Al menos 106 muertes violentas se han registrado en el estado brasileño de Espírito Santo luego de que la policía iniciara una huelga hace seis días.
El asesinato de un líder sindical brasileño del sector del transporte provocó una nueva paralización de autobuses en las ciudades de Espírito Santo, el estado brasileño que sigue sumido en el caos, luego de seis días de una huelga policial, durante la cual ya se registraron más de un centenar de homicidios violentos.
Según informes de la prensa local, grupos mafiosos, parapoliciales y delincuentes comunes se adueñaron de las calles en Espírito Santo, el segundo estado petrolero de Brasil ubicado entre Bahía y Río de Janeiro.
El transporte paró sus servicios debido al asesinato a tiros del presidente del sindicato de choferes de la ciudad de Guarapari, Walace Fernaziari, en las afueras de Vitória, la capital del estado. “Es como si hubiera un toque de queda decretado por los delincuentes”, afirmó un vocero del sindicato Sindirodoviarios.
Además, al menos dos autobuses de Vitória fueron amenazados por delincuentes o parapoliciales, quienes les advirtieron que, si circulaban, los vehículos iban a ser incendiados.
El gobernador del estado, Paulo Hartung, aliado al presidente interino Michel Temer, calificó la huelga policial en reclamo de aumento de salarios como un “secuestro”.
Desde las ventanas de sus casas, los vecinos graban videos con escenas de robos a mano armada, saqueos a tiendas de electrodomésticos y destrucción de automóviles.
A su vez, el gobernador del vecino estado de Río de Janeiro, Luiz Fernando Pezao, admitió que existe preocupación por que la huelga se extienda o se produzcan “contagios” en otras regiones.
No hay cifras oficiales de los muertos por la ola de violencia, pero una portavoz del sindicato de la policía dijo a Reuters que desde el sábado se registran 106 homicidios, más de seis veces la tasa de asesinatos en el mismo período de 2016.
Los policías iniciaron la medida en demanda de mejoras a un sueldo base mensual de 2 mil 643 reales (847.96 dólares), que no ha sido reajustado en cuatro años. Espírito Santo, como muchos estados en Brasil, tiene graves problemas para asegurar servicios básicos como salud, educación y seguridad.