Tras un primer intento de dos meses entre septiembre y noviembre, las mascarillas, el pase sanitario y los horarios reducidos de bares y restaurantes serán historia pasada en este país nórdico.
Las discotecas también volverán a abrir hoy y los aforos serán inexistentes.
Las únicas restricciones que permanecen son para los viajeros no vacunados que llegan desde fuera del espacio Schengen de libre circulación.
Este relajamiento casi total se produce en un momento en que Dinamarca registra entre 40.000 y 50.000 contagios diarios, un nivel récord que representa casi el 1% de los 5,8 millones de habitantes del país.
«Tenemos un número extremadamente elevado de adultos vacunados con las tres dosis, es nuestro secreto», explicó el epidemiólogo Lone Simonsen, profesora en la Universidad de Roskilde, cerca de Copenhague, la capital.
Más de 60% de la población ha recibido una dosis de refuerzo. En el resto de la Unión Europea, en cambio, el porcentaje es apenas inferior al 45%.
Incluyendo los casos recientes de Covid-19, las autoridades sanitarias estiman que el 80% de la población está protegida contra las formas graves de la enfermedad.
«Con Ómicron, que no es una enfermedad grave para los vacunados, pensamos que es razonable levantar las restricciones», agrega Simonsen.
La experta considera que la circulación de la variante creará una inmunidad más durable y permitirá enfrentar mejor futuras olas del virus.
La mayoría del país apoya esta estrategia tras dos años de pandemia. Un 64% de los daneses confía en la política sanitaria del Gobierno, según un sondeo publicado ayer por el diario Politiken.
«Es hora de que todo el mundo asuma su responsabilidad», apunta Simonsen.
«Sin pase sanitario, hay un cambio de responsabilidad: los daneses recurren cada vez más a los autotest en un momento en que se reduce el número de test de antígenos disponibles. De este modo, las personas sintomáticas sabrán si están infectadas y podrán quedarse en casa si lo están», afirma la epidemióloga.
En caso de ser positivo, la agencia nacional de salud aún recomienda aislarse durante cuatro días. Sin embargo, los casos de contacto ya no tienen que realizar una cuarentena obligatoria.
También se sigue recomendando el uso de las mascarillas y de los pasaportes sanitarios para las visitas al hospital.
Aunque las autoridades son optimistas, piden prudencia.
«No podemos dar garantías cuando se trata de biología», reconoció la jefa del Gobierno, Mette Frederiksen, que la semana pasada, anunció el regreso «a la vida de antes».
«Está muy bien que esto pare, pero ¿viviremos siempre sin restricciones ahora? Lo dudo», admitió Cille Hjort, una vendedora de comida rápida, citada por la agencia de noticias AFP.
No es la primera vez que el reino escandinavo apuesta por el regreso a la normalidad. El 10 de septiembre, Dinamarca había levantado las restricciones antes de reintroducir el pase sanitario a inicios de noviembre.
Cerrados justo antes de la Navidad, los museos, cines y salas de espectáculos pudieron reabrir en enero.
Ante un nivel de hospitalizaciones en cuidados intensivos inferior al de olas anteriores, varios países europeos, como Francia y el Reino Unido, anunciaron una reducción considerable o el levantamiento de la mayoría de sus restricciones, a pesar de que los niveles de contagios siguen siendo elevados.
«Tras dos años de pandemia, las poblaciones en la mayoría de los países alcanzaron niveles de inmunidad elevados, sea por la vacuna o de manera natural. Así es como termina, a juzgar por lo que vimos en pandemias anteriores», concluye Simonsen.
A nivel europeo, la Organización Mundial de la Salud estima que el 73% de la población habría pasado la Covid-19 desde inicios de 2020.