La salida del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB) de la alianza oficialista en Brasil ofrece la oportunidad de «relanzamiento de un nuevo gobierno» de la presidenta Dilma Rousseff, afirmó el ministro Jacques Wagner, jefe de asesores de la mandataria.
«Recibimos con naturalidad la decisión interna del PMDB. Ahora esto le da una excelente oportunidad a la presidenta Dilma para relanzar su gobierno», dijo Wagner a periodistas.
El PMDB del vicepresidente Michel Temer decidió apoyar el juicio político contra la presidenta y respaldar hasta 2018 una gestión del número dos del Poder Ejecutivo, que se ha pasado a la oposición y según el Partido de los Trabajadores se sumó al «golpismo» para derrocar a la mandataria.
Wagner dijo que en las próximas horas la función del gobierno será buscar nuevos aliados en la base legislativa y también en los cargos federales que dejaron los miembros del PMDB.
Dentro del PT la salida del PMDB para tornar a Temer presidente es vista como un «golpe» ejecutado por el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, procesado por corrupción y sobornos en Petrobras.
«Esta conspiración tiene la bendición de una oposición que derrotada en cuatro elecciones presidenciales consecutivas quiere entrar por la ventana al Palacio del Planalto», dijo el líder del gobierno en el Senado, Humberto Costa, del PT.
Ahora los partidos menores serán tentados tanto por el PMDB como por el PT para sellar apoyos frente al juicio político, cuya votación está prevista para mediados de abril.
Por otra parte, no todo el PMDB acompañó la decisión, ya que se mostró con moderación el dialoguista Renán Calheiros, jefe del Senado, y aún tres ministros que son de ese partido se niegan a desembarcar porque no están de acuerdo con el juicio político a la mandataria por el supuesto delito de irresponsabilidad fiscal.
El Partido Progresista (PP), conservador, que tiene el tercer bloque en número en la cámara baja, debe definir cómo se posiciona y sigue al PMDB en el «desembarque» del gobierno.
Anoche, la presidenta Rousseff y el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva analizaron la crisis tras la ruptura del principal aliado del gobierno, y discutieron la nueva composición del gabinete, ante la inminente salida de ministros.
De la reunión participaron representantes del Partido Popular y el Partido Republicano, a los que se les propuso ocupar cargos dejados vacantes por el ex aliado PMDB, que ayer formalizó el fin de la coalición.