba yendo me dijeron que era su cumpleaños, traté de cambiar la entrevista, pero al final la hicimos igual. Estaban las dos hermanas de Mariano y una me dijo «tratamos de recordarlo como era, homenajearlo». En ese momento Beatriz la interrumpió: «pero a veces no se puede: hoy quisiera que venga a darme un beso» y se puso a llorar, fue tremendo. Terminé la entrevista, me subí al auto y en un momento tuve que pararlo, estaba hecho pelota. Y me largué a llorar. Claro que me marcó, me sigue marcado y no puedo desligarme del caso tan fácilmente”.

Además de ese libro esclarecedor acerca del funcionamiento de ciertas mafias sindicales, Diego Rojas escribió otros libros como Argentuits (2012), donde aborda las redes sociales en Internet para indagar en cómo revolucionaron el mundo de las comunicaciones constituyendo una marca insoslayable de esta época; El Kirchnerismo feudal (2013), donde analiza a ese sector político desde sus discursos y sus objetivos, y La izquierda (2020), donde profundiza en episodios históricos clave, como la llegada del enviado de Karl Marx a la Argentina, reflexionando sobre los esfuerzos por construir una nueva era en el país.

También incursionó en la coautoría con Pasen música. El caso Santiago Maldonado en la era de la posverdad, donde analiza exhaustivamente los medios de comunicación, los discursos oficiales y el impacto de las redes sociales en la cobertura informativa del caso.

Pero es indudable que su historia del crimen de Mariano Ferreyra, en la forma que investigó y escribió resultó un testimonio clave para la condena del sindicalista ferroviario José Pedraza, ideólogo del ataque al militante trotskista. Y fue además un libro que lo situó más públicamente.

Joven todavía, Diego Rojas falleció hace un par de días y fue  un golpe duro para el ámbito del periodismo y la cultura en general. Muchos colegas dieron cuenta en redes de su enorme pesar por esta desaparición temprana de aquel a quien además consideraban como alguien de alta calidad humana.

El periodista y escritor Martín Caparrós, quien encarnó al mismo Rojas en la adaptación al cine de su investigación sobre el crimen de Ferreyra (de título homónimo al libro y dirigida por Julián Morcillo, Alejandro Rath), lo despidió a la distancia con estas palabras: “Con sus anteojos negros trotskistas, en su lugar más propio, mi amigo Diego Rojas. Yo fui él en una película, reconstruyendo su búsqueda para averiguar quién mató a Mariano Ferreyra. Así que un poco de mí se va con él. Salud, Diego, y hasta siempre”.

Por su parte, la escritora Claudia Piñeiro lo recordó así en la red social X: “Adiós amigo querido, @zonarojas. Te recordaré siempre como un gran amigo, lleno de ilusiones, con ganas de vivir hasta el último día, trosko por siempre, de la mejor gente que he conocido. Ahora lloro por vos pero prometo recordarte con alegría junto a tantos amigos que quieren”.

La también periodista y traductora Hinde Pomeraniec, quien fue su editora en Infobae Cultura por varios años, escribió conmovida tras la noticia: “Creo que lo que más vamos a extrañar es el vértigo de su opinión por asalto. Diego estaba siempre atento a todo lo que tuviera que ver con la cultura; para él, escribir y opinar sobre libros, sobre cine, teatro o arte era periodismo de divulgación –esta última, una palabra subestimada por no comprendida, pienso– pero como era militante las 24 horas del día, esa divulgación ilustrada era también una forma de la política. Yo dirigía la editorial Norma cuando Diego trajo la propuesta. Hasta ese día, nunca había visto a nadie en este oficio convertirse en Walsh. Todavía recuerdo el llamado tembloroso de Diego luego de conseguir la entrevista con el sindicalista, recuerdo el esfuerzo descomunal de escribir y terminar el libro en un mes y medio y también las charlas con él y con Mariana Morales, la editora de no ficción que lo acompañó en esa patriada, Su ¿Quién mató a Mariano Ferreyra? le puso el sello a ese homenaje de Diego al más grande periodista literario que tuvo la Argentina”.

Una larga lista de colegas y amigos coincidieron en que Rojas era un apasionado del cine, famoso por sus recomendaciones cinematográficas en sus redes sociales. Además era una persona comprometida con las causas justas, dispuesta a debatir sin cesar y a defender lo que consideraba correcto, aun cuando esto implicara enfrentar adversidades.

 

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