El más reciente ataque a balazos en Rosario fue en un barrio concurrido. Lo perpetraron en la madrugada de este sábado, con la sede del Club Echesortu, ubicada en San Nicolás 1350, como blanco. Seis proyectiles dieron contra el frente de la edificación y algunos perforaron puerta y ventanas.
El aviso de la balacera fue a través de un llamado al sistema 911. Personal de la comisaría 7ma que llegó al lugar pasadas las 8 entrevistó al encargado del club, un hombre de 49 años, quien brindó su versión de los hechos. Explicó que la institución tiene cámaras de seguridad, pero que no grabaron el momento del ataque porque no estaba cargado el soporte para el registro de video.
La Policía constató seis impactos de bala en el frente, y recogió cinco vainas servidas del piso. El atentado no causó heridas a personas, pese a que algunos de los proyectiles destrozaron vidrios y quedaron incrustados en el interior.
El encargado del edificio, donde funciona también un comedor del gremio Empleados de Comercio, estimó que el atentado no estaba relacionado con las causas penales que involucran a directivos de la institución. Es que, a mediados de septiembre pasado, la sede del club fue allanada como correlato de la investigación de una supuesta red de lavado de dinero proveniente del juego clandestino y el narcomenudeo que tiene como una de sus cabezas visibles a Yalil “Turco” Azum, detenido una semana antes de los procedimientos –15 en total– que encabezó Gendarmería Nacional en domicilios de Rosario por ese entonces.
Allanamientos por el deporte de lavado
El Turco Azum y una mesa de dinero en el Club Echesortu en la mira de la Justicia federal
Voceros de la causa federal que comanda el magistrado Carlos Vera Barros remitieron los operativos a una investigación iniciada a raíz de varias denuncias cursadas a mediados de 2017. Según esas presentaciones, en la sede del Club Echesortu funcionaba una mesa de dinero que blanqueaba plata de la venta de drogas de la banda Los Monos y otorgaba préstamos a tasas usurarias.
Esos testimonios mencionaron una logística aceitada y la intervención de un escribano con el propósito de apoderarse de las propiedades de los morosos.
La pesquisa, que corrió por cuenta del Grupo de Investigaciones Patrimoniales y Financieras de la Sección Antidrogas Rosario de Gendarmería, esbozó la estructura de una organización para el ingreso al mercado legal de dinero proveniente de diferentes negocios ilícitos.
La investigación permitió determinar la existencia de una arquitectura basada en tres células. Una de ellas se supone encabezada por Omar F., directivo del Club Echesortu cuyo domicilio también fue allanado. Otro bajo sospecha es el operador financiero Cristian P., con antecedentes por causas de lavado de activos en la ciudad entrerriana de Paraná y dedicado a concretar operaciones bancarias no autorizadas, compra y venta de bienes a nombre de terceros e inversiones en empresas nacionales y extranjeras, siempre según voceros de la causa.
