El rosa es de nena, el azul de nenes. Los niños juegan a la pelota o a los superhéroes. Las nenas tienen sus muñecas, también la cocinita y los bebés para empezar a practicar a ser mamá, más allá de que apenas saben caminar. Y que ni se atrevan a querer patear una pelota o practicar algún otro juego «de varón», porque enseguida serán calificadas de «machonas».
Por suerte los tiempos van cambiando. Y como una onda expansiva, las transformaciones llegan a espacios impensados hace un par de años atrás. En una medida que va de la mano con los cambios sociales que se viven a nivel local y mundial, la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) modificó este año su reglamento de licencia de los clubes para todos los equipos masculinos, y ahora exige que aquellos que participen de la edición 2019 de las copas Libertadores y Sudamericana deberán tener un primer equipo femenino o asociarse a un club que posea el mismo.
Este nuevo requerimiento, que tiene como meta que los clubes de Sudamérica comiencen a invertir más en el fútbol femenino, fue anunciado en marzo de este año, con la particularidad de que no sólo exige que exista un primer equipo, sino también divisiones inferiores o al menos una categoría juvenil.
No hay dudas de que se trata de una medida revolucionaria de parte de la entidad sudamericana, la cual es fundamental para que el fútbol femenino crezca desde las bases y las jugadoras más chicas tengan lugar para practicar, ya que muchas veces tienen que dejar de lado el sueño de jugar a la pelota porque sus clubes cercanos o las ligas donde compiten no tienen planteles femeninos o no aceptan equipos mixtos. Y en caso de no poder (o no querer) formar equipo propio pueden realizar convenios con otros clubes.
También se exige que el club con posibilidad de competir en una copa internacional deberá proveer la infraestructura necesaria para los entrenamientos, soporte técnico y posibilidades de competencia. Es decir, deben invertir no sólo en fútbol masculino sino también en el femenino, “porque viene creciendo en todo el mundo y Conmebol no quiso quedarse afuera de este proceso”, dijeron en el momento del anuncio desde la institución con sede en la ciudad paraguaya de Luque.
Pero no todos los directivos están contentos con esta nueva exigencia. Algunos lo esconden para ser políticamente correctos y otros no tienen pelos en la lengua y derrapan fuerte. Damas y caballeros, con ustedes Gabriel Camargo, presidente del equipo colombiano Deportes Tolima, actual campeón del Torneo Apertura 2018 (masculino), quien manifestó que el fútbol femenino no es viable económicamente, promueve el lesbianismo y que las jugadoras consumen más alcohol que los hombres.
El máximo directivo del equipo que integra el Grupo G con Boca por la Libertadores masculina se fue a la banquina: “Eso anda mal, eso no da nada, ni económicamente, ni nada de esas cosas. Aparte de los problemas que hay con las mujeres, son más ‘tomatrago’ que los hombres y fuera de eso, les cuento, es un caldo de cultivo de lesbianismo ¡tremendo!”.
Con respecto a lo económico, el directivo cuestionó la inversión en el fútbol de mujeres, que desde el 2017 tiene en Colombia una liga profesional, y lo argumentó con el ejemplo del Atlético Huila, actual campeón del torneo local y de la Copa Libertadores femenina: “Pregúntele a los del Huila cómo están de arrepentidos de haber sacado el título y haberle invertido tanta plata al equipo”.
La reacción de la gente no tardó en llegar. La primera en repudiarlo fue Yoreli Rincón, volante del elenco campeón de América: “Presidente Camargo, no se le olvide de dónde vienen sus hijos, de una mujer. ¿O quiere qué una futbolista le planche la ropa y le lleve los platos del club? Respete”, escribió la jugadora en su cuenta de Twitter.
Además del rechazo social a sus declaraciones se espera una posible sanción para el dirigente a partir del Código Disciplinario de la Federación Colombiana de Fútbol. El inciso 4 se refiere a los dichos de miembros directivos y las sanciones contemplan “de veintidós (22) a cuarenta y cuatro (44) salarios mínimos mensuales legales vigentes y la prohibición de ejercer cualquier actividad relacionada con el fútbol de tres (3) a seis (6) meses”.
No hay duda de que la semilla de la involución social que levantó Camargo aún tiene raíces muy profundas en muchísimos aspectos de nuestra vida diaria y que llevará su tiempo desarraigar por completo. Mientras tanto, la lucha sigue y muchas jugadoras se verán beneficiadas con medidas como las que estableció la Conmebol recientemente.