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Los alimentos que se pueden guardar sin mirar su vencimiento

Las aceitunas que vienen en frasco pueden durar, sin abrir, fácilmente tres años en la despensa. Algo similar ocurre con el atún en lata, que puede durar hasta 4 años.

La mayoría de los alimentos que se tienen en la casa no duran más de una semana en la heladera. Sin embargo, hay aliados de la alacena que podrán estar guardados hasta dos años sin pudrirse.

La clave es PH de estos alimentos –su nivel de acidez–, su contenido de agua o de azúcares y los tratamientos a los que fueron sometidos para mejorar su conservación.
El arroz, un alimento noble

Entre estos se encuentra el arroz, que además de ser un cereal versátil, es muy difícil que se eche a perder.
María Cecilia Nucerino, técnica en  alimentos, explicó que la clave está en el agua y en cómo el arroz fue desecado, ya que este ceral rico en fibras  tiene  una cantidad muy baja de agua y por ello, no hay chance de que se genere crecimiento microbiano, responsables del deterioro de los alimentos.

Algunos de los alimentos que se pueden guardar

Mostaza: es otro de los productos que podemos dejar por meses en la alacena y en la heladera, gracias a la cantidad de vinagre que contiene.
Al igual que el kétchup, el vinagre de este aderezo previene la proliferación de microorganismos.
Legumbres: los porotos, las lentejas y los garbanzos, igual que el arroz, son un alimento desecado. La baja actividad de agua, según los expertos, evita que los microorganismos realicen sus funciones vitales y se ralentiza la velocidad de degradación. Estas legumbres pueden permanecer en perfecto estado entre un año y medio y dos años.
Conservas en lata: su larga duración se debe a ciertos tratamientos a las que son sometidas. Entre ellas, el atún: que pasa por un proceso de cocción que inactiva las enzimas responsables de su deterioro. Además, se cubre con salmuera, aceite o alguna salsa especial para eliminar el oxígeno que haya en el  envase. Finalmente, se lo somete a un proceso térmico de esterilización y se cierra el envase herméticamente. La vida útil de este pescado (sin abrir la lata) suele ser de unos cuatro años.
Vinagre: si los aderezos que lo contienen tienen larga duración, este ingrediente  dura años. De hecho, se lo utilizó durante siglos para conservar todo tipo de alimentos. Hoy en día, se sigue usando en numerosos procesos de conservación como la salmuera.
Aceitunas: la que vienen  en frasco pueden durar, sin abrir, fácilmente tres años en la despensa. Es que al igual que con el atún enlatado, son sometidas a tratamientos térmicos que eliminan los posibles microorganismos y el líquido en el que están sumergidas es ácido.
Maicena: puede durar años en la alacena gracias a su baja actividad de agua.  Lo recomendable es mantenerla en un lugar fresco y seco.
Miel: para muchos imprescindible a la hora endulzar postres, bebidas e infusiones, contiene una gran cantidad de nutrientes y tiene propiedades antibióticas y antibacterianas. Su  elevado contenido de azúcares y agua, su alto nivel del PH y sus propiedades antibióticas permiten que se la pueda conservar por años. Sólo hay que asegurase de que en su interior no haya quedado nada, que esté bien tapada y que el lugar donde esté guardada sea seco y con temperatura entre 10º y 15º.
Café soluble: el proceso de liofilización, por el que pasa antes de llegar al frasco, lo convierte en un aliado de larga duración. La liofilización, es el proceso por el cual se deshidrata mediante una rápida congelación, luego se elimina el hielo variando las condiciones de temperatura y presión, por lo que el agua pasa del estado sólido al vapor. Este tratamiento deja al café con un nivel muy baja de agua y lo hace durar casi dos años en perfecto estado.
Sirope de arce: conocido también como miel de maple, llega a la  Argentina desde Canadá ya que los árboles de dónde sale la savia con la que se elabora este jarabe sólo se encuentra en el norte del continente, tiene una vida prolongada que podría superar los tres años, apunta a Télam Daniel Ancona, asesor de la empresa importada de este producto.
Pasa algo similar que con la miel, apunta Nucerino, ya que el alto contenido de  azúcar provoca la reducción de actividad del agua, impidiendo el desarrollo de microorganismos

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