El tandilense Juan Martín Del Potro, sin movilidad y con un revés demasiado flojo para el alto nivel, quedó eliminado del Masters 1000 de Roma, al perder hoy en cuartos de final con el serbio Novak Djokovic por 6-1 y 6-4 en un partido que había comenzado a jugarse hace 24 horas pero no pudo completarse por lluvia.
El argentino, ubicado en el puesto 34 del ranking mundial de la ATP, no pudo hacer demasiado para torcer el rumbo de un partido que duró en total una hora y media, ya que ayer se suspendió con ventaja para Djokovic (2) por 6-1, 1-2 y su saque, hasta que llegó la lluvia al Foro Itálico y el partido debió posponerse.
Lo cierto es que Del Potro no pudo poner jamás en apuros al serbio, con quien ahora amplió su racha negativa a solo cuatro victorias contra 14 derrotas, tres de ellas este año, las anteriores sobre superficies rápidas, en Acapulco e Indian Wells.
La «Torre de Tandil», figura excluyente del equipo de Copa Davis de la Argentina que se consagró campeón en 2016, se despidió de Roma con algunas señales positivas y otras negativas, que deberá tomar en cuenta en sus próximos desafíos, que serán el ATP 250 de Lyon desde el lunes y luego el más importante, Roland Garros, el segundo Grand Slam del año que se jugará en París desde el 28 de mayo.
En ese contexto, el tandilense logró tres buenos triunfos, sobre el búlgaro Grigor Dimitrov (11), el británico Kyle Edmund (53) y sobre todo el que obtuvo frente al japonés Kei Nishikori (9), su primer éxito sobre un ‘top ten’ en lo que va del año, en el que jugó apenas 15 partidos, de los cuales ganó una decena.
En cuanto a los puntos negativos, durante casi todos los partidos se mostró demasiado estático, con poca reacción y también empeoró su revés, que lo impacta con slice para no forzar la muñeca izquierda operada tres veces, y ese golpe le alcanza ante la mayoría de sus rivales, pero no le sirve ante tenistas de la categoría de Djokovic, Roger Federer, Andy Murray o Rafael Nadal, los cuatro fantásticos del circuito.
En ese sentido, en la reanudación de su partido con el serbio, se dio una situación particular, ya que «Delpo» perdió rápido su saque y enseguida tuvo un break point a favor para recuperarlo, pero lo desperdició con un revés muy flojo (demasiado flotado) que le dio tiempo a su rival de meterse tres metros adentro de la cancha, armar el golpe a su antojo y responderlo con precisión para salvar esa situación desfavorable.
«Qué revés de mierda !!!», rezongó Del Potro en voz alta, enfadado, consciente de la ocasión que había dejado escapar era única (pasó del posible 3-3 a un 2-4 irremontable) y de que su juego sufría un marcado retroceso respecto de partidos anteriores.
El segundo set fue ajustado sólo en el marcador, porque Del Potro ajustó su servicio y mantuvo la potencia de su derecha, así ganó dos juegos de saque en cero, pero no mostró firmeza con el revés y eso motivó un esfuerzo extra ya que se invertía para evitar ese golpe y darle de derecha, así fue fácil presa de un Djokovic que si bien no es el mismo que cuando erá el mejor del planeta, tampoco está demasiado lejos de su mejor versión.
El argentino salió derrotado por 6-4 y se marchó mascullando bronca, con la idea de comenzar otra vez de cero la semana próxima en Lyon, donde debutará ante el español Marcel Granollers (74) con el objetivo de hacer una buena puesta a punto para llegar con ritmo a París.
El serbio, por su parte, jugará más tarde en semifinales ante uno de los tenistas del momento, el austríaco Dominic Thiem (7), finalista el domingo pasado en Madrid y vencedor en cuartos de final del español Rafael Nadal (4) por 6-4 y 6-3.
En la otra semifinal se medirán el estadounidense John Isner (24) y el promisorio alemán Alexander Zverev (17), de 20 años.
El tradicional torneo sobre polvo de ladrillo que se juega en la capital italiana tendrá este año nuevo campeón, ya que el británico Andy Murray, quien lo ganó en 2016, perdió rápido en la actual edición.
En cuanto a los argentinos que conquistaron el trofeo, Guillermo Vilas se consagró campeón en 1980; José Luis Clerc en 1981 y Alberto Mancini en 1989.