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Disculpas por la patriarcal Justicia del norte santafesino

Lo pidió el Estado a Eva, la joven violada por su padre durante años y quien fue absuelto por abuso sexual agravado

CER. Esa es la sigla que se usó durante 6 años para hablar de una joven que fue abusada por su padre desde los 13 hasta los 19, cuando lo denunció. Fue en Reconquista. En un camino sinuoso donde las estructuras patriarcales encuentran en la Justicia un bastión donde ocultarse. El hombre, que también abusaba de sus hermanas, fue procesado por abuso sexual con acceso carnal agravado, pero un año después el juez Nicolás Muse Chemes lo absolvió. Y la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Vera ratificó la decisión. Pero la joven no se rindió. Su caso fue el primero en el país en llegar a la Organización de Naciones Unidas (ONU), que le dio la razón. Este viernes CER ya no fue CER. Fue Eva. Utilizó su nombre y su rostro para enfrentar a los medios y recibir de boca del gobernador Miguel Lifschitz las disculpas del Estado. Ya le habían otorgado como parte de la reparación histórica un trabajo y una casa en Rosario para que pudiera dejar su ciudad natal, donde su abusador vive en libertad gracias a la complicidad judicial. Sólo restaba las disculpas públicas del Estado, que en Santa Fe habían sido dadas solamente una vez. Fue a la madre de Ana María Acevedo, esa joven embarazada enferma de cáncer a quien el hospital Iturraspe de Santa Fe le negó un aborto terapéutico y la condenó a morir con dolor para no dañar el feto que tampoco logró sobrevivir.

Eva se veía radiante. Y agradeció a todas las mujeres que la acompañaron en su camino. “Estoy aquí para decirles a las mujeres que se puede salir, a pesar de las personas que nos hacen tanto daño. A pesar de que una piense que no hay escapatoria, les digo que sí, que podemos y que somos como una perla cubierta de cristal: pudieron destruir el cristal, pero no la perla valiosa que somos”, sostuvo Eva.

También le agradeció al gobernador  “por hacerse cargo de errores que cometieron otras personas. Gracias por tomarse su tiempo. También gracias a Matías Figueroa Escauriza (secretario de Gestión Pública del Ministerio de Justicia). Les agradezco enormemente a todas las mujeres que estuvieron a mi lado y a las dos instituciones que estuvieron conmigo, Cladem Argentina e Insgenar”, indicó.

Eva instó a las mujeres a animarse a denunciar, aunque el camino no sea fácil. “Porque lo he pasado: todo lleva su proceso y su tiempo, hay muchas dificultades pero se puede. Hay que dar gracias a Dios que me dio fuerzas y hoy estoy aquí hablando. Muchos me conocieron antes y saben que hoy soy otra”.

“Y quiero que podamos creer que hay justicia; tiene su tiempo, pero hay. Tal vez no la justicia que una víctima quiere, pero hay justicia. Hoy, muchos profesionales nos pueden acompañar, nos pueden contener. Hoy soy feliz», concluyó la joven.

El gobernador Miguel Lifschitz agradeció a Eva por su valentía “que no sólo le ha servido a ella para superar una situación traumática y reorientar su vida, sino que le está sirviendo a muchas mujeres, porque está marcando un camino y ayudándonos a todos a abrir un camino”.

Las disculpas públicas que realizó el gobernador Miguel Lifschitz, como máxima autoridad de la provincia, dan cierre a la demanda y concretan un acto de reparación histórica a la víctima que no recibió una justa respuesta jurídica.

“Hoy estamos asumiendo las responsabilidades del Estado. Podríamos decir que ocurrió en otro momento, en otro Poder, que no somos responsables directos, pero prefiero pensar que todos tenemos alguna responsabilidad por no haber actuado a tiempo, por no haber escuchado, por no haber hecho lo que estamos haciendo ahora antes; por no haberlo hecho en otros casos parecidos, por haber esperado una resolución de las Naciones Unidas, por no haber aplicado todavía una sanción a los funcionarios judiciales que cometieron este atropello”.

“Este es el sentido, hacernos cargo, porque todos tenemos alguna responsabilidad sobre las cosas que pasaron y mucha más responsabilidad para evitar que sigan pasando”, afirmó el gobernador y agregó: “Tenemos que lograr un Estado más sensible, más dinámico, más ágil y más en sintonía con los derechos porque esa es la base para construir una sociedad más democrática”.

“Existen pocos casos como este, que nos permite reivindicar el rol de la política, que permite encontrar causas comunes. Este es un tema de fondo y de futuro porque no hay futuro si no hay reconocimiento al derecho de las mujeres, si no terminamos con la violencia hacia las mujeres y los niños” concluyó Lifschitz.

 

El caso

El hombre de 50 años abusaba de ella y de todas sus hermanas de manera sistemática y repetida. Cuando CER tenía 17 lo denunció en la Justicia junto con una de ellas. El juzgado en lo Penal de Instrucción del Distrito Judicial Nº 4 de Reconquista procesó al padre por abuso sexual con acceso carnal agravado, reiterado en número indeterminado de veces.

Un año después, el juez de Sentencia en lo Penal de Vera Nicolás Muse Chemes lo absolvió y cinco meses después la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Vera ratificó la sentencia. El hombre había dicho que las hijas lo denunciaron porque era un padre severo. Estuvo 9 meses en prisión y salió en libertad. En el barrio decían que era un puntero político. Cuando regresó a la casa mató unos chanchos y una vaca que tenía en el campo e invitó a todos los vecinos a celebrar. En la actualidad sigue en la calle y vive de changas.

Eva supo de la resolución a través de los medios de comunicación. Se contactó con organizaciones de mujeres y revisaron el expediente. En el caso trabajaron Soledad Salazar, quien era concejala en Reconquista, la psicóloga Graciela Sosa y la concejala Norma López, junto con Viviana Della Siega y Susana Chiarotti, quienes ya habían llevado adelante un planteo sobre una reparación histórica en Chaco. Para ellas, la sentencia se basó “en concepciones discriminatorias, estereotipos de género y mitos sobre la violación”. Por eso, iniciaron acciones legales al Estado provincial y nacional.

Eva vive en Rosario desde hace seis años. Tuvo que dejar su casa en Reconquista después de que la Justicia liberara al padre.

El año pasado Eva terminó el secundario en Rosario. En la actualidad cría a su hijo de 5 años, y trabaja en la administración pública. Para el año próximo quiere anotarse en la carrera de Trabajo Social. “Antes era introvertida y este proceso la afianzó mucho. Se empoderó y tuvo un gran crecimiento personal”, contó Salazar.

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