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Diez años para un homicida

Ésa es la pena que el juez de sentencia Julio Kesuani le dictó a Catalino Bravo por la muerte de su hermano Roque, ocurrida en marzo de 2007 tras una discusión en la casa que ambos compartían.

Un peón rural de la zona de Soldini fue condenado a diez años de prisión por matar de un escopetazo a su hermano mayor durante una pelea en marzo de 2007, de la cual adujo no recordar nada por el estado de ebriedad en el que se encontraba. La pena fue dictada por el juzgado de Sentencia de la cuarta nominación, a cargo de Julio Kesuani.

Los hermanos Bravo trabajaban y vivían juntos y discutían a menudo. Pero el domingo 14 de marzo de 2007 Catalino, el menor de ellos y en ese entonces de 53 años, le dio el peor de los finales a las diferencias que mantenía con Roque, de 56. Un escopetazo en el tórax en la puerta de la casa que ambos compartían junto a sus familias terminó con la vida de éste.

Según reconstruyeron los pesquisas a través de distintos testimonios, ese día los hermanos habían comenzado a beber temprano en el barrio Tío Rolo y ya en un estado de importante ebriedad entablaron una discusión.

Alrededor de las 15  Roque se fue a su casa mientras que Catalino continuó bebiendo y, según sus propias palabras, lo último que recuerda de ese día es la visita de unos paisanos conocidos de Santiago del Estero con quienes bebió hasta embriagarse.

En esas condiciones se dirigió a la casa de Roque, ubicada en Camino Nuevo a Soldini y el límite del Municipio, a la que llegó alrededor de las 17. En la vivienda convivía Roque con su concubina e hijos desde hacía 16 años y también Catalino que ocupaba una de las piezas y baño.

Según la declaración de la mujer de Roque, Justa Pastora Pogonza, su marido llegó muy borracho y le manifestó que había discutido con su hermano. Unas dos horas más tarde, la mujer contó que llegó su cuñado, que insultó e invitó a pelear a su marido. Nuevamente los hermanos dieron comienzo a una riña y Justa los dejó solos. Pero inmediatamente escuchó una detonación y cuando entró encontró a su marido ensangrentado.

La mujer llamó a la Policía y a una ambulancia y dijo que Catalino ya no estaba y que se había fugado por las quintas del lugar.

Pero cerca de la medianoche de ese domingo el hombre se presentó por su cuenta en la comisaría 33ª en donde quedó detenido. Roque murió en el hospital de Emergencias al día siguiente mientras que Catalino dijo a los uniformados que sólo recordaba una pelea con su hermano.

Por eso, no supo decir en dónde había dejado el arma ni quién se la había prestado.

Pese a que el imputado dijo no recordar nada y que se enteró del deceso de su hermano Roque por boca de otro hermano, el juez Kesuani condenó a Catalino al entender que no se advierte la existencia de otra persona que podría haber sido autora de la herida que causó la muerte.

A eso, el magistrado agregó que el regreso de Catalino a la casa luego de una pelea y la invitación que le hizo a la víctima para volver a pelear comprometen más la responsabilidad del acusado.

Asimismo, el juez tuvo en cuenta las anteriores reyertas que habían mantenido los hermanos. Por último, el fallo señala que una de las hijas de la víctima, Lorena, había visto a su tío con una escopeta de dos caños en la mano.

De esta manera, Kesuani consideró a Catalino Bravo autor penalmente responsable por el delito de homicidio simple y lo condenó a una pena de diez años de prisión.

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